ENTREVISTA
Alias Calarcá, señalado de la muerte de siete militares en el Guaviare, se refiere al 2026: “Si preguntan por quién votar, responderemos que por los de Petro”
Calarcá Córdoba, responsable del ataque a siete militares en el Guaviare, recibió a SEMANA en las profundidades de ese departamento. Descartó firmar la paz, entregar las armas y ubicarse en zonas de concentración, al menos, en lo que resta del Gobierno Petro. Sin embargo, quiere seguir dialogando en la mesa de negociación.


Calarcá Córdoba, responsable de la muerte de siete militares en San José del Guaviare, habló con SEMANA desde la clandestinidad. Las autoridades lo buscan para que responda por estos hechos que suscitaron repudio en Colombia.
Este medio viajó por más de seis horas en vehículo, por trochas, caños y carreteras desoladas, donde solo las Farc tienen dominio. Los carteles con las prohibiciones de las disidencias abundan.
Fueron horas y horas de camino, y el Ejército no apareció. Calarcá controla la zona, aunque los hombres de Iván Mordisco también se la disputan a muerte.
Calarcá fue capturado en 2024 en carreteras de Antioquia cuando se movilizaba en camionetas de la Unidad Nacional de Protección que llevaban dinero y armas. Sin embargo, fue dejado en libertad porque forma parte de la mesa de negociación con el Gobierno de Gustavo Petro, que no ha dado resultados.
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SEMANA: Colombia está indignada por el asesinato de seis militares a manos de sus hombres en el Guaviare.
C.C.: No atacamos al ejército. Lo ocurrido en Guaviare fue un acto en el que se hizo uso de la legítima defensa, como está consignado en los protocolos. En esa región hay una unidad que se llama Isaías Carvajal, del bloque Jorge Suárez Briceño, y estaba a unos 5 kilómetros del caserío Guanapalo. Se encontraban estudiando el decreto de cese al fuego que expidió el presidente Petro. Permanecían en un campamento. Nosotros, como lo hacen las Fuerzas Militares, sacamos las descubiertas, las exploraciones diarias. En el día podemos sacar tres, cuatro, montar avanzadas, porque de ahí depende la seguridad y la vida de los combatientes. Salió una descubierta a hacer el giro que corresponde y entró en choque con el Ejército, que estaba a 300 metros del campamento. Ya estaban acomodándose para asaltarlos. Esa descubierta entró en combate. Y se formó el tiroteo, en medio de la confusión, pensando que se trataba de tropas de Iván Mordisco, porque ellos están en esa región.

SEMANA: ¿Confundieron al Ejército con la guerrilla de Iván Mordisco?
C.C.: Exactamente. Al comienzo de los tiros fue una confusión. Los muchachos se vinieron a dar cuenta o se percataron de que no era gente de Mordisco, sino del Ejército cuando ya tomaron la posición donde estaba el Ejército. Y empezaron a mirar a los soldados muertos, sus uniformes, los fusiles, y dijeron: “Aquí estamos peleando es con el Ejército”. El muchacho que estaba encargado de esas unidades me mandó un audio: “Camarada, aquí entramos en combate con el Ejército y hay 9 muertos y 5 prisioneros”. Yo le dije: “Repliéguese. Si es con el Ejército, repliéguese inmediatamente. Llame a las dos o tres comunidades cercanas y entrégueles a los prisioneros de guerra. No los vayan a maltratar. Si hay heridos, bríndeles los primeros auxilios”. Les pedí, además, que se retiraran. Los hombres salieron de ahí cuando se dieron cuenta de que se trataba del Ejército. Ya teníamos dos heridos leves. Fue un accidente. ¿Se puede imaginar, si el hecho hubiera sido planificado por nosotros, qué hubiera pasado? Nunca fue planificado. Reitero, fue un accidente.

SEMANA: Pero un accidente que enluta hoy a las familias de esos militares. Es inadmisible. Los colombianos lo señalan a usted de ser un asesino.
C.C.: Es normal esos escándalos, esas polémicas cuando nosotros nos defendemos. No han llamado asesinato ni terrorismo a los 16 guerrilleros que nos han matado a nosotros estando en cese al fuego por parte del Ejército. En Garzón, Huila, seis muertos; en el Tolima, dos; en Colombia, Huila, dos fallecidos y cuatro capturados; en La Chipa, Caquetá, mataron a otros.

