Denuncia
Exclusivo: Andrea Posada denuncia que Santiago Molano, heredero de Ramo, la golpeó brutalmente. Su relato es estremecedor
Andrea Posada fue víctima de golpes y patadas de su esposo, Santiago Molano, el vicepresidente de Ramo. El video de los hechos, grabado en un parqueadero, conmocionó al país. Habla en exclusiva con SEMANA de todo lo que ha sufrido.
Un video de una cámara de seguridad de un parqueadero hizo pública una historia de maltrato que impactó al país. En las imágenes, grabadas hace un par de semanas, se ve cómo Santiago Molano, heredero de Ramo, una de las empresas más grandes y millonarias del país, le da una golpiza a su esposa, Andrea Posada, delante de su niño pequeño. La mujer, que había permanecido en silencio tras años de vivir un infierno en su propia casa, decidió hablar por primera vez.
En entrevista con Vicky Dávila, explicó que ella no fue quien filtró los videos, pero que al ver su drama expuesto decidió “dar un paso adelante para proteger la vida de mi hijo y la mía”.
Los videos de cámaras de seguridad que prueban cómo fue la golpiza contra Andrea Posada. El agresor sería su exmarido Santiago Molano, heredero de Ramo. Todo ocurrió frente al hijo menor de la pareja, hay denuncia por presunta violencia intrafamiliar. https://t.co/if1kX8q65f pic.twitter.com/EennJ4FDPb
— Revista Semana (@RevistaSemana) March 6, 2024
En un diálogo franco y extenso con la directora de SEMANA, contó lo que sucedió ese día, pero también el contexto que antecede a las imágenes que el país conoció. “He sido víctima de toda clase de violencia desde el inicio de nuestra relación, hace más de siete años. Una violencia emocional que conlleva también violencia física, sobre todo, por problemas de alcoholismo”, dijo enfática.
Sobre este episodio, narró que ella estaba en su casa con su niño. “Santiago entra y, sin avisarme, se lleva a mi hijo a la fuerza. Yo no sabía qué estaba pasando, entré, pues, como en shock y preocupación, porque no entendía las razones por las cuales quería llevárselo de la casa. Yo bajo detrás corriendo para intentar pararlo, para pedir ayuda a los porteros en el parqueadero”, detalló.
Lo que sucedió después ya quedó ante las cámaras. En sus propias palabras, ella lo cuenta así: “Él va saliendo en su carro rápidamente, yo me le atravieso y voy hacia la parte de atrás para intentar bajar a mi hijo. Santiago se baja del puesto del conductor, me coge del cuello, me tira al piso y me pega varias patadas en el piso. La cámara de seguridad es de movimiento, entonces no alcanza a captar toda la escena”, aclara.
Adolorida, pero firme en su convicción de no dejar que se lleve a su hijo, Andrea se para e intenta meter la mano en una de las ventanas de atrás para abrir la puerta y bajar al niño. “Él me arrastra también uno o dos metros, tratando de llevarse a mi hijo. Finalmente, durante no sé cuánto tiempo estuvimos discutiendo, yo pidiéndole que por favor me entregara a mi hijo”, agrega. Cuenta, además, que en ese momento llegó una vecina, y Molano, al verse en frente de un extraño, decide “abrirme las puertas del carro y me entrega a mi hijo”. Agrega que de este hecho le quedaron varias lesiones, como morados en su espalda, producto de los golpes.
— Revista Semana (@RevistaSemana) March 6, 2024
Posada dice una y otra vez que no se trata de un hecho aislado, sino de lo que ha vivido de manera permanente durante su tiempo con él. Los dos se conocieron desde jóvenes, cuando él apenas era un estudiante de administración en la Universidad de los Andes y heredero de una de las compañías más queridas por los colombianos.
“Él me decía que algún día nos íbamos a casar; empezamos nuestra relación sentimental en 2015, todo fue muy rápido. En el 2016 nos comprometimos, quedé embarazada. En 2017 nos casamos y realmente al principio fue muy lindo, muy especial, romántico”, cuenta la diseñadora industrial.
