Política

En el esperado discurso sobre el atentado a Miguel Uribe Turbay, Petro pronunció frases como “ratas de alcantarilla” y “hoy nos derrotaron”

El jefe de Estado instó a investigar quién es el autor intelectual de este atentado. También se refirió al sicario como un “muchacho ha sido entrenado para matar, contratado para matar a Miguel Uribe Turbay”.

8 de junio de 2025, 2:10 p. m.
Presidente Gustavo Petro y ministro de Defensa, Pedro Sánchez.
El presidente, Gustavo Petro, y ministro de Defensa, Pedro Sánchez. | Foto: Presidencia.

En la alocución televisada en la noche del sábado, el presidente Gustavo Petro condenó enérgicamente el atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, ocurrido en el occidente de Bogotá, y ordenó priorizar la protección de todos los líderes políticos de la oposición.

El mandatario calificó el hecho como “una acción que enluta a la democracia”. El senador y precandidato presidencial lucha por su vida en un centro asistencial de Bogotá.

“Un muchacho ha sido entrenado para matar, contratado para matar a Miguel Uribe Turbay. Esto no es un hecho aislado. Es un hecho que nos convoca como país y como humanidad”, expresó, y aseguró que no se escatimarán esfuerzos ni recursos del Estado para dar con los responsables.

El jefe de Estado informó que el presunto agresor fue capturado por un agente de la Unidad Nacional de Protección (UNP), y que ya se encuentran en marcha todos los protocolos de investigación.

Reiteró que la orden es clara: “Un muchacho ha sido entrenado para matar, contratado para matar a Miguel Uribe. No se trata solo de quién disparó. Tenemos que encontrar al actor intelectual, al que lo mandó. Pero más allá, se trata de evitar que más jóvenes caigan en las redes del odio”, señaló y exhortó a toda la sociedad a “proteger al niño antes de que lo conviertan en asesino”, una frase que utilizó para denunciar cómo las estructuras criminales siguen instrumentalizando a los jóvenes en los ciclos de muerte.

El mandatario anunció que también se investigará a la propia escolta de Uribe Turbay con el objetivo de identificar posibles fallas en los esquemas de seguridad. “Siempre que un asesino logra actuar sobre una persona protegida, hubo una falla del Estado”, afirmó.

El presidente fue enfático en que todas las hipótesis deben permanecer abiertas para no entorpecer la investigación. “Hasta ahora no hay más que hipótesis, y las hipótesis no pueden ser descartadas de antemano porque viciamos la ciencia de la investigación”, explicó, reiterando que el compromiso institucional es con la verdad y la justicia, no con conjeturas prematuras ni con lecturas partidistas de los hechos.

“La seguridad de los opositores debe ser una prioridad. Si se confirman fallas en los protocolos, habrá responsables. No podemos repetir los errores del pasado. No queremos más mártires”, advirtió y recordó que Luis Carlos Galán, Álvaro Gómez Hurtado y Carlos Pizarro, los tres candidatos presidenciales fueron asesinados en ataques sicariales.

Alocución presidencial
Gustavo Petro atentado Miquel Uribe
7 junio 2025
El presidente, Gustavo Petro, en el discurso del 7 de junio de 2025, con motivo del atentado contra el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay. | Foto: Presidencia
Miguel Uribe
El senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay cuando trasladado a la Fundación Santa Fe de Bogotá (Colprensa - Cristian Bayona) | Foto: Cristian Bayona - Colpensa

En el marco de su discurso, el presidente habló de múltiples temas. Estas fueron sus palabras:

“Lo primero que tenemos que [hacer es] orar y juntarnos, como acabamos de realizar. Hacer esta reunión con toda la fuerza pública, en los organismos de inteligencia, Consejo de Seguridad Extraordinario, la compañía del alcalde de Bogotá, el cruce de las primeras informaciones, de ver los videos, de mirar a los ojos al asesino que es un menor de edad y está vivo y capturado por un agente de la DNP, Unidad Nacional de Protección, Ricardo Céspedes, se llama. Y que ya circula, obviamente, por redes en estos tiempos modernos.

Pero nosotros queremos, antes que nada, garantizar la más absoluta transparencia del Estado en su competencia para investigar y lograr llegar a los autores intelectuales del intento de homicidio hasta ahora.

El doctor Miguel Uribe Turbay está vivo. Y entonces toda la actividad hoy se concentra fundamentalmente en que siga vivo, cuya primera línea de acción es el personal de salud de la entidad que hoy lo cuida.

De las más altas calidades, entidad privada de salud de muy antigua tradición en Colombia y con los mejores pergaminos humanos y tecnológicos para cuidar de la vida de una persona.

Ha expedido su primer comunicado, como tiene que ser, solo en nombre de la ciencia médica y definiendo en qué están en este momento.

Por tanto, lo que hoy más cabe es que todos los colombianos nos entremos con la energía de nuestro corazón con nuestras ganas de vivir energías que juntas operan en que siga vivo el doctor Miguel Uribe Turbay.

Esa es la prioridad científica humana social, que el asesino no haya cumplido con su misión pagada. Y detrás de esa persona que se llama Miguel Uribe Turbay, cualquiera que sea su pensamiento político y sus posiciones, antes que nada es persona, ser humano y por tanto tiene el derecho absoluto a vivir. Y que en un momento como estos todo lo que hagamos esté concentrado en que pueda seguir viviendo y abrazar a su familia y a sus hijos.

Y hacer lo que políticamente y libremente crea que debe hacer sin interferencia nuestra. Todos sabemos que hay una distancia política entre la familia Uribe Turbay y el gobierno.

Pero es distancia política y la política es libre y siempre hemos defendido que sea libre de violencia. Por eso hicimos la paz. Una política sin violencia es una sociedad sin violencia. En la política se condensa la sociedad.