SEMANA: El crimen de esos militares puede resultar muy costoso para el proceso de paz que adelantan con el Gobierno Petro.
C.C.: Es costoso, diría yo, por los escándalos que hacen los medios de comunicación y los opositores.
SEMANA: Un momento. Son siete militares asesinados por ustedes…
C.C.: Pero son 16 guerrilleros que han matado por plena iniciativa. Estos soldados murieron por un accidente. Claro, son vidas. Nosotros, que somos guerrilleros, reconocemos que son personas, ciudadanos que tienen padres, hijos, hermanos. Así como les duele la muerte de estos soldados, a nosotros nos duele la muerte de los guerrilleros.
SEMANA: Si las familias de los soldados asesinados leen esta entrevista, ¿qué les puede decir un comandante de un grupo que supuestamente está negociando la paz con Petro?
C.C.: Les diría: toda nuestra solidaridad, nuestro sentido pésame por sus familiares, al igual que por los guerrilleros y campesinos que han caído en esta guerra.

SEMANA: Es casi imposible que el país tenga confianza en ustedes tras la muerte de los siete militares.
C.C.: Ese “ustedes” lo entiendo como si la culpa nos la echaran a nosotros. Y, si vamos a mirar en el terreno, dicen que el Ejército se encargaba de cuidar la zona veredal de Charras; es ilógico. La zona donde están hoy los exguerrilleros está ubicada a 20 kilómetros de donde sucedió el accidente. ¿A quién van a cuidar a 20 kilómetros? Estamos hablando de una cuestión militar. Entonces, a mí y al pueblo que no nos metan ese cuento de que esos soldados estaban cuidando a esos muchachos allá.
SEMANA: Ese asesinato de los siete militares ocurre en medio de un cese al fuego decretado por Petro, que se extiende por un mes.
C.C.: Nos preguntamos qué hay detrás de este ultimátum. Nosotros nunca nos hemos negado a continuar en la mesa. Sí nos sorprende; el presidente duda primero para dar la prórroga y luego sale con un decreto, como cuando usted le pone a otro el cuchillo en la nuca y le dice: “Pega el vuelo para un lado o se lo deja hundir”. Detrás de esto tiene que haber alguna cosa peligrosa. Sacamos una carta y reitero: hemos dejado claro siempre en todos los ciclos con el Gobierno que zonas de concentración y desarme no están en la agenda de nosotros. Eso lo dirán el tiempo y los hechos reales.
SEMANA: Pero el tiempo está pasando, a Petro solo le queda poco menos de un año y medio, y lo que hay es más violencia.
C.C.: Sí, el tiempo del presidente Petro. El tiempo de su mandato está pasando, sabemos que le queda un año prácticamente. Pero es que no hemos solucionado nada. A mí ya me da pena hablar en estas entrevistas y dirigirme al pueblo sobre las tales transformaciones territoriales que apenas están enfocadas en un terroncito de tierra que no coge ni siquiera el uno por ciento de los pobres que necesitan el cambio. Este Gobierno no ha sido capaz de cumplir ni siquiera el uno por ciento de lo acordado. ¿Con qué cara nos van a hablar a nosotros de reagrupamiento? ¿De zonas de concentración? Pareciera que fuera una celada.