Este príncipe azul comenzó a desdibujarse. “Fui víctima de violencia física durante varias ocasiones en nuestra relación de casi siete años. No fue la primera vez, casi siempre lo hacía cuando estábamos solos después de fiestas”, cuenta con dolor Andrea.
La mujer le da una explicación a lo que han vivido: “Sus celos enfermizos”. Asegura que los problemas comenzaban cuando la culpaba “de coquetear con cualquiera de sus amigos o cualquier persona que me saludara”. Andrea asegura que no le gusta dar detalles sobre los golpes y los insultos que recibió, pero narra algunos momentos para explicar la dimensión de lo que vivía. Una vez, en Cartagena, le pegó porque un amigo le metió unas gafas dentro de su mochila. Otra vez, en Brasil, la violentó porque se encontró con un amigo del colegio. “Me agredió físicamente en varias oportunidades, sobre todo cuando consumía, él frecuentemente consume altos niveles de alcohol”, agrega.
Para defenderse, Molano ha esgrimido que Posada también lo agrede e incluso ha dicho que el día de los golpes en el parqueadero ella quiso darle un botellazo. “Es falso, realmente. Parte del acoso que he sufrido ha sido también acoso jurídico. El maltratador intenta mostrar a la víctima como una persona agresiva”, señala. “No tiene ninguna prueba ni de que le he pegado a su carro ni de que le he pegado a él. Eso realmente no pasó”, enfatiza. La diferencia física entre ambos es evidente. Él mide más de 1,80 metros y ella, apenas 1,64 metros.
Andrea asegura que Santiago tiene un perfil de “psicópata narcisista” y que lo que ha hecho con ella es subirla a una nube y decirle que van a cumplir sus sueños, pero paralelamente la ha ido aislando de sus seres queridos. “Yo conozco su perfil de alto consumo de alcohol. Realmente logra llevarme a mi peor límite e intenta sacar pruebas para decir que yo estoy loca”, asegura.
No solo fue a golpes que minó su carácter. También lo hizo a punta de insultos. “Horrible, hay palabras que no puedo pronunciar. Realmente es una violencia impresionante… Realmente me trataba como un objeto”, dice. Con tristeza cuenta que la agresión verbal era muy grande. “No es fácil, no es fácil para mí hablar de esto, pero desde prostituta, perra, solo tira por plata. Ese tipo de cosas”, sostiene.
También narra que ha vivido una dura violencia económica. Al comienzo no la dejaba trabajar porque “cualquier persona que se me acercara entonces era mi supuesto amante”. Y ahora, no le pasa lo que le corresponde para la manutención del niño para evitar que esa plata se vaya a los abogados en su contra. “Es una violencia emocional que realmente logra destruirte como persona”, concluye.
Cuando Molano se fue de la casa, acordaron una cuota de seis millones mensuales, que luego bajó a tres. Pero desde hace meses, según narra Posada, él “no ha pagado el colegio, tampoco ha pagado la administración del edificio, empieza a ponerme demandas jurídicas diciéndome que él no me iba a pagar la cuota de alimentos para que yo no tuviera plata”.
Andrea no entiende cómo un hombre con posibilidades económicas como él decide no seguir pagando la educación de su hijo, pero agrega que, aun en este escenario, ha encontrado ángeles que la han ayudado.
“Gracias a Dios, el colegio creo que ha entendido la situación y nos ha apoyado. Hasta el momento, la última fecha tenía una deuda de casi seis meses, pero el colegio ha sido uno de nuestros grandes apoyos, y les agradezco mucho… No lo entiendo, realmente; para mí, mi prioridad es el derecho a la educación de mi hijo”, dijo. También ha tenido que apoyarse en vecinos y amigos.
