Entrevista
“El lazo no se va a romper”: el embajador (e) de Estados Unidos, John McNamara, habla de Gustavo Petro y Nicolás Maduro, y hace un anuncio sobre visas para los colombianos
El embajador (e) de Estados Unidos en Colombia, John McNamara, reconoce que la relación bilateral ha estado “más tensa” que nunca, pero ve improbable un rompimiento. Habla de Petro, Maduro, la lucha contra las drogas y hace un anuncio sobre visas.
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SEMANA: Embajador, en términos generales, ¿cómo están las relaciones hoy entre el Gobierno de Estados Unidos y el de Colombia?
JOHN MCNAMARA: Hay que reconocer, sin anestesia, que el estado de la relación bilateral ha estado más tenso que nunca. Todo el mundo entiende eso. Recientemente, hemos tenido un tire y afloje en público, algo que no es ideal. Pero el lazo fundamental que une a nuestros dos pueblos nunca va a romperse. Ni la misma Rosario Tijeras podría cortar la relación. Tenemos diferencias claras con el Gobierno colombiano, pero todavía hay mucho en común. Lamentablemente, la retórica y las acciones poco constructivas de varios niveles del Gobierno nacional siguen siendo un motivo de preocupación creciente. Pero, por encima de todo, somos países con valores democráticos compartidos, naciones del mundo libre, donde el pueblo, por medio de sus votos, manda. Además, nuestros países disfrutan de instituciones fuertes, de una prensa libre y de sistemas contundentes de chequeos y balances. Estamos enfrentando desafíos comunes como el narcotráfico a nivel transnacional, el terrorismo, la corrupción, la migración y el desarrollo de nuestras economías, de manera sostenible, buscando el bienestar de ambos países. Para mí, sería una lástima perder oportunidades de avanzar juntos en áreas claves. En estos últimos nueve meses del Gobierno Petro, estamos listos para continuar trabajando de manera cercana con las autoridades colombianas, el sector privado y la sociedad civil. Nuestros pueblos no merecen nada menos. Quiero destacar esa alianza histórica y profunda que tienen Estados Unidos y Colombia, y que se ha mantenido durante más de 200 años. Hemos estado juntos en las buenas y en las malas, uno ayudando al otro, en tiempos de paz y de guerra. Incluso, en medio del conflicto interno, mi país hizo una inversión de billones de dólares por medio del Plan Colombia, apostando a que Colombia y los colombianos serán capaces de derrotar a sus enemigos narcoterroristas a través de la seguridad democrática, que, literalmente, transformó al país.

SEMANA: ¿Por qué la relación llegó a esa tensión sin precedentes? ¿Cuáles fueron los motivos?
J.M.: En vez de hablar de lo que pasó, prefiero mirar hacia adelante, hacia el futuro. Tengo la certeza de que ningún cambio electoral ni ninguna figura política o transicional pueden derrotar lo nuestro. Es una relación duradera, de mutuo beneficio y basada en valores democráticos compartidos. Tenemos un flujo de información bastante abierto entre la embajada y el Gobierno nacional y todas las instituciones de Colombia. Gracias a ese diálogo y a la colaboración, podemos salir al otro lado, en buen estado, y con la relación tan firme y tan segura como siempre.
SEMANA: ¿Estados Unidos considera hoy al presidente Gustavo Petro como un aliado?
J.M.: Colombia y Estados Unidos son aliados estratégicos. Colombia es muy importante para Estados Unidos debido a muchas razones, entre ellas el comercio, los lazos culturales de aprendizaje, etcétera. Cuando pienso por qué somos aliados, recuerdo que somos aliados de la Otan. Hace unos días, tuvimos nuestra celebración del Día de los Veteranos y tuvimos el honor de recibir a cinco miembros del famoso Batallón Colombia que participaron con nosotros en la defensa de la democracia en Corea del Sur contra una invasión comunista. Ese es el nivel de compromiso que tenemos, las experiencias compartidas, y tengo la certeza de que podemos continuar así por 200, 300, 400 años más, si Dios y la Virgen lo permiten.