Y por eso tengo también que rechazar el intento oportunista bajo de utilizar con fines políticos el dolor de la familia y del mismo Miguel Uribe Turbay.

No es el fin político lo primero, hoy es la vida en el gobierno de la vida, lo primero que defendemos es la vida misma. La vida de la víctima en buenas manos está y confiamos y la vida del asesino que es un menor de edad, un niño.

Las leyes y las normas nos obligan a proteger al niño por ser niño porque si no cuidamos los niños de la patria no tendremos patria.

Todos los protocolos de investigación al máximo nivel con la más alta calidad profesional, trabajando en equipo entre todas las agencias de inteligencia, se tienen que concentrar a partir de ahora en descubrir quién es el asesino intelectual.

No debe haber recurso que se escatime ni un solo peso ni un solo tiempo de energía para dedicarla exclusivamente a encontrar el culpable intelectual con su nombre propio en el lugar donde viva, sea en Colombia, sea en el extranjero. Hay un método científico investigación.

Y en estos momentos no tenemos más que agarrarnos de la ciencia y de los protocolos científicos. Y para eso necesitamos los mejores profesionales, las mejores profesionales de todas las entidades del Estado para descubrir al criminal. Hasta ahora no hay más que hipótesis.

Y las hipótesis no pueden ser descartadas de antemano porque viciamos la ciencia de la investigación. Todas deben ser examinadas hasta que la maduración misma de la investigación nos lleve de la hipótesis a la certeza. Y por tanto a la acción penal y a la individualización de los criminales.

El uso político de estas horas, de un hecho tan grave y doloroso como que un dirigente de Colombia, no importa su posición, su color de camiseta, su pensamiento, haya sido víctima de un intento de asesinato que ojalá no prospere. Y el estado todo de Colombia se pone al servicio de la vida.

La primera responsabilidad del presidente de Colombia es cuidar la vida de su propia decisión. Es el deber del demócrata hacerlo, respetarlo y hacer que vivan y no escatibar ningún esfuerzo en ellos. Y la verdad es aquí esencial.

He ordenado que se investigue a la misma escolta, que encontremos de acuerdo a los protocolos de seguridad, las fallas que hubo, porque siempre que un asesino puede actuar sobre una persona protegida, previamente hay una falla de seguridad y son servidores públicos, son pagados por el pueblo de Colombia, tienen una manera de hacer las cosas, unos protocolos de seguridad que indudablemente en este caso se incumplieron. Habrá responsables, empezando por los responsables de su seguridad.

El deber del Estado es cuidar a los miembros de la oposición de Colombia porque si ellos no tienen libertad y vida pues tampoco Colombia tendrá libertad ni vida y caeremos en lo que ya conocemos en la historia de Colombia, las hogueras humanas, los cuerpos humanos, cadáveres por montones, haciendo pila, sirviendo de combustible. Y no podemos dejar prosperar ese incendio voraz, aniquilador de una sociedad.

La política, al concentrar la sociedad misma, sus diversas maneras de pensar, entonces tiene que ser libre, completamente libre, porque si se sojuzga, el mayor sojuzgamiento es quitar la vida, pues entonces tampoco la sociedad colombiana tendrá libertad. Piensen lo que piensen los colombianos como se les dé la gana.

Por eso debo rechazar los intentos de utilización política. Me parecen asquerosos, de truanes, de ratas de alcantarilla. No podemos hablar, sospechas tenemos todos. Yo tengo las mías. Los patrones del crimen repiten los patrones de la muerte de la mayoría de los dirigentes políticos de Colombia.

Menores de edad utilizados, menores asesinos que saben matar como el mejor de los asesinos, pagos porque su familia es pobre y que cambian la muerte de un colombiano por la vida de la mamá o de la familia. Una y otra vez se repite ese modelo y aquí volvemos a encontrarlo.

Y claro, que uno puede decir como una primera hipótesis, pero solo una hipótesis, porque ninguna otra puede ser descartada que tiene la marca de las asesinatos de los dirigentes políticos de Colombia que, como candidatos presidenciales, han caído bajo las balas, siendo todos ellos de las más diferentes posiciones políticas, porque los asesinos intelectuales quieren amedrentar a la sociedad, quitarles libertad, hacerlos esclavos, sojuzgarlos a partir del miedo y del terror, y cooptar el Estado para que el Estado sirva al crimen, y prácticamente he dedicado toda mi vida a descubrir esos nexos de cómo un Estado se puede volver un Estado criminal. Simplemente porque se alía con los criminales en algún nivel.

Y esto no puede seguir porque yo mismo, en todas las plazas públicas donde voy, siempre hablo de la tragedia de los cien años de soledad que, escrito tan magistralmente por Gabriel García Márquez, nos muestra el alma colombiana en toda su profundidad.

La hermosa belleza mágica de sus tierras, de su naturaleza exuberante de vida, de sus mujeres que aman a fondo con franqueza. Y al mismo tiempo, que florece la vida, el eros en todo su esplendor, como casi en ninguna otra parte del mundo.

La inmensa facilidad que tenemos los colombianos de matarnos entre sí por codicia y a veces por nada. Y por tanto, aquí todas las hipótesis están abiertas, la investigación hasta ahora comienza con los primeros indicios.

Videos, testigos y el mismo menor capturado, el asesino material que fue pagado —indudablemente— y que alcanza a oírse su voz en algunos de esos videos diciendo que va a dar los nombres.

Y por tanto, la primera responsabilidad del Estado, de sus instituciones, es cuidar la vida del menor porque es un niño. Y así nos parezca terrible, los niños se cuidan en Colombia. Porque si no cuidamos los niños, ni como familias ni como Estado, pues no tendremos patria, no tendremos Colombia