Política
Así fueron las últimas horas de Laura Sarabia en la Cancillería: SEMANA revela los detalles de la salida de la mujer más poderosa del Gobierno Petro
La obsesión de Gustavo Petro contra Thomas Greg & Sons y el millonario contrato de los pasaportes se llevó por delante a sus tres cancilleres. Con Laura Sarabia fue el detonante de una salida que se venía cocinando desde hace varias semanas.

La canciller Laura Sarabia tiene sus horas contadas en el Palacio de San Carlos, en Bogotá, donde funciona la Cancillería. El jueves 3 de julio presentó la carta de renuncia al presidente Gustavo Petro, pero no fijó la fecha de su dimisión. Tampoco la radicó como “irrevocable”. Sin embargo, el presidente, tres horas después de que ella divulgara la misiva en sus redes sociales, aceptó su salida del Gobierno y desnudó un distanciamiento con quien fue la mujer más poderosa de la Casa de Nariño.
Petro, entre líneas, agradeció el papel de Sarabia desde que llegó a su campaña presidencial, en 2021. Y le lanzó más de un dardo: “Hay que poner el corazón en los más pobres, en lo justo, nunca dejarse conquistar por la codicia. La codicia es la enemiga de la revolución y de la vida”, le aconsejó el presidente.
¿Por qué Petro habló de codicia? ¿Acaso cree que fue una funcionaria codiciosa? ¿El presidente se refería a Laura Sarabia cada vez que hablaba de los funcionarios codiciosos, una frase que repitió en varias de sus intervenciones? Las respuestas son inciertas, pero, a juzgar por el mensaje del mandatario, parece que tiene información contra su canciller.
El exdirector del DPS Gustavo Bolívar, cercano al presidente, calificó, en su momento, en SEMANA a Sarabia de “ambiciosa” y añadió: “Tanto como para caerse sola. Las ambiciones son malas, más que todo la codicia, y eso la puede estar sepultando”. La Real Academia de la Lengua define la codicia como el afán excesivo de obtener riquezas.
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Laura Sarabia le renunció a Petro el jueves 3 de julio. A las 7:30 a. m. (2:00 p. m., hora en Europa, donde adelanta un viaje diplomático), la canciller reveló su misiva en sus redes sociales, pero horas antes se lo hizo saber al presidente vía chat.
La razón de fondo: su decisión, inconsulta con el presidente, de prorrogar durante 11 meses –hasta el último día del Gobierno Petro– el millonario contrato de pasaportes con la firma Thomas Greg & Sons, a la que Gustavo Petro persigue desde que llegó al poder el 7 de agosto de 2022 porque la señala de interferir en los resultados de las elecciones presidenciales de 2018, cuando él perdió contra Iván Duque.
Sarabia convocó a los directores de los medios de comunicación el 24 de junio de 2025 en el Palacio de San Carlos y les lanzó la bomba noticiosa: acudiría a la urgencia manifiesta desde el primero de septiembre de este año e informó que trabajaba en la elaboración de los términos para garantizar que Colombia no se quede sin pasaportes en el segundo semestre del año.
El encuentro, donde la diplomática argumentó razones jurídicas para la prórroga, molestó a Gustavo Petro porque se sintió desautorizado por la canciller. Días atrás, en un consejo de ministros, él advirtió que no quería que Thomas Greg & Sons continuara como contratista en su Gobierno y, después de la reunión de Sarabia con la prensa, insistió en su petición.

¿Por qué lo desobedeció la canciller? ¿Pensó que el presidente pasaría por alto su exigencia? Esas respuestas quedan en el aire porque la joven politóloga tenía claro desde diciembre de 2024, cuando empezó a sonar para reemplazar a Luis Gilberto Murillo, que el millonario contrato de pasaportes y el fantasma de Thomas Greg & Sons serían la principal papa caliente en su era como diplomática. ¿Por qué no aceptó la embajada de Colombia en México cuando se la ofreció Petro? ¿Su afán de poder le pasó una factura alta? Esas son otras preguntas que saltan a la vista.
Petro se molestó con Sarabia porque le llevó la contraria y, extrañamente, insistió en beneficiar a Thomas. Y, cargado de tigre, optó por delegar a Alfredo Saade, su jefe de gabinete, la tarea de adelantar la contratación con el Gobierno de Portugal.
Saade realizó varias mesas técnicas con la Imprenta Nacional y la Cancillería, y anunció que, contra viento y marea, el Ministerio de Relaciones Exteriores firmaría un convenio con la Imprenta Nacional y esta entidad un contrato con Portugal para expedir los pasaportes. Sarabia quedó desautorizada mientras hacía un viaje por Europa.
“Aquí hay un solo presidente que se llama Gustavo Petro. Aquí no hay dos presidentes”, le dijo Saade a SEMANA. “Quien no obedezca, puede renunciar”, afirmó.
El mensaje contra Sarabia era contundente. Y así lo entendió ella, quien prefirió redactar su carta de renuncia en Europa. De lo contrario, tendría que tragarse el sapo, firmar el polémico convenio y, quizás, responder judicialmente.

A Laura Sarabia no la sacó el ministro del Interior, Armando Benedetti, con quien tiene una enemistad desde hace varios meses. Tampoco Alfredo Saade, un supuesto pastor religioso que llegó hace menos de un mes al Gobierno y no tiene el poder para hacerlo. Ella pavimentó su salida, poco a poco, por su propia cuenta.
Benedetti, quien tiene un pacto de no agresión contra Sarabia, la llamó por teléfono este jueves, horas después de oficializarse su renuncia, le preguntó por las razones de su dimisión y se solidarizó.
Ella le argumentó las razones de su salida del Gobierno –todas jurídicas– y pactaron un café cuando ella regrese de Praga, donde inauguró este viernes la sede de la embajada de Colombia.
Sarabia no quiere un nuevo enredo jurídico a sus 31 años ni en su corta carrera política, que empezó en el Gobierno Petro. Suficiente el escándalo de su exniñera Marelbys Meza, quien la denunció ante la Justicia porque, al parecer, ordenó las chuzadas a sus comunicaciones y la sometió a un polígrafo en la Casa de Nariño cuando pretendió esclarecer un robo en su apartamento en Bogotá. Como si fuera poco, Sarabia ha sido señalada por supuesta injerencia en negocios del Gobierno y la relacionan con la vida de lujos de su hermano, Andrés Sarabia.
Por eso, la saliente canciller tiene claro que la firma del nuevo modelo de contrato de pasaportes con Portugal supone un riesgo judicial que prefirió esquivar.

Tres cabezas
Y es que el capricho de Petro de arrebatarle de las manos el millonario contrato a Thomas Greg & Sons le costó la cabeza a sus tres cancilleres: Laura Sarabia fue la última, y no completó los seis meses en el cargo.
Igual ocurrió con el exministro Luis Gilberto Murillo, quien tampoco logró la tarea encomendada del presidente, y, al contrario, prolongó el contrato con la firma privada. Según Murillo, dejó andando el proceso contractual con Portugal, pero Laura Sarabia lo desmintió.
El excanciller Álvaro Leyva fue el peor librado. Fue destituido e inhabilitado por diez años para ejercer cargos públicos por parte de la Procuraduría porque obedeció a Petro y se atravesó a Thomas Greg & Sons, quien se había ganado nuevamente el millonario contrato de pasaportes en 2022.
Aunque Leyva se oponía a la firma privada, el exsecretario general de la Cancillería y hombre de confianza, José Antonio Salazar, firmó, casi en silencio, el contrato beneficiando a la empresa. Petro, visiblemente molesto, lo llamó “desleal”, y le ordenó al entonces canciller Luis Gilberto Murillo declararlo insubsistente. “Cumplí con la ley”, refutó Salazar.

El fantasma de Thomas Greg & Sons ya tiene enfrentados a la Casa de Nariño y a la Registraduría porque esa empresa ganó la licitación por 41.000 millones de pesos para la adquisición de servicios logísticos y tecnológicos de algunos procesos electorales en 2026. Petro, alarmado, dijo que esto supone “el mayor peligro de la democracia colombiana” y promete un nuevo frente de batalla para que esta empresa vigile los comicios del próximo año.
Sobre Sarabia, ella venía sufriendo un desgaste con el presidente. De ser la mujer de mayor confianza con el jefe de Estado, se fue convirtiendo en un problema. Una fuente de la Presidencia le confirmó a SEMANA que el mandatario cada vez recibía más quejas contra su funcionaria, algunas de ellas, de supuesta injerencia en asuntos de poder y contractuales. Por eso, a medida que pasaron los días, el presidente se fue alejando, y aunque el trato seguía siendo cordial con ella, la confianza estaba perdida.
Hoy la silla principal del Palacio de San Carlos está vacía por la salida de Laura Sarabia, mientras Gustavo Petro enfrenta una de las crisis más complejas con Estados Unidos.
La suerte de la hoy canciller, que no demostró mayor experiencia en asuntos de diplomacia y quien no dejó en evidencia una gran relación con Estados Unidos, es incierta. No se sabe si terminará como embajadora de Colombia en Reino Unido o, según Juan Espinal, congresista del Centro Democrático, pidiendo asilo político porque es la mujer que más secretos guarda del jefe de Estado. ¿Hablará con la verdad algún día?