POLÍTICA
El cónsul en México, Andrés Hernández, es señalado de acoso laboral, maltrato y “por regalar peluches en forma de penes a sus subalternas”
Además de ser señalado por deberle más de 80 millones de pesos a una de sus subalternas y por no pagar el arriendo, el cónsul colombiano tiene nuevas denuncias en su contra.
Los escándalos contra el cónsul de Colombia en México, Andrés Hernández, no parecen tener fin. Recientemente, fue señalado de presuntos malos manejos al interior del consulado, por deber recursos del arriendo en los apartamentos donde vivió en Ciudad de México y por apropiarse de 80 millones de pesos de una de sus subalternas que se los dejó guardados y, al parecer, se quedó con ellos.
Aunque Hernández reconoció las deudas y prometió saldarlas en los próximos meses, el diario El País de España reveló nuevos ruidos comprometedores que lo ponen contra las cuerdas.
Un grupo de colombianos residentes en México aprovechó que el presidente pisó esa Nación el 30 de septiembre para dar a conocer hechos escandalosos que salpican a Hernández.
Según el diario, una defensora de derechos humanos se acercó al líder colombiano y, sin dudarlo, le dijo: “Presidente, es urgente que hable con las asociaciones. El cónsul Andrés Hernández no nos representa”.
Petro, según los vídeos que circulan en redes sociales, sonrió y se marchó. Sin embargo, se llevó unos documentos que, sin duda, enredan a Hernández porque refiere denuncias por negligencia, misoginia y acoso laboral por parte del diplomático.
El País reveló algunos relatos de quienes se consideran sus víctimas por supuesto maltrato laboral.
“Me enfrenté a actitudes de hostigamiento, menosprecio, discriminación y acoso por parte del cónsul”, escribió la mujer en su denuncia.
“Burlarse de mi forma de vestir, despreciar mis capacidades y experiencia de trabajo con la comunidad, no respetar mi criterio para la realización de proyectos y negarme el ingreso a espacios que eran esenciales para mi labor, fueron algunas de sus actitudes”, se leyó en su relato.
Ella empezó a sufrir de ansiedad tras el comportamiento de Hernández. “No firmaba mis documentos, me sacó de reuniones de forma grosera, me gritaba, me amenazaba con echarme, me trataba muy mal”, relató al medio. Lo considera un diplomático misógino y clasista.
La denuncia por acoso ya está en manos del Tribunal Administrativo de Cundinamarca.
Las quejas contra Andrés Hernández abundan.
A Petro también le entregaron una carta firmada por 500 colombianos migrantes y por siete asociaciones que denunciaron cómo el colombiano afronta la violencia contra las mujeres colombianas migrantes.
En el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo de 2024, algunas, visiblemente molestas, marcharon con el lema: “El cónsul no me cuida, me cuidan mis amigas”.
Lo señalan de pronunciar comentarios morbosos, incómodos en contra de las mujeres durante los almuerzos. Y algunas contaron que en una oportunidad, Andrés Hernández llegó con una bolsa negra llena de peluches en forma de penes y se los regaló a la mayoría de mujeres del consulado. “Les dijo que los pusieran en sus oficinas”, narró una de ellas al medio escrito.
Petro también recibió denuncias por casos de negligencia del Cónsul en casos de accidentes de tránsito, desaparición forzada, trata de personas y feminicidios. “Nada tiene que ver con persecución política contra Hernández”, aclararon.
Las quejas contra el joven cónsul pasaron de castaño a oscuro. Dos de los sindicatos más grandes de la Cancillería emitieron un comunicado y aseguraron que él no debería estar vinculado al servicio diplomático.
“La Unión de Funcionarios de Carrera Diplomática (Unidiplo) y la Asociación Diplomática y Consular de Colombia (Asodiplo) manifiestan su profunda consternación por las denuncias sobre presuntas estafas y manejos irregulares de dinero de Andrés Hernández”, se lee en el documento.
El presidente Gustavo Petro ha guardado silencio frente a Andrés Hernández, pero las denuncias de colombianos residentes en México cada vez crecen y la permanencia en el cargo del cónsul se vuelve insostenible.
SEMANA buscó al cónsul, prometió hablar, pero después dijo que su abogado no se lo recomendó.