SEMANA: ¿Por qué el presidente Petro fue incluido en la Lista Clinton?
J.M.: Lo primero que debo destacar es que la política no tiene nada que ver a la hora de ser incluido o no en la lista OFAC. Esa es una decisión técnica basada en nuestras leyes y en hechos reales. Cuando la OFAC, que es parte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, publicó la lista de los cuatro colombianos el pasado 24 de octubre, allí se explicó en detalle el porqué en cada caso. Cada uno tenía una situación diferente. Hay que leer el anuncio público de la OFAC para entender el porqué y los detalles.
SEMANA: ¿Y por qué Verónica Alcocer, Nicolás Petro y el ministro del Interior, Armando Benedetti, fueron incluidos? ¿Qué puede decir de ellos tres?
J.M.: Vale la pena leer en detalle el anuncio de la OFAC, que explica exactamente las razones. No fueron políticas. Todo está basado en la ley americana, en nuestras normas y en hechos que tuvieron que ver con casos y situaciones en cada una de las personas.
SEMANA: ¿El presidente Petro podría ser eventualmente retirado de la lista OFAC?
J.M.: Yo no controlo la lista OFAC y no estoy en una posición de decir u opinar al respecto.
SEMANA: ¿Hay alguna preocupación de que el presidente Petro pueda expulsar, en determinado momento, a los diplomáticos estadounidenses presentes en Colombia?
J.M.: Hay que reconocer la soberanía de cada país. Y es claro que somos invitados, somos huéspedes del Gobierno anfitrión, al igual que la Embajada de Colombia y todas sus oficinas consulares en Estados Unidos. Espero que nunca se llegue a ese punto (el de la expulsión). Vuelvo y repito: tenemos una comunicación fluida con el señor presidente Petro y sus ministros, también con varias instituciones de Colombia. De mi parte, desde mi punto de vista, algo de esa naturaleza no es probable que ocurra y no es nuestro deseo. Lo que buscamos es aprovechar conjuntamente los últimos nueve meses del mandato del señor presidente Petro para avanzar en lo que podamos, para sobrepasar y solucionar nuestros desafíos comunes. Si no hacemos eso, sería una lástima, una pérdida de tiempo y de oportunidades, y a veces las oportunidades no regresan.

SEMANA: Estados Unidos ha tratado de diferenciar que una cosa es Colombia y otra el presidente Petro, a quien han sancionado al retirarle la visa e incluirlo en la Lista Clinton. ¿Cómo explicar eso?
J.M.: No hay duda de que el señor presidente Petro fue elegido democráticamente y es el presidente constitucional, con todas las autoridades y las limitaciones que tiene el cargo. No diría que estamos tratando de dividir al Gobierno del pueblo de ninguna manera. Respetamos a ambos y, por el bienestar de nuestros pueblos, debemos tratar y lograr solucionar los problemas conjuntamente, con comunicación, compromiso y hechos.
SEMANA: ¿Estamos cerca de un rompimiento en las relaciones entre Estados Unidos y Colombia?
J.M.: No creo.
SEMANA: ¿Cuál es su opinión sobre el presidente Petro?
J.M.: Es el presidente constitucional de la república. Hay una colaboración constante y diaria con los más altos funcionarios del Gobierno, incluyendo al señor presidente mismo.