SEMANA: ¿Cree que Petro tiene afán de firmar la paz porque se le acaba su gobierno?
C.C.: Claro, eso es lo que se muestra, pero nosotros no estamos trafuguiando a nadie, porque desde un comienzo hemos hablado las cosas con transparencia. Más rápido cae un mentiroso que un cojo. Si hubiéramos echado seis, siete mentiras cuando iniciamos el proceso, hoy estaríamos preguntándonos cómo le hablamos al campesinado. Lo digo aquí: si el próximo Gobierno, que llega en el 2026, nos invita a dialogar, lo vamos a hacer, pero con unas condiciones claras.
SEMANA: Pocos entienden que se hable de cese al fuego y ocurran hechos como la muerte de los militares. En ese sentido, ¿para qué prolongar un cese?
C.C.: No es que yo lo quiera prolongar. Es una exigencia del pueblo. Si esos fusiles no se disparan, no hay muertos, heridos, desgracias.
SEMANA: Pero aun con cese, se siguen asesinando militares. ¿Ustedes quieren prolongar ese cese para fortalecerse militarmente, como se ha denunciado?
C.C.: Eso, normalmente, lo dice la oposición, que jamás quiere que respiremos.
SEMANA: Responda a la pregunta: ¿en estos ceses al fuego otorgados por Petro ustedes se han fortalecido militarmente?
C.C.: Lo normal. No voy a decir que no hemos reclutado, que no hemos ejercido cualquier cantidad de tareas en son de desarrollarnos como guerrilla, porque estaríamos negando lo que somos.

SEMANA: Es decir, sí. Y si Petro no prolonga el cese al fuego, ¿qué ocurre?
C.C.: Habría una contradicción seria, porque hay muchas organizaciones sociales interesadas en el proceso. Si Petro toma esa decisión, nosotros no haremos nada contrario a continuar la lucha normalmente, defendiéndonos a medida que podamos.
SEMANA: ¿Se levantarían de la mesa?
C.C.: Ahí hay unos protocolos, habría que revisarlos, la dirección tendría que sentarse y analizar todo. Si vamos a hablar, pues no nos disparemos y dialoguemos en medio del cese al fuego, y ojalá sin ventajas militares, que siempre han existido.
SEMANA: ¿Ustedes van a firmar la paz con el Gobierno de Gustavo Petro?
C.C.: Siempre he dicho y lo digo: es muy difícil. Nosotros podemos firmar miles de acuerdos, papeles, pero si no hay quién garantice la ejecución de esos acuerdos, ¿en qué termina ese proceso de paz?
SEMANA: ¿Eso es un sí o un no?
C.C.: No es suficiente el tiempo. El tiempo no alcanza. Es muy difícil.
SEMANA: ¿Y una entrega de armas se logrará?
C.C.: Eso sí que menos. Cuando uno dice entregar, es como devolver algo que le han dado a uno. Y a nosotros nadie nos ha dado las armas, las hemos conseguido.

SEMANA: O sea, ¿no se dará una entrega de armas con Petro?
C.C.: No. Es imposible entregar las armas. Si este fuera un Gobierno duradero, por ejemplo, que Gustavo Petro gane nuevamente, son otros cuatro añitos para hablar y seguir ahondando en las conversaciones buscando las salidas.
SEMANA: Pero sin la firma de un acuerdo de paz y sin entregar las armas, me perdona, ahí no hay nada.
C.C.: Pero una firma sin solución es más compleja.
SEMANA: Lo que los colombianos exigen es que ustedes cesen la violencia y entreguen las armas.
C.C.: Se me hace muy raro que usted hable de los colombianos. Si le preguntamos al campesinado, ninguno quiere que entreguemos armas.

SEMANA: La gente quiere un proceso de paz para que se silencien las armas, se firme un acuerdo y no haya violencia. Es sencillo.
C.C.: No podemos decir que todos los colombianos. Esto, reitero, no se soluciona desarmando a un grupo guerrillero. ¿Qué solución ha habido después de 2016, cuando las Farc entregaron las armas? Ninguna. Ahora, la gran mayoría de esos muchachos se fueron a los paramilitares, otros terminaron en bandolas, unos más en las cárceles y algunos muertos. Y los problemas, los mismos.
SEMANA: Si Petro lee esta entrevista, reconocerá el fracaso de su paz total. Se decepcionará de no haber logrado lo que se propuso.
C.C.: Pienso que lo decepcionaría más si yo hablara un montón de mentiras en SEMANA y no cumpliera el día de mañana.
SEMANA: Usted tampoco está de acuerdo con que el Gobierno Petro los ubique en zonas de concentración. ¿Por qué?
C.C.: Eso no soluciona nada y genera más problemas. ¿Quién garantiza que no nos maten? El Gobierno tampoco permitirá que nosotros sigamos desarrollándonos como guerrilla. Habría unos protocolos y no nos permitirán que ejerzamos el trabajo que adelantamos en las regiones. Es una vaina complicada.