Molano, además, le mandó un comunicado que había redactado su abogado, “diciendo que no iba a continuar ni siquiera pagando los seguros médicos, que le mandara la lista del mercado. Cuando le mandé la lista del mercado, dijo que me la pagara mi supuesto amante. Así han ocurrido muchos hechos de violencia económica”. Como si eso fuera poco, Andrea asegura que le ha “puesto múltiples demandas, inclusive de alimentos y otra para desalojarnos de la casa en la que vivimos, me puso hasta una demanda por fraude procesal que no tiene ningún fundamento”.
Molano, cuenta, logró que ante cada agravio ella se sintiera culpable. “Me tocó entrar en un proceso terapéutico de casi dos años para entender la situación y por qué yo también la permití”, detalla. Agrega que llegó un momento en que decidió acudir a su red de apoyo. “Pasé de estar en un estado de shock a una mujer empoderada que, gracias a Dios, he recibido muchísima ayuda no solo de mis amigos y mi familia, sino de una psicóloga que me ha atendido gratis”.
Con el tiempo ella dejó de ver solo sus culpas y comenzó a reconocer los problemas que enfrentaba con Molano. “Él me culpaba de infidelidades falsas por sus celos enfermizos. Continuamente me volteaba las situaciones. Parte de su maltrato ha sido también múltiples infidelidades y, cuando yo me daba cuenta de la situación, decía que yo era una loca, que me lo había imaginado, que él jamás hubiera hecho algo así, que yo era una celosa compulsiva. O sea, rápidamente, logran manipular la situación para que la víctima se sienta culpable”, explica sobre lo que vivió.
“He luchado por los derechos de mi hijo y los míos. Estoy aquí realmente porque el amor de madre es muy grande y la fuerza que una madre saca para defender a su hijo es invencible, pero ha sido un proceso muy difícil”, acepta Posada.
Ella cuenta con decepción que no entiende hoy cómo la persona de la que se enamoró y con la que tuvo un hijo “se vuelve mi peor enemigo”. Al punto que no solo afecta su vida, sino le hace un enorme daño a la calidad de vida de su hijo pequeño. Asegura, eso sí, que logró salir adelante gracias al apoyo de sus seres queridos y a un trabajo que le ha permitido sostener al niño.
La vida de Andrea, sin embargo, sigue atada por el vínculo de matrimonio con Molano. El empresario no ha querido firmar el divorcio. Por eso, Andrea sigue en largos y complejos procesos y litigios, enfrentada a él. “Quiero encontrar paz. Estos procesos judiciales, realmente, me tienen al borde de un colapso nervioso. Quiero proteger a mi hijo ante todo; es un señor con mucho poder y poder económico que me ha amenazado con quitarme inclusive la custodia de mi hijo y meterme en una clínica psiquiátrica. Estoy aquí peleando por que se haga justicia para proteger a mi hijo, para proteger nuestros derechos y para pedirles a las instituciones su ayuda”, sostiene.
Andrea cree que hay una razón de fondo para que él no concrete el divorcio. “Yo creo que él espera dos años desde que abandonó su hogar para intentar justificar el divorcio. Yo inicialmente no tenía plata para pagar abogados por la violencia económica. Ha sido un proceso largo y pues legalmente seguimos casados”, asegura. También explica que “cuando firme el divorcio, tiene que pagar la cuota de alimentos de su hijo y la mía”.
La mujer vive en medio de presiones. “Me han amenazado incluso con ir a la cárcel si cuento mi verdad”, agrega. Pero asegura: “Realmente confío en que el sistema de justicia colombiano nos ampare y nos proteja, y sé que así va a ser”.
A las mujeres que viven lo mismo que ella, les pide que no tengan miedo. “Busquen su red de apoyo. Ustedes son invencibles. El poder de una madre es enorme. Extiendan sus alas. Nadie puede apagar su luz. Acudan a las autoridades y denuncien”. “A las víctimas de violencia intrafamiliar, les digo que crean en ellas, que busquen su red de apoyo y ayuda psicológica porque estos maltratadores realmente logran destruirte como persona”, reitera.
SEMANA contactó a Santiago Molano, quien aseguró que presentará sus pruebas ante la Justicia y que no hablará públicamente del caso.