SEMANA: A raíz de la descertificación de Estados Unidos a Colombia por sus pobres resultados en la lucha contra las drogas, el país goza aún de una exención de interés nacional que evita que se impongan sanciones. ¿Qué tendría que ocurrir para que se elimine esa exención?
J.M.: Como eso es algo del futuro, no puedo hablar de casos teóricos y, por supuesto, no soy un Nostradamus. Sí me gustaría resaltar la importancia de una relación fructífera en la cual ambos países se beneficien. Cuando miramos el balance, Estados Unidos y Colombia tienen muchas más cosas que nos unen que las que nos dividen. Obviamente, en cualquier relación va a haber altas y bajas, pero en el fondo somos países aliados, con respeto mutuo, y hemos pasado por días difíciles, juntos, hombro a hombro, trabajando para solucionar los problemas. Ese es mi enfoque: no palabras, sino hechos.
SEMANA: ¿La economía colombiana puede estar tranquila de que Estados Unidos no va a aumentar los aranceles?
J.M.: Estamos en una muy buena situación en términos del comercio bilateral. Estados Unidos es el socio número uno del comercio de Colombia, y por mucho. Pero no solamente eso. Nuestro comercio está relativamente balanceado, compramos y vendemos, uno al otro, de una manera bastante saludable gracias al Tratado de Libre Comercio (TLC). El nivel del comercio ha crecido bastante, hasta el punto de que hoy en día el 40 por ciento de todos los productos agrícolas de Colombia tienen como destino el mercado americano, y el 30 por ciento de todos los productos y servicios de Colombia se exportan hacia nuestro país. También somos líderes en términos de las inversiones extranjeras directas, y por mucho. Estados Unidos invierte por medio de nuestras compañías más que un país asiático que te dice que hace más de lo que hace y que no comparte nuestros valores democráticos. Hay mucho trecho entre el dicho y el hecho.
SEMANA: ¿Qué piensa de un posible sentimiento antiestadounidense que pueda hacer carrera en Colombia, en medio de toda la tensión política?
J.M.: Con todo respeto, no estoy de acuerdo con ese análisis. Quiero que la relación entre los pueblos siga fuerte. Por ejemplo, cada año vienen un millón de americanos como turistas a Colombia. No tienen problemas, siempre nos dicen que se sienten muy contentos con el trato y la manera en que el colombiano los acoge y los hace sentir en casa. Hay miles de entrevistas para solicitar visas cada día en la embajada porque queremos ayudar a los colombianos que quieren viajar a Estados Unidos. Es algo de beneficio mutuo. Los americanos que vienen, invierten una buena cantidad de dinero en servicios y compras. Entonces, creo que las relaciones entre ambos pueblos están más fuertes que nunca.

SEMANA: ¿Qué ocurriría si el Gobierno colombiano no extradita a Giovanny Andrés Rojas, alias Araña, conocido como el narcotraficante VIP y que está pedido en extradición por Estados Unidos?
J.M.: Hasta hoy tenemos una relación y un compromiso de extradiciones bastante fuerte y exitoso. El año pasado, por ejemplo, el Gobierno de Colombia permitió la extradición de 169 criminales buscados por nuestra Justicia. Ese es un logro importante de la relación bilateral. Este año vamos, más o menos, al mismo ritmo. Hay unas excepciones con las cuales, realmente, no estamos de acuerdo, donde se está demorando la extradición a Estados Unidos. ¿Por qué? Ellos cometieron crímenes contra nuestro pueblo, que ha sufrido, hay muertos, familias rotas, vecindarios dañados por la llegada de ese narcótico ilícito que para nosotros es un veneno. Entiendo los intereses del señor presidente Petro, que se podría decir que son nobles en términos de su concepto de la paz total, pero eso no ha funcionado. Para nosotros, el mejor ejemplo, y para dar justicia a las víctimas, sería enviarlos a Estados Unidos.

SEMANA: El Departamento de Estado de Estados Unidos dejó de producir datos sobre los cultivos ilícitos en Colombia. ¿Se ha pensado retomar esa medición o se van a seguir orientando por los datos de Naciones Unidas?
J.M.: Estamos contentos con ese sistema y hay que llamar al pan, pan, y al vino, vino. Los resultados de la lucha antinarcóticos en Colombia no han sido los mejores. Hoy en día hay más hectáreas de tierra fértil en Colombia en uso para los cultivos de coca que nunca, según Naciones Unidas. La producción puede llegar hasta las 3.000 toneladas. Imagínese cuántos camiones se tendrían que llenar para tener 3.000 toneladas de cocaína. Ese veneno sigue saliendo de Colombia. Estamos trabajando de la mano con las autoridades colombianas y hay que reconocer que se han hecho esfuerzos inmensos, con mucha valentía y compromiso por parte de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y otras autoridades del Estado para limitar e incautar esa droga. Hay que reconocer que hay más producción de cocaína, hay que admitir que hay más cocaína para ser incautada. El ideal sería seguir trabajando conjuntamente para bajar ese nivel de cultivos de coca. Conozco la Colombia profunda, de mi vida anterior aquí como militar, trabajando con las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. El sufrimiento por esa cadena de narcotráfico es inmenso y constante. El pobre campesino se ha convertido en raspachín por las buenas o las malas, hay corrupción, amenazas, violencia, daños ecológicos, todo eso viene con la producción de cocaína. Hay bastante sufrimiento aquí en Colombia y ustedes lo saben muy bien. Pero también hay sufrimiento en mi propio país, o en cualquier país que es consumidor, hay daños increíbles. Por eso, nos tomamos tan en serio la lucha contra el narcotráfico. Es una lucha por la defensa nacional y por el bienestar y la protección de nuestros pueblos.