SEMANA: Pero es normal. El Gobierno no los va a ubicar en zonas de verificación para que ustedes se sigan expandiendo.
C.C.: No ha sido un compromiso. No está en ningún protocolo. Nosotros no firmamos cese de hostilidades, solo cese al fuego. Que nos quieran imponer eso es otra cosa.
SEMANA: No firmarán un acuerdo, no entregarán las armas y rechazan las zonas de ubicación… Eso resulta difícil de entender.
C.C.: En este Gobierno, no. Pero si Petro sigue, qué tal siga en dos, tres periodos más, por lo menos su corriente, y que coincidamos. Esas armas no son el problema, reitero, hay un problema en la sociedad.
SEMANA: Usted habla mucho sobre la continuidad de Petro. ¿Cree que seguirá en el poder?
C.C.: Como están las cosas es difícil, pero preferimos que siga Gustavo Petro y no los mismos que han estado gobernando.

SEMANA: ¿Qué les dice a quienes creen que su disidencia quiere seguir hablando de paz con Petro para oxigenarse aún más durante este año y medio antes de la llegada del nuevo Gobierno?
C.C.: Propongo una comisión de verificación. Revisemos los acuerdos, vamos al terreno y que esa comisión diga qué está pasando y entregue su veredicto final.
SEMANA: Juan Manuel Santos dijo que “Gustavo Petro y su Gobierno organizaron las disidencias”. ¿Qué responde?
C.C.: No, porque Petro jamás ha venido a darnos una charla u orientación, le dio cumplimiento a lo que habló del diálogo. Nosotros hicimos una petición de trasladar unos mandos de las diferentes regiones a Casa Roja para entrar a las negociaciones. Ahí nos pusimos de acuerdo. Fue en helicópteros de la ONU.
SEMANA: ¿Pero qué piensa de las críticas de Santos a la llamada paz total de Petro?
C.C.: Juan Manuel Santos está preocupado porque hoy está muy clara la mentira que él le metió al mundo y es que las Farc se habían acabado en Colombia. Y porque se descubre el robo que se hizo de toda esa cantidad de dinero que le dieron a Colombia para el posconflicto. Sabíamos que Santos, en algún momento, tenía que decir algo. ¿Por qué cree que a nosotros, cuando iniciamos el diálogo, nos empezaron a llamar Estado Mayor de las Farc o Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia? Porque decían que en Colombia ya no había guerrilla. Siendo claros, sabíamos que estábamos ayudando a la mentira, le anduvimos y por eso nos llamaban Estado Mayor.
SEMANA: ¿Ese lenguaje fue un favor que Petro le hizo a Santos?
C.C.: Un favor que Petro le hizo a Santos y un favor que también le hicimos nosotros, porque nos dejamos llevar por ese cuento.

SEMANA: ¿Cómo ve la paz total de Petro?
C.C.: Ahí no hay nada. Y nosotros sí queríamos que hubiera una paz en Colombia y la queremos; por eso no nos hemos retirado de la mesa. Sí hay un problema grave con la paz total. Petro tiene buenas intenciones, sus discursos van acordes a lo que nosotros planteamos. El problema es que no puede gobernar. ¿Por qué le tocó apelar a la consulta popular?
SEMANA: ¿Ustedes están apoyando la consulta popular?
C.C.: Decir que vamos a mandar a campesinos, no. Pero sí estamos de acuerdo, esas 12 preguntas van bien relacionadas con temas que nosotros hemos planteado en la mesa. Si el campesino nos pide el concepto, les decimos: vayan y voten.
SEMANA: Usted libra una guerra con Iván Mordisco.
C.C.: Lo de Iván Mordisco, por la forma como él nos la puso, esto no se define en medio del diálogo con él. Dejó claro, a través de unos documentos, que éramos sus enemigos. El daño que nos ha hecho Iván, políticamente, es muy grande; el daño que les ha hecho a esas familias, líderes y campesinos que ha matado es inmenso. No voy a decir que Iván es paramilitar, dice ser guerrillero, respetable, pero un guerrillero con un pasado muy negro. Ha causado un daño muy grande a esas familias, porque ha hecho matar a muchos guerrilleros enfrentándose con nosotros. De todos esos grupos que enfrentamos, alguno tiene que desaparecer. Vamos a ver quién es.

