Informe
El despelote de la Cancillería: estas son las críticas que le llueven por todo lado al ministro Álvaro Leyva
Álvaro Leyva está en el ojo del huracán y tiene a la entidad en un limbo ante la falta de claridad en materia de política exterior. Hay quejas en el Congreso y el Pacto Histórico.
El canciller, Álvaro Leyva, está enredado en su propio laberinto y eso ha impactado fuertemente al Ministerio de Relaciones Exteriores. El funcionario enfrenta cuestionamientos en el Congreso y en la propia bancada del Pacto Histórico por su polémica gestión. En el Capitolio dicen que Leyva tiene agenda propia, está concentrado en los asuntos de paz, no es clara la política exterior a la que le apuesta y ha desatado choques con su equipo de colaboradores.
Hace una semana, en una cena convocada por Francia Márquez a la que asistieron los congresistas petristas, el tema del canciller estuvo sobre la mesa. Delante de la vicepresidenta, los senadores y representantes a la Cámara se quejaron de que Leyva no actúa como un canciller, sino como si fuera un comisionado para la paz.
El ministro evade las citaciones y no rinde cuentas sobre la gestión de la Cancillería. Por ejemplo, la Cámara de Representantes lo ha citado en nueve oportunidades, entre audiencias, sesiones descentralizadas y debates de control político, y no ha asistido. En ocasiones, tampoco presenta una excusa.
El pasado miércoles, el canciller llegó a la Comisión Segunda del Senado tras varios llamados. Las respuestas a los interrogantes que se le plantearon no llenaron las expectativas, según señaló la senadora Paola Holguín. A raíz de los constantes reparos, y en un comunicado de prensa que tenía su rostro de fondo, Leyva dijo que ha sido citado cinco veces al Congreso entre el 20 de julio de 2022 y el pasado 21 de marzo. Explicó que, en una ocasión, asistió a la Comisión Segunda y en tres oportunidades delegó al viceministro de Relaciones Exteriores. Y, en la otra ocasión, envió al director administrativo y financiero.
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Pocos saben en qué anda el canciller, mientras arrecian las denuncias en su contra por polémicos nombramientos. Érika Tatiana Sánchez, representante a la Cámara por la Liga de Gobernantes Anticorrupción, investigó los pasos del ministro desde que se posesionó. Ella y su colega Vladimir Olaya, del Centro Democrático, citaron a Leyva a un debate de moción de censura.
SEMANA conoció que Sánchez revelará pruebas sobre cómo el canciller se ha dedicado más a labores de paz y no al ejercicio diplomático. “¿Es canciller o es gestor de paz? No puede ser las dos cosas al tiempo, porque estamos viendo con preocupación cómo está dejando al lado sus funciones”, advirtió la congresista santandereana.
La Cancillería es clave para el país. Solo durante los cuatro años del gobierno de Iván Duque, ese ministerio gestionó más de 4.128 millones de dólares de organismos internacionales que sirvieron para financiar el Plan de Desarrollo, la pandemia por la covid-19, el proceso de paz, entre otros. El esfuerzo de conseguir recursos quedaría en nada si Leyva no se dedica a gestionar y abrir puertas en el mundo, según la representante Sánchez.
Sin carrera diplomática
Los polémicos nombramientos serán igualmente objeto del debate. En los primeros siete meses de gobierno, 94 personas han sido nombradas, y de ellas 31 en provisionalidad. “Estos últimos cargos terminaron en manos de personas que, en algunos casos, no cumplen con los requisitos mínimos”, dice un documento elaborado por Sánchez y Olaya, quienes señalan que Leyva no debe continuar en el cargo. En campaña, el entonces candidato Petro prometió respetar la carrera diplomática, pero, a juzgar por sus designaciones, no lo está haciendo.
El listado de diplomáticos cuestionados o que no cumplen con los requisitos es grande. Entre ellos se destacan Karen Natalia Carvajal, técnica en diseño de modas de la Escuela de Diseño y Mercadeo Arturo Tejada. Aunque no es profesional, uno de los requisitos para ser diplomático, desde el 2 de noviembre de 2022 fue nombrada como segunda secretaria de relaciones exteriores del Consulado de Colombia en Barcelona. Tiene funciones de cónsul y su sueldo alcanza los 4.046 dólares (19 millones de pesos aproximadamente).
