El exministro del Interior, Luis Fernando Velasco, tenía dos intenciones tras su paso por el Gobierno de Gustavo Petro: quedarse con el Partido Liberal, tumbar a César Gaviria de la dirección general del trapo rojo y dirigir la casa política hacia el progresismo.
La segunda, aspirar a la presidencia, como lo confesó a varios políticos en el Huila, donde estuvo a finales de junio de 2024, en plenas fiestas de San Pedro, días antes de que el presidente oficializara su salida del cargo en medio del escándalo de la UNGRD.
Velasco no logró ninguna de las dos cosas. Hoy carga el inri que le arruinó, al menos por ahora, su carrera política: el escándalo de corrupción de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, el mayor ruido de la actual administración, en el que él, según la Fiscalía, habría sido una pieza determinante. Como jefe de la política, al parecer, gestionó millonarios recursos y contratos de esa entidad para varios congresistas, a cambio de que aprobaran en el Legislativo las reformas de Gustavo Petro.

Velasco pasó de su vida cómoda en Popayán, tras salir del Gobierno Petro, a una cárcel en Cali, en el Valle del Cauca. Y lo más probable, si nada extraordinario ocurre, es que termine condenado judicialmente y pasando varios años privado de su libertad.
Luis Fernando Velasco se ganó el Ministerio del Interior a pulso.
Después de abortar su idea de ser precandidato a la presidencia, se echó encima la campaña presidencial de Gustavo Petro e hizo parte del equipo de políticos que se rebeló contra César Gaviria y buscó propinarle un golpe político. Al final, consiguió que varios senadores y representantes liberales terminaran respaldando al político de izquierda, pese a que Gaviria pidió a su bancada apoyar a Federico Gutiérrez en la primera vuelta presidencial.

Velasco recorrió el país y agrupó a un sector importante del liberalismo alrededor de Petro, pero no fue premiado inicialmente en el Gobierno.
En agosto de 2022, cuando el presidente se ciñó la banda presidencial, no contó con Luis Fernando Velasco. El ministro del Interior —el cargo soñado del payanés— fue para Alfonso Prada, santista, exsecretario privado de Juan Manuel Santos y aliado de Roy Barreras, primer presidente del Senado de Petro.
Velasco, en silencio y decepcionado, supo esperar y se convirtió meses después en alto consejero presidencial para las regiones, un cargo importante, cercano al presidente y que sirve como puente entre los ministros, el jefe de Estado y los gobernadores y alcaldes del país.

Pero no fue suficiente. Velasco estuvo en la banca, esperando durante meses el pitazo para entrar a la cancha, y lo consiguió. Alfonso Prada, con el desgaste del arranque del Congreso, renunció y Gustavo Petro llamó a Luis Fernando Velasco al Ministerio del Interior.
Lo primero que hizo fue impulsar la fallida reforma a la salud de la exministra Carolina Corcho y tratar de recomponer la unidad nacional que Petro había dinamitado, aunque solo lo logró a medias. Como César Gaviria no jugó de su lado, la guerra desde el Gobierno se agudizó contra el oficialismo del Partido Liberal.
Hoy César Gaviria sigue en la dirección del Partido Liberal, la mayoría de las reformas de Petro no se aprobaron y Luis Fernando Velasco enfrenta graves líos judiciales que amenazan con sepultar su amplia carrera pública.