SEMANA: Usted tiene a decenas de hombres en sus anillos de seguridad. ¿Con qué plata financia a esa tropa? ¿Con las extorsiones?
C.C.: Lo normal, nosotros nos presupuestamos a través de nuestra política financiera, con unas normas que hay para hacer las finanzas. Tenemos una escuadra, guerrilla, compañía, columna, frente y bloque. Como mínimo, uno debe andar con una escuadra, que es con la que se milita. El sustento de ellos vale. Tenemos unos métodos de financiación.
SEMANA: ¿Siguen extorsionando? La gobernadora del Meta lo ha denunciado mucho y ha dejado al descubierto eso que están sufriendo las víctimas.
C.C.: Ella ha denunciado, es normal que lo diga, es una gobernadora. La gente no queda contenta cuando se le pide plata, pero igual pasa con los peajes, con el IVA, con los impuestos que cobra el Estado. No le diré cuántos somos, pero sí somos un número grandecito. En promedio, el sostenimiento de un guerrillero es un millón por mes en comida, transporte, medicinas, entre otros. Cobramos el impuesto de la coca normal, como el del impuesto de una finca, que vale 200 millones hacia arriba, o el estanco de cerveza, de los más grandes, a quienes se les cobra 10.000 pesos por canasta de cerveza.
SEMANA: ¿Ustedes piensan interferir en las elecciones de 2026? ¿Apoyarán al que diga Petro?
C.C.: Hay mucha trocha abierta. Ya hay un espejo para el pueblo, este Gobierno ha minimizado las muertes. Por lo menos, hay un presidente que se atrevió a hacerle la lucha abierta a ese Congreso, que no quiso aprobar sus reformas en beneficio del pueblo. Si sube una persona que sea de la corriente de Petro o piense algo parecido, se disminuye más la pobreza y la miseria. Lo digo yo, si a nosotros los campesinos nos dicen: “Camaradas, ¿por quién votamos, por los candidatos de Petro, los uribistas o los santistas?”. Ahí les respondemos que por los de Petro. Eso no tiene ninguna duda. No interferimos en las elecciones. Si entra un candidato de Uribe a hacer campaña al Guaviare, que entre, no le pasará nada, el pueblo tiene que ser consciente sobre quién le hace el bien o el daño.

SEMANA: ¿El ELN, en el Catatumbo, tuvo apoyo del Gobierno de Nicolás Maduro en la confrontación con ustedes?
C.C.: Eso no es un secreto. No voy a decir que el Gobierno de Nicolás Maduro es eleno, pero sí sé que hay vínculos de algunos militares con los elenos venezolanos porque ganan platica. Puedo contar algo que me transmitieron los camaradas y es que en la zona de frontera, en el momento de la agresión que hubo contra el frente 33, fue militarizada automáticamente, y los elenos pasaban de Colombia a Venezuela normalmente. Fue un plan orquestado en dos años, aproximadamente, porque allá, en esa frontera, las Farc tenían una infraestructura: un complejo panelero, había aves, cerdos, peces, lo normal de la canasta familiar. Los elenos hicieron un entramado, a través de las Fuerzas Militares de Venezuela, y acabaron todo. Hubo un complot. Venían desgastando a las Farc desde hace dos años, al punto de que lanzaron la ofensiva. Eso no se puede negar. Algunos militares venezolanos vinieron a pelear contra las Farc disfrazados de elenos, llegaron hasta el terreno.
SEMANA: ¿Qué pruebas tiene?
C.C.: Porque se ha encontrado evidencia en los documentos de los muertos, de los equipos que se cogen. Allá es muy complejo, es una zona fronteriza. Tenemos un problema: el Ejército, las tropas venezolanas y los elenos contra el frente 33. Tenemos reconocido que se han ido (entregando a las Fuerzas Militares y a los elenos) unos 120 hombres. En la primera embestida, eso se perdió. La mayoría de muertos son civiles. Los guerrilleros que hayan muerto en la embestida del ELN serían unos 30.