Política
Consulta popular: así será la batalla política planeada por Gustavo Petro para anticipar la campaña del 2026. Se avecina una aguda polarización
La campaña de 2026 se anticipó y Colombia tendrá un máximo nivel de polarización durante un año. Petro, quien sabe naufragar en el caos, apostará por la lucha de clases sociales.

“Si en una sesión del Senado a medianoche votan para decir no a la consulta, el pueblo de Colombia se levanta y los revoca”. Estas fueron algunas de las palabras del presidente Gustavo Petro en su incendiario discurso en la plaza de Bolívar durante la conmemoración del Día del Trabajo y como antesala a la radicación de la consulta popular para que el Senado defina si avala o no dicho mecanismo de participación.
Como lo prometió, sacó de la Casa de Nariño, con destino a la plaza de Bolívar, la espada del Libertador como “muestra” de que el pueblo quiere ser escuchado en las urnas. Ese simbolismo fue comparado, minuto a minuto, con un acto similar que adelantó el dictador Hugo Chávez en Venezuela, en el que también empuñó el sable de Bolívar para “hablarle al pueblo”.
Aunque se sabía que el discurso de Petro sería fuerte por tratarse del lanzamiento de una campaña política o el comienzo de una “minirreelección” mediante la consulta popular, como lo dijo el ministro del Interior, Armando Benedetti, el jefe de Estado logró superar todas las expectativas.
El mandatario arremetió contra el Congreso, los integrantes de la Comisión Séptima del Senado, las instituciones, los expresidentes de Colombia, los dirigentes políticos y contra todos aquellos que piensan diferente al progresismo.
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Incluso, generó una polémica al amenazar a los senadores con exponerlos públicamente si votan en contra del concepto de la consulta popular para que el país sepa “quiénes son los enemigos del pueblo”.
El tono del discurso de Petro es similar al que ha mantenido durante su Gobierno, en el que intenta agitar las masas, mantener activo el progresismo, culpar a los demás sobre lo que pasa en el país y pasar por alto los verdaderos problemas de Colombia, como el plan pistola que hay en varias regiones contra los integrantes de la fuerza pública, la seguridad nacional, la falta de medicamentos, la crisis en la salud y las dificultades fiscales.
El primero de mayo fue usado por el Gobierno para iniciar una campaña política con miras al 2026 e intentar reelegir el proyecto político del Pacto Histórico, tal como lo ha dicho el propio Petro. De hecho, al otro día, en La Gloria, Cesar, dijo: “Necesitamos otro gobierno para cumplir el acuerdo de paz”.
Para quienes creyeron que las palabras de Petro en la plaza de Bolívar fueron fruto de la euforia por estar acompañado por unas 40.000 personas, 20.000 de ellas indígenas que llegaron de varias regiones, se equivocaron. El 2 de mayo y en ese municipio del Cesar, Petro repitió con más furia sus críticas contra quienes piensan diferente de él.

Tal vez lo más grave es que con este inicio de la campaña por la consulta popular, Petro buscará pasar de lo urbano a lo rural, ya que pidió a los campesinos “salir a marchar por las carreteras del país” y volvió a lanzar una advertencia: “Estamos hablando en serio”.
En un país con tradiciones presidenciales como Colombia, las palabras de un mandatario cobran valor porque validan cualquier acción de la ciudadanía al ser él quien se expresa. Eso tiene preocupados a los senadores porque temen que las cosas se salgan de control en el país por un cálculo político de Petro y su sector político.
“Petro nunca fue un demócrata, solo usó esa máscara en campaña. Quienes lo conocimos en el Congreso lo sabíamos y resistimos sus intentos de someter al Legislativo. Ayer, disfrazado de Chávez, empuñó la espada de Bolívar para amenazarnos: o votamos lo que quiere o lidera al pueblo para que nos tumbe. No es retórica: es un llamado abierto a un golpe contra el Congreso”, dijo el senador Alfredo Deluque, vocero del Partido de la U.
Justamente ese temor está en todas las bancadas porque sintieron que Petro los sentenció sin importar que en Colombia existe la separación de poderes y que el Congreso puede tomar sus decisiones sin presiones externas.