Lo paradójico es que el Departamento Administrativo de la Función Pública emitió el concepto 380811 de 2022 y dijo que podía ser nombrada, pese a que no habla un segundo idioma, otro de los requisitos. La pregunta es por qué razón una diseñadora de modas termina en un cargo consular y el Gobierno no vincula a profesionales que han estudiado la materia. Esa es una pregunta que Leyva aún no responde.
En el listado también aparece Andrés Camilo Hernández, nombrado consejero de relaciones exteriores en México, quien fue designado por Leyva, pese a que el 26 de diciembre de 2022 la Función Pública confirmó que no cumplía con los requisitos exigidos.
Ocurre lo mismo con Elizabeth García Carrillo, embajadora en Bolivia. Aunque dice que es abogada, no convalidó su título en Colombia y el Consejo Superior de la Judicatura confirmó que no está registrada como tal. SEMANA conoció que la indígena anexó certificados de una licenciatura de tres años en la Universidad Laval de Quebec que, en teoría, no le alcanzan para cumplir el requisito.
Por su parte, el embajador de Colombia en España, Eduardo Ávila Navarrete, uno de los hombres más cercanos a Petro, también está en la mira de los congresistas Sánchez y Olaya. En su hoja de vida publicada en la página de la Cancillería, advierten los congresistas, “no se observa su título profesional y, aunque acredita más de 24 años de experiencia, ha sido en el sector privado y no en asuntos diplomáticos y consulares”.
Los nombramientos de otros embajadores y cónsules también saldrán a relucir en el debate. Entre ellos están los nombres de Mauricio Baquero, Juan Manuel Corzo, Temístocles Ortega, Sergio Cabrera, Álvaro Moisés Ninco, León Fredy Muñoz, Camilo Romero y Marisol Rojas Izquierdo.
Leyva es un canciller ausente de su despacho. SEMANA habló con funcionarios de su oficina y coinciden en que no funge como el jefe de la diplomacia en Colombia. “No cita a la gente, no tira línea en materia internacional, no está presente, está en otro cuento”, le expresó una fuente a este medio. El ministro ha dicho que va poco al Palacio de San Carlos porque está fuera del país la mayor parte del tiempo.
Y, cuando lo hace, se reúne esporádicamente con sus funcionarios. Esa desconexión ha provocado malestar en algunos subalternos. Uno de los roces más notorios lo tuvo con la vicecanciller, Laura Gil, a quien el 14 de marzo le notificaron que dejaría el cargo. En su reemplazo fue nombrada Elizabeth Taylor.
Aunque a Gil la sacaron a sombrerazos de la Cancillería, y sin mayores explicaciones, aún sigue en el cargo, mientras Taylor, quien no ha firmado su posesión, también asiste a la oficina.
En la Cancillería se comenta en voz baja que Leyva es un funcionario difícil de manejar. Algunos señalan que no escucha y no toma decisiones. Otros hablan de episodios de gritos en su despacho. Él es un político curtido, tiene 80 años, fue ministro, congresista, constituyente y ha participado en diferentes diálogos de paz a lo largo de la historia.
La salida de Laura Gil es un ejemplo de lo que pasa en el ministerio. Leyva la llamó a su oficina hace un par de semanas y le anunció que no podía trabajar más a su lado. Una fuente cercana a SEMANA narró que hubo cruces de palabras y él le expresó abiertamente su molestia, entre otras, porque ella tenía más protagonismo mediático que él.
Leyva, quien no la tenía en cuenta en decisiones clave, como el litigio con Nicaragua, le anunció a Gil que pediría el beneplácito para que fuera embajadora en Austria. Tras el ofrecimiento le pidió guardar silencio. Al otro día, la noticia se filtró en la prensa, al parecer, por un funcionario de confianza del canciller y eso desató su furia.
Días después, a Gil, a quien Leyva considera la ‘garganta profunda’ de la Cancillería y le había perdido la confianza, le negaron sorpresivamente la comisión a Viena, donde daría una conferencia en la Asamblea de Estupefacientes de la ONU, pero en cuestión de horas Leyva cambió de planes y autorizó el viaje. Como si se tratara de una estrategia, la internacionalista se enteró de que había sido oficialmente reemplazada en la distancia.
La gestión de Leyva produce críticas en el Congreso. La Comisión Segunda del Senado teme el rompimiento de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Marruecos, pues el presidente Petro reconoció al Frente Polisario –que tiene profundas diferencias con el país del norte de África– y desató una tormenta diplomática. Los congresistas le han pedido tres citas al canciller para hablar del tema, pero, como suele ocurrir, guarda silencio.