SEMANA: ¿Qué piensa Estados Unidos de la compra de aviones Gripen por parte del Gobierno colombiano?
J.M.: Vi que la semana pasada el Gobierno Petro firmó un contrato para comprar una cantidad de aviones Gripen con nuestro país hermano de la Otan, Suecia. Esa es una decisión netamente soberana de Colombia, de la cual no tengo comentarios. Creo que vale la pena mencionar, por nuestra parte, que no solamente utilizamos el F-16 como nuestra aeronave, sino que muchos otros países confían en ella. Incluso aquí en el vecindario, varios países de Sudamérica tienen los F-16, incluyendo un vecino muy cercano a Colombia. Hay 4.000 F-16 en servicio en todo el mundo hoy. ¿Entonces qué hace esto? Hace más fácil conseguir repuestos, upgrades de tecnología, interoperabilidad y colaboración.
SEMANA: Se avecina el Mundial de Fútbol en 2026, y Estados Unidos es una de las sedes. ¿Qué novedades hay en materia de visas para los colombianos que quieran viajar?
J.M.: Hemos aumentado el número de citas para la visa en nuestra embajada de manera notable. El año pasado, en 2024, esta embajada en Bogotá procesó más visas que en cualquier otra misión en el mundo. Por tal motivo, para atender esa alta demanda que se avecina, hemos designado a nuestra embajada en Ciudad de Panamá como una sede de apoyo para los solicitantes colombianos de visas B1-B2 (turismo), con citas disponibles a partir del próximo primero de diciembre. Es decir, los colombianos tienen otra opción para tramitar sus visas, bien sea que se trate de residentes en ese país o que viajen allí. Forma parte de nuestros esfuerzos para asegurar que cada colombiano que quiera ir al Mundial tenga la oportunidad.

Estamos muy contentos de ser uno de los tres países anfitriones del Mundial. Será una competencia como nunca antes, con 48 equipos calificados para participar, más que en toda la historia; es decir, habrá más partidos, más alegrías y más tristezas, tal vez, en algunos casos.
Ustedes han obtenido su clasificación al Mundial, y sería fabuloso si Colombia, con James, Dayro Moreno y los demás muchachos, jugara contra los nuestros en la final. No importa quién gane, tendríamos que compartir un par de guaros y música vallenata como símbolo de nuestra amistad.
SEMANA: ¿Cuál será la suerte de Nicolás Maduro?
J.M.: Eso es algo entre Dios y Nicolás Maduro, no tengo más comentarios, aparte de lo que hemos dicho como Gobierno por mucho tiempo. Ese es un régimen ilegítimo, cruel, represivo, que toma prisioneros como juguetes, incluyendo a colombianos que todavía están detenidos por razones que no sé cuáles son. No reconocemos a ese régimen. Como parte de nuestra lucha contra el narcotráfico, hemos incrementado la presencia de nuestras fuerzas en el Caribe para limitar el movimiento de drogas hacia nuestro país. ¿Por qué? Porque ese es nuestro interés de defensa nacional y de bienestar de nuestro pueblo.