El senador Miguel Ángel Pinto, blanco de Petro en su discurso, dijo que, a pesar de lo que está pasando, el liberalismo votará en contra del concepto de la consulta popular. “Amenazó a todo el Senado, esto es muy grave porque irá por el cierre del Congreso. Es un discurso de un dictador y se quitó la máscara que tiene para mostrarse como el dictador que es y que quiere echarle la culpa a todo el mundo sin reconocer que no ha hecho nada por Colombia”, dijo.
La senadora Nadia Blel, quien también ha recibido dardos del mandatario, señaló que a pesar de las amenazas, el Senado tramitará la solicitud y que ella votará en contra. “Petro no puede pretender que el Congreso ceda a sus presiones, la democracia sigue viva y defenderemos la democracia, vemos un Gobierno incoherente, pero no nos dejaremos amedrentar”.
Paloma Valencia, del Centro Democrático, cree que lo que está pasando es la muestra de que Petro se dio cuenta de que “es un pésimo gobernante, ejecutor, que no logra consensos y que lo único que sabe hacer es insultar”. Esa postura es compartida por varios sectores políticos que creen que el mandatario es experto en naufragar en aguas turbias y siempre sale a flote en ese escenario.
No obstante, el Gobierno Petro podría lograr el concepto favorable sin problema alguno en el Senado por cuenta de que se necesita una mayoría simple, es decir, la mitad más uno de los votos de los asistentes a la sesión en la que se vaya a tomar la decisión. Como el Ejecutivo está haciendo su trabajo político, ya ha logrado acercarse a varios senadores para garantizar el sí, incluso, de sectores del liberalismo, el Partido Conservador, La U y Cambio Radical.

En estos 30 días que la corporación tendrá para analizar la petición del Gobierno Petro, surgirá una propuesta para que la consulta popular se haga después de las elecciones presidenciales de 2026. “Que se haga sin sacar provecho político porque él quiere reunificar la izquierda que está dividida y utilizar más de 700.000 millones de pesos para impulsar el Pacto Histórico”, dijo la senadora Valencia.
Bajo este escenario, Petro volvería a ganar con cara y sello. Si el Senado da un concepto favorable, de inmediato se convocará a las urnas en una fecha que no supere el primero de septiembre y se podrán conformar los comités que impulsarán el sí o el no. Incluso, el Gobierno puede constituirse como un comité para iniciar de lleno la campaña.
Pero si el Senado dice no, seguramente Petro agitará nuevamente a sus seguidores para salir a la calle y decir que el Senado no deja que el pueblo se pronuncie en las urnas. Si se aprueba que el mecanismo de participación se haga después de las presidenciales de 2026, seguramente se abrirá un debate jurídico sobre esa decisión y, en ese caso hipotético, el mandatario podría resultar afectado porque bloquearía su campaña política y la del progresismo.
El senador Miguel Uribe y el activista Josías Fiesco anunciaron una campaña para impulsar el no en el Senado durante estos 30 días que tiene la corporación para pronunciarse.

Esto quiere decir que Colombia ya entró en modo elecciones, y que la consulta popular será una discusión que durará meses, en los que seguramente habrá fuertes enfrentamientos políticos entre los sectores que están a favor y en contra. Lo cierto es que las cuentas que tiene el Ejecutivo son muy complicadas de cumplir. El ministro del Trabajo, Antonio Sanguino, aseguró que ya tienen claro que saldrán a votar 15 millones de colombianos, pero esas cifras en las urnas jamás se han visto durante una jornada en la que se hace uso de un mecanismo de participación ciudadana.
Cuando los colombianos quieren escuchar soluciones reales a sus problemas y propuestas de los candidatos, la campaña estará permeada por un complejo panorama del cual los únicos que sacan provecho son los políticos que poco se preocupan por la ciudadanía. El ocaso del Gobierno Petro llegó y por eso activó el modo elecciones de manera anticipada.