POLÍTICA
“Desmantelar 350 bandas en Medellín de aquí al 2026 es complicado”: exjefe negociador de disidencias revela por qué renunció
Camilo González Posso se destapó con SEMANA. Dijo que mientras propuso prorrogar el cese al fuego con alias Calarcá, Petro decidió lo contrario, y se sinceró sobre la Paz Total.

SEMANA: ¿Por qué renunció a la jefatura de la delegación de paz con las disidencias de las Farc?
CAMILO GONZÁLEZ (C.G.): Eso estaba anunciado. Cuando el comisionado Otty Patiño y el presidente Gustavo Petro decidieron hacer una reestructuración de la delegación —para esta mesa de negociación con la gente de Calarcá y los que están en el Catatumbo— hicieron unos replanteamientos en los cuales se modificó sustancialmente la función de coordinación que yo venía ejerciendo.
Me pareció mucho más adecuado y de más utilidad retomar mis actividades en Indepaz con mayor libertad, independencia y la posibilidad de dar opiniones, incluso, críticas. En esa posición tenía limitación para dar opiniones de temas cruciales como el cese al fuego, las decisiones en el Catatumbo, entre otros.
SEMANA: ¿Qué reestructuraron?
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C.G.: En la reestructuración se cambiaron las definiciones iniciales. Hubo unas reestructuraciones para un manejo aparte, a través de una comisión especial, por fuera de la delegación de los asuntos del Catatumbo, o las definiciones sobre la suspensión del cese al fuego en general para las conversaciones. Me pareció más adecuado hacer mis apreciaciones desde Indepaz.

SEMANA: ¿Casi que borraron la figura del jefe de la delegación con las disidencias?
C.G.: Apenas se está incorporando nuevamente el comisionado Otty Patiño y están por definir exactamente cómo hacen la organización de la delegación, a quién se vincula, cómo se trata de forma particular lo del Catatumbo, Antioquia, Guaviare, Amazonía, entre otros. Lo mismo que la reglamentación de la zona transitoria.
SEMANA: ¿Qué le dijo Gustavo Petro cuando usted renunció?
C.G.: Le entregué la carta, el presidente tomó nota e informó el tema en las instancias correspondientes. Además, fue en un momento bastante convulso porque la agenda política del país casi siempre tiene asuntos de primera plana.

SEMANA: ¿Otty Patiño qué le respondió?
C.G.: Tomó nota.
SEMANA: ¿Es cierto que no lo consultaban de algunas decisiones de la mesa de negociación?
C.G.: Hay dos temas trascendentales de la mesa, uno de ellos, el del Catatumbo, en Norte de Santander, con los hombres del bloque Gentil Duarte. Desde enero de 2025 se decidió que sería abordado por una comisión especial a la delegación y esos temas dejaron de ser parte de mi competencia.
SEMANA: ¿Es decir, recomendó que se prorrogara el cese al fuego con Calarcá Córdoba y Gustavo Petro decidió lo contrario?
C.G.: Sí, era la última experiencia de cese bilateral que quedaba, porque en el 95 por ciento de todas las circunstancias y territorios no había cese al fuego. Me pareció importante mantenerlo. Fue una decisión de la mesa de negociación, no solo fue una propuesta exclusivamente mía.

SEMANA: ¿Cree que Petro se cansó? Es que se habían decretado varios ceses al fuego y alias Calarcá había anunciado que no entregaría las armas ni firmaría la paz.
C.G.: Es cierto. Aquí hay una conversación muy importante por hacerse y es: cuáles son las metas en materia de avances de la paz en el horizonte de este Gobierno. Es claro que si hay nueve procesos de negociación, solamente en algunos de ellos se podrá llegar a un cierre con tránsito a la vida civil y con disposición o dejación de las armas. ¿Qué se hace con los otros? Se tiene que discutir qué significa avanzar, qué puede dejarse como algo positivo que en un próximo gobierno signifique un activo para la paz. Y en eso hay cosas importantes.
SEMANA: ¿Es cierto que no le consultaron por el reagrupamiento del Frente 33 de las Farc en el Catatumbo, en Norte de Santander? Por cierto, no ha dado resultado.
C.G.: Sobre eso no he opinado porque no tengo los elementos suficientes de información.
SEMANA: ¿Pero cómo así?, usted era el jefe negociador de las disidencias.
C.G.: Ese tema lo asumió una comisión especial.
SEMANA: A Petro le faltan 14 meses para que termine su gobierno, ¿le alcanza el tiempo para lograr su Paz Total?
C.G.: La Paz Total está planteada en dos leyes del Congreso, es una propuesta de acción gubernamental de varios gobiernos. No se puede pensar que se va a lograr cerrar todos estos fenómenos de violencia de grupos armados en un solo gobierno. Se trata de avanzar, de lograr los acuerdos. Lo que pasa es que, en el debate y en el imaginario, se planteó que el reto o la meta era desmovilizar a todos los grupos y acabar las violencias en Colombia. Eso no lo va a hacer ni este gobierno ni el siguiente. Es un propósito que hay que ir logrando. ¿Qué se puede lograr en el Gobierno Petro? Están andando algunos procesos: Comuneros del Sur, en Nariño; la Coordinadora Bolivariana en Putumayo, y el Frente 33 en Catatumbo.
En el caso de Comuneros, se puede llegar a un cierre importante en la solución al problema de incorporación a la vida civil y disposición de las armas. Los otros tienen asuntos jurídicos por resolverse.
Lo de la disminución de violencias urbanas, lograr desmantelar 350 bandas en Medellín de aquí a agosto del año entrante es complicado. Son 350 bandas de las 500 o más que hay en el Valle de Aburrá. Se habla de 12.000 integrantes, de los cuales, 8.000 tienen armas. Se puede avanzar en ciertas cosas.
SEMANA: El expresidente Juan Manuel Santos dice que la Paz Total de Gustavo Petro fue mal concebida y que faltó planeación. ¿Es cierto?
C.G.: Creo que el expresidente Juan Manuel Santos en esto ha actuado un poco a la ligera. Es un problema de apreciación, creo que es falta de conocimiento de terreno. Él está bastante alejado de lo que es la realidad de los territorios. Son prejuicios, enamoramientos de su propia obra que lo lleva a descalificar.
Por ejemplo, dicen que el Gobierno Petro fue el creador de las disidencias y les ayudó a organizarse. Y estos hombres llevan siete años, después del acuerdo de 2016, organizándose. Pequeños grupos que quedaron se fueron aglutinando.
Mucho de lo que tenemos ahora tiene que ver con las fallas en la elaboración e implementación del acuerdo del teatro Colón que tiene —reitero— muchos problemas de implementación y de formulación. No se les dio respuesta a las regiones donde el conflicto había sido crítico. Eso se postergó en muchas partes y se permitió que avanzaran de forma más veloz las mafias y la reorganización de grupos.
Una cantidad de errores tremendos que fueron complementados por la negativa del gobierno de Iván Duque de hacer una implementación integral.
Esto no niega que le caben responsabilidades al actual gobierno por omisión, falta de diligencia o problemas económicos. No hay una respuesta suficiente en los temas en las regiones.