SEMANA: Hay preocupación por los recortes de la ayuda de Estados Unidos a Colombia. ¿Cuál es el estado hoy?
J.M.: Estamos en una etapa de revisión de toda nuestra ayuda y asistencia a otros países del mundo. No puedo decir cómo va a terminar, pero en el día a día seguimos con los programas impresionantes que tenemos acá en Colombia, con la colaboración con las Fuerzas Militares, el mantenimiento de la flota de la Policía Nacional, que sigue vigente. Estamos invitando a miles de militares y policías para estudiar en nuestras escuelas en Estados Unidos. Estamos en medio de una entrega de 55 vehículos blindados al Gobierno de Colombia. Somos el país que hoy en día dona más apoyo humanitario a Colombia que cualquier otro país. Trabajamos para proteger a ambos pueblos. Por ejemplo, hay un esfuerzo que se llama Angel Watch y en el cual ambos Gobiernos trabajan para evitar que gente probable de ser pedófila entre al país. ¿Cómo lo hacemos? Tenemos una base de datos de antecedentes y la compartimos con las autoridades colombianas. Hace unos meses, en la Florida, un ciudadano de mi país fue condenado a cadena perpetua por abusos aquí en Colombia. La protección de nuestros jóvenes es sumamente importante para ambos países. Aparte de eso, tuve la oportunidad de ir a Barranquilla hace un par de semanas para hacer el juramento de los nuevos 44 voluntarios del Cuerpo de Paz, es un programa que data de 1963; hoy tenemos más de 99 voluntarios. Son profesionales que quieren ayudar a sus hermanos y hermanas en el mundo, viven con las familias, comparten sus habilidades, sus conocimientos, son embajadores de barrio con el pueblo colombiano. También tenemos esos centros bilingües, los Centros Colombo Americanos. Es una inversión no solamente de nuestro Gobierno, sino de otras personas que quieren participar en esto, casi 50.000 programas públicos gratuitos se están ofreciendo cada año, atrayendo a más de un millón de visitantes colombianos a nuestros nueve centros en Colombia. Esas son las clases de cosas que hacemos; aparte del liderazgo de nuestra sección de asuntos públicos con becas en el sistema Fulbright, tenemos más de 3.000 alumnos que han ido a estudiar todas las carreras que usted se pueda imaginar en Estados Unidos. Nuestra amistad con Colombia es a prueba de todo.

SEMANA: Uno lo ve feliz en Colombia, con su sombrero aguadeño y usando siempre expresiones muy colombianas, como chimba, guaro, parce. ¿Cómo ha sido su estadía en nuestro país?
J.M.: Para mí es un honor liderar nuestra embajada, conformada por profesionales colombianos y americanos; de hecho, hay muchos más colombianos. Ese es el toque secreto de nuestra efectividad y conexión con el pueblo colombiano. Ellos nos dan grandes consejos y sugerencias que realmente hacen que la labor de la embajada sea mucho mejor. Colombia, la tierra de la belleza, siempre ha sido y será muy cercana a mi corazón. Estoy amañado, contento, he tenido el privilegio de servir en Colombia tanto como uniformado de mi ejército durante épocas duras del conflicto armado, y también en distintas funciones diplomáticas. Conozco no solamente las grandes ciudades de Colombia, sino también el país profundo, departamentos como Arauca, Caquetá, Putumayo, los Llanos, las selvas. Esa es mi manera de entender la totalidad de Colombia. Mi primera misión acá fue en 1987, recién graduado de West Point, trabajando hombro a hombro con los guardianes de la democracia colombiana, los miembros de la gloriosa fuerza pública, durante mi servicio como militar. He sido testigo del coraje, la valentía y el sacrificio del digno pueblo colombiano en defensa de su democracia y la lucha contra las organizaciones narcoterroristas. No importa la bandera ni el brazalete; para mí, bandido es bandido y punto. Después de mi retiro de la vida militar, cumplí varios puestos como diplomático; en esta embajada trabajé en asuntos consulares, en antinarcóticos, fui el consejero político durante los últimos años del proceso de paz del Gobierno Santos y, bendito Dios, tuve la suerte de ser seleccionado para regresar a Colombia a principios de este año. Para mí, Colombia es como mi segunda casa.





