Política
Daniel Carvalho le habla al progresismo: “No dejen que Gustavo Petro monopolice la izquierda”
El representante a la Cámara por Antioquia e integrante de la bancada independiente le pide al Congreso no tramitar una constituyente “innecesaria” para el país.
SEMANA: ¿Cómo queda la Centro Esperanza después de la elección de Jaime Raúl Salamanca como presidente de la Cámara y tras todo lo que pasó con la representante Katherine Miranda, quien había sido la candidata a ese cargo?
Daniel Carvalho (D.C.): La división profunda que hay en el Partido Verde ha hecho que también la coalición Centro Esperanza deje de funcionar como un todo y también esté fragmentada entre los del Partido Verde que no son gobiernistas más los que somos de partidos más pequeños (Nuevo Liberalismo, Dignidad y Compromiso y Verde Oxígeno). Hoy en día no se puede hablar de que haya una bancada unificada, lo que queda es una gente del Partido Verde muy petrista y una bancada que llamaría la bancada independiente que tenemos la mentoría del senador Humberto de la Calle.
SEMANA: ¿Cuáles van a ser los retos de esa bancada independiente en esta legislatura?
D.C.: Si bien no estamos de acuerdo con muchas cosas del Gobierno de Gustavo Petro, tampoco somos oposición, ni somos de derecha. El principal reto es darle visibilidad, forma y contenido al centro político y eso tiene que reflejarse en la posición que tomamos frente a las reformas que presente el Gobierno, pero también en nuestra propia agenda legislativa.
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SEMANA: Pero el mismo presidente es quien califica como “derecha” a todo el que sea independiente...
D.C.: Eso es propio de este país. Hace diez años todo el que no fuera uribista era guerrillero, ahora todo el que no sea petrista es fascista, de extrema derecha, porque así funcionan los discursos de los extremos en el país. El presidente Petro se equivoca terriblemente al maltratar a un sector y a congresistas que como Juvinao, Miranda y Pedraza incluso lo apoyaron y votaron por él. Lo único que demuestra es que al presidente no le gusta la crítica, no es capaz de concertar y comete este tipo de errores políticos.
SEMANA: ¿Qué le dice, entonces, a ese sector político sobre quiénes son los independientes?
D.C.: Los independientes somos un grupo de congresistas de diferentes partidos y regiones que creemos que el país necesita estabilidad, sensatez, buena administración, que es necesario abrir las puertas de conversación con sectores diferentes, respetar a los contradictores y es urgente que defendamos al país de los populismos de izquierda y de derecha. Y también le diría otra cosa a la gente de izquierda: no dejen que Petro monopolice la izquierda porque les está haciendo un daño bastante grande.
SEMANA: Usted ha hablado de la Cámara de Representantes como un apéndice del Gobierno. ¿Ve riesgo de que en esta legislatura la Cámara siga siendo ese apéndice que fue en la segunda legislatura con la Presidencia de Andrés Calle?
D.C.: El presidente Jaime Raúl Salamanca tiene mucha más capacidad y más carácter que el expresidente Andrés Calle, que hay que recordar que terminó salpicado con todo este tema de corrupción. Sin embargo, es un hecho que es muy cercano al Gobierno, que fue elegido porque era el candidato del Gobierno y que es legítima nuestra preocupación de cómo va a ser esta Presidencia.
SEMANA: Usted ha dicho que la Constituyente es una quimera. ¿Qué le pide al Congreso para el debate del proyecto de acto legislativo que llegará buscando una constituyente?
D.C.: Lo que le pido al Congreso es que haya verdadera independencia, que no estén votando en función de dádivas del Gobierno nacional como al parecer ha sucedido con votaciones anteriores. Estamos en un momento de extrema polarización, de un contexto de fortalecimiento de las bandas criminales y pensando en hacer una constituyente, sabiendo que la Constitución que tenemos hoy en día es la única de toda nuestra historia que fue hecha armónicamente, no con el objetivo de aplastar al uno o al otro. A mí me da miedo que se nos vuelva, como se volvió en Chile, una pelea entre la extrema izquierda y la extrema derecha para imponer un modelo y no el resultado de un proceso de concertación. Le pido al Congreso que no nos metamos en esta discusión, el momento del país no da para abordar estos temas.
SEMANA: Usted tiene un proyecto de ley para el control el ruido. ¿Por qué considera necesario que se regule el ruido?
D.C.: El ruido se ha convertido en un problema gigantesco en todo el país, prueba de ello son las cientos de miles de quejas que reciben las autoridades en ciudades como Bogotá, Medellín, Cartagena, Cali, Barranquilla. Un reciente estudio del Ministerio del Interior dejó claro que el ruido es el principal generador de problemas de convivencia en los barrios de Colombia, en todo el país, y a esto se suma el hecho de que ya tenemos claridad científica de los efectos del ruido sobre la salud física y mental de las personas. Este es un problema real que no diferencia ni edades ni estratos y la normativa que existe en Colombia está sumamente dispersa.
Esta ley le da herramientas a las alcaldías tratar el problema y obliga a la nación a hacer una política pública de control del ruido y le pone ciertas obligaciones a las ciudades de más de 100 mil habitantes para que se doten de un plan de gestión del ruido. Finalmente, entiende que el ruido es un problema cultural y tiene un componente pedagógico.
SEMANA: Si estamos en un lugar de rumba, por ejemplo, La 70 o La 33 en Medellín, ¿cuál debería ser el límite para que haya una buena convivencia ciudadana?
D.C.: El ruido en la noche debe estar alrededor de 70 u 80 decibeles y esto es posible lograrlo sin afectar los negocios con aislamiento, un tema que está en las normas, pero que no se cumple; segundo, controlando el nivel del volumen; tercero, el mismo diseño de sonido del local, es decir, hacia dónde están dirigidos los parlantes, incide mucho; cuarto, un correcto control de horarios. Lo más importante es que cuando se desata una guerra de parlantes, como sucede en La 70 o en el Parque Lleras, los principales afectados son los mismos comerciantes porque el sector se va degradando y su público también se vuelve de menos calidad.
SEMANA: En su momento hubo preocupación entre la bancada paisa, la ciudadanía y los empresarios sobre la relación del presidente Gustavo Petro con Antioquia. ¿Cómo ve en este momento la relación entre Antioquia y el Gobierno nacional?
D.C.: La relación no está fácil. No hay una relación buena ni con la bancada, ni con el alcalde de Medellín y mucho menos con el gobernador. Me parece que el presidente Gustavo Petro se equivoca generalmente con Antioquia, se equivoca al creer que Antioquia es un departamento rico que no requiere nada, sabiendo que Antioquia más allá de Medellín tiene enormes dificultades y enormes afectaciones, por ejemplo por el conflicto armado. Todo el cuento de Petro de que las vías 4G son para los ricos de Antioquia es una absoluta falacia y una contradicción por parte de un hombre que afirma que quiere revitalizar el país y desarrollar el turismo.
Entonces, yo creo que se equivoca mucho el presidente Petro y a veces también se equivocan nuestros gobernantes, en especial el gobernador de Antioquia al mantener una discusión pública permanente con el presidente. Ya las campañas se acabaron, ya fueron elegidos, y ellos deberían estar concentrándose en gobernar y no en mantener una disputa pública con el presidente.
SEMANA: ¿Considera que Antioquia está invisibilizada dentro de la agenda del Gobierno nacional?
D.C.: Parcialmente, sí. Era de esperarse que Antioquia no fuera a ser la prioridad del presidente. Sin embargo, sí creo que es absolutamente normal esperar un mínimo de responsabilidad en el Gobierno y terminar obras que están empezadas, como las vías 4G o las obras de mantenimiento de la terminal del aeropuerto José María Córdova o un apoyo mayor a la infraestructura portuaria de Urabá. El presidente estuvo hablando hace unos meses del acueducto para Urabá y ni siquiera eso se ha sentido. Es incoherente por parte del presidente. Uno no esperaba que priorizara a Antioquia, pero tampoco que la maltratara.