Alberto Donadio  Columna

Opinión

Ya no celan al sapo

La disolución del matrimonio del presidente corre pareja con la disolución, quiebra, liquidación y remate de su Gobierno.

Alberto Donadio
15 de febrero de 2025

Verónica Alcocer estaba embarazada. Esperaba una niña. Verónica visitaba Isla Margarita con su marido. Esto ocurrió hace unos 20 años, porque ella se casó con Gustavo Petro en el año 2000. Una pareja de colombianos que también paseaba por la isla con su hija pequeña se les acercó para saludarlos. Luego comieron pescado frito en el puestico de un pescador. Verónica le dijo a la mamá colombiana, cuya hija tiene ojos azules, que estaba mirando fijamente a la niña para que le saliera así de linda y no como el sapo, refiriéndose a Gustavo, su marido, ahí presente. Evidentemente, Gustavo no logró en el noviazgo que Verónica se tragara el cuento de que él es Aureliano Buendía. Con el tiempo, sin embargo, Verónica se volvió muy celosa del batracio. En 2011 le dijo a kienyke.com: “Las mujeres somos celosas, somos posesivas. Aunque yo estoy completamente segura de él y de la relación, le tengo celos hasta de mis hijas”.

Está demostrado el ataque de celos de Verónica contra la bumanguesa Leszli Kalli, diseñadora gráfica y animalista. Ella le escribió a Petro en la campaña a la alcaldía preguntándole si podía ayudarla. Una vez elegido, Petro le dio un contrato y Kalli se fue a trabajar a Bogotá. Tenía 31 años. Lo que voy a relatar aparece en el libro de Kalli En las entrañas del poder, publicado por la editorial Icono. Kalli confiesa que se sentía trabajando “para el único político honesto en Colombia”. Al poco tiempo de empezar el contrato, Kalli se topó con Verónica y su asesora, Moira Garcés. Las saludó, pero Verónica no le contestó el saludo: “Me mira de pies a cabeza de forma despectiva y se va”.

Poco después, su jefe, Daniel Winograd, le pregunta:

“–Leszli, ¿usted ha estado sola en el despacho del alcalde?–No. Las veces que he ido, he ido contigo.–Leszli, de ahora en adelante la quiero a metros del despacho y del alcalde”. Escribió Kalli: “Daniel me dice que por favor no vaya a la Alcaldía porque a la señora del alcalde le llegaron con rumores de que yo tengo una relación con él. Quedé de una sola pieza”. Winograd habló con el secretario de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, hoy ministro de Salud, para trasladar a Kalli a Engativá al centro de zoonosis. Jaramillo le dijo a Kalli “que él sabía que Verónica era una mujer muy celosa, pero que estaba para ayudarme”. A Kalli le dijeron después de trabajar en Engativá que se marchara a otras dependencias, pero después de un año ella buscó trabajo fuera de la Alcaldía y fue a contarle a Winograd, que la felicitó y le dijo: “Que por favor me fuera rápido porque ya venía entrando Verónica Alcocer”. Un periodista le contó luego a Kalli que él mismo había visto un chat vía BlackBerry entre Winograd y Petro en que el alcalde le advertía a Winograd que Verónica venía en camino”.

Una madrugada, una voz masculina llamó al celular de Kalli y amenazó con violarla. Con la ayuda del Gaula, Kalli averiguó que la llamada la hizo Christian Puentes, periodista de la Alcaldía. Kalli presentó una denuncia. Buscó como abogado a Iván Velásquez, el mismo ministro de Defensa que renunció esta semana, pero después de oírla él le informó que por tener asesorías con el alcalde no podía representarla. Por esta época, Kalli viajó a Bucaramanga. Al regresar a Bogotá tomó un taxi en el aeropuerto y le preguntó al chofer cómo estaba el clima. La respuesta fue: “Caliente, le descubrieron moza al alcalde”. Ella quedó de una sola pieza.

No se sabe exactamente cuándo Verónica Alcocer dejó de celar a su marido, pero fue hace bastante tiempo. Nunca objetó la presencia de Laura Sarabia al lado de Petro, presencia que, si se cuenta el tiempo de la campaña, suma casi cuatro años. Sarabia tiene hoy 30 años, edad similar a la de Leszli Kalli, que nunca tuvo un cargo contiguo a Petro. Tampoco se sabe cuándo Verónica abandonó el hogar, pero es un hecho notorio que la primera dama no vive con el presidente ni viaja con el presidente. No se saben los motivos de la separación de facto. ¿Tienen que ver con el estado mental del presidente? ¿Con la química de su cerebro? Sea cual fuere la razón, no se puede culpar a Verónica Alcocer. Todo el país se separó de Petro. El único que se le acerca, mientras todos se alejan, es un drogadicto, Armando Benedetti. Los que votaron por Petro lo abandonaron por el fracaso estruendoso de su gestión. Y porque el Petro de hoy no es el Petro parlamentario que se expresaba en un lenguaje racional. Si en el Congreso Petro hubiera exhibido la mente descarrilada que mostró en el reciente consejo de ministros, no habría llegado a ningún Pereira.

La disolución del matrimonio del presidente corre pareja con la disolución, quiebra, liquidación y remate de su Gobierno.

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