Elecciones
Así se cuentan los votos en Colombia: exregistradores desmienten falacias sobre el escrutinio. “Es imposible hacer fraude”
Los mismos ciudadanos designados como jurados de votación son quienes cuentan los votos. El proceso es vigilado por veedores que designan los partidos y las empresas internacionales no intervienen en ese proceso.

El presidente Gustavo Petro está sembrando falsas dudas sobre el proceso electoral en Colombia de cara a las elecciones de 2026, en las que se elegirá a su sucesor en la Casa de Nariño y al próximo Congreso de la República.
El jefe de Estado tiene reparos sobre la participación de Thomas Greg & Sons, firma a la que la Registraduría le adjudicó el contrato de logística electoral por 2,1 billones de pesos en los próximos comicios, y a la que la Cancillería le quitó la tarea de elaborar los pasaportes a partir del primero de septiembre.
El organismo electoral, como ente independiente, no hizo caso a los reproches del mandatario contra la multinacional, que tiene presencia en 13 países prestando este tipo de servicios, y terminó entregándole el convenio al único oferente que mostró capacidades técnicas y logísticas para hacer esa tarea y se mantuvo dentro de la licitación hasta el último momento: la compañía que tanto le molesta al presidente.

La cuestión es que el contrato con Thomas Greg es solo de carácter logístico y quienes contarán los votos cuando las personas vayan a las urnas, como siempre ha ocurrido, serán los mismos colombianos designados como jurados. Ellos levantan la información tarjetón por tarjetón para diligenciar, con el recuento de esos sufragios, los formularios conocidos como E-14, en los que se deja constancia del proceso.
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El conteo de votos
El ex registrador nacional Juan Carlos Galindo le explicó esa fase a SEMANA: una vez culminan las votaciones, los jurados eliminan el material sobrante, acuden al formulario E-11 para determinar el número de votantes, abren la urna y sacan los votos para contar que el número de tarjetones sea igual o menor al de sufragantes en el lugar de votación.
A esa etapa se le llama nivelación de mesa. Si durante ese momento aparecen más tarjetones que votantes, los jurados regresan los tarjetones a la urna para sacar, al azar, la diferencia que exista entre la cantidad de papeletas que hay y el número real de personas que sufragaron. Surtido ese trámite, los mismos jurados realizan el conteo de cada papeleta de votos para diligenciar los tres ejemplares del formulario E-14.

Esas tres copias se utilizan para transmitir los resultados, y la información que presentan esos documentos es fotografiada para subirla a internet y ponerla a disposición de la ciudadanía en la red, lo que significa que cualquier ciudadano puede tener acceso a lo que en estos se plasma.
La otra copia de esos impresos se traslada a unos centros de acopio donde están los escrutadores que se encargan de oficializar los resultados, y la restante es la que se utiliza para el preconteo. Es decir, hay tres ejemplares de los E-14 que tienen tres destinos diferentes y sobre los que puede verificarse que contengan la misma información.
“En Colombia, quienes cuentan los votos son los jurados de votación, 700.000 personas que apoyan a la Registraduría en este proceso y que diligencian a mano las actas electorales con los resultados. Luego, llegan los jueces que sirven como notarios para revisar los resultados y declararlos. No hay intervención alguna de la Registraduría o de sus proveedores”, aclaró el registrador Hernán Penagos.

El escrutinio
Los datos documentados en los E-14 se disponen dentro de un software que se utiliza para el proceso de escrutinio, plataforma que es auditable, pues todos los partidos y candidatos pueden solicitar copia de los resultados analizando mesa por mesa lo que votaron los ciudadanos.
“Nuestro proceso está plagado de garantías por todos los escenarios. Lo que hay que hacer es participar en cada uno de los eventos que programa la organización electoral, donde se muestran las herramientas que se van a utilizar”, sostuvo Alfonso Portela, ex registrador delegado para lo electoral.
Todo el proceso es vigilado por los testigos electorales, aquellas personas que designan los mismos partidos y movimientos políticos para que vigilen el proceso que se lleva a cabo en los puestos de votación. No se puede olvidar, además, que los jurados son seleccionados entre funcionarios y docentes de instituciones públicas; incluso los partidos también pueden sugerir nombres de quienes vayan a ejercer esa tarea, y en las mesas se busca que quienes encabecen ese proceso tengan diferentes posturas políticas.
El escrutinio está a cargo de las comisiones escrutadoras, a las que llega todo el material electoral. Esa instancia puede ser de carácter local, municipal o departamental según la geografía del país en la que se esté realizando el proceso y recibe las bolsas con todos los formularios E-14, documentos que deben verificar para incorporar esa información en un software propiedad de la Registraduría y del Consejo Nacional Electoral.
El escrutinio lo hacen los jurados en cada una de las mesas y luego las comisiones escrutadoras ejercen como jueces y notarios, por lo que en ningún momento hay intervención de los contratistas externos de la Registraduría. Asimismo, el software solo se utiliza para consolidar los resultados, y los movimientos que se hacen en este pueden ser vigilados en tiempo real.
“En Colombia es imposible hacer un fraude electoral en el interior del proceso, porque el sistema tiene muchos mecanismos de autocontrol, como el preconteo, la digitalización de los documentos electorales y el escrutinio. Todos esos procedimientos están supervisados por los organismos de control, los observadores y testigos electorales. Es un procedimiento público que luego es auditado por los partidos y la Procuraduría”, sostuvo el exregistrador Galindo.
Gustavo Petro siembra dudas en el sistema electoral que le ha servido como plataforma para elegirse en seis ocasiones: cuatro fueron en comicios para el Congreso, una para la Alcaldía de Bogotá y otra más fue la contienda presidencial de 2018. Debido a esta última llegó al Senado por el Estatuto de la Oposición, que le dio una curul en el Legislativo tras quedar de segundo en esas elecciones.
Sin ir muy lejos, en 2022 se convirtió en presidente en medio de un proceso electoral en el que la logística estuvo a cargo de Thomas Greg y que siguió los mismos pasos que se surtirán en las elecciones de 2026, en las que se definirá quién será su sucesor. De hecho, aunque el mandatario ahora critica esa firma por cuestiones como los comicios o la licitación de pasaportes, lo cierto es que esa compañía ha estado a cargo de la logística electoral a lo largo de diez gobiernos.
La primera elección en la que Petro llegó a un cargo público gracias a este sistema fue hace 32 años. Dicho mecanismo de logística se ha utilizado desde 1986, cuando Humberto de la Calle estaba a cargo del organismo electoral, una fórmula democrática que Colombia repite cada cuatro años para elegir a su presidente y sobre la que no debería haber duda alguna. Existen garantías para todos los sectores políticos y se ha demostrado que las diferentes instancias pueden subsanar cualquier error que se haya presentado en alguna de las etapas del conteo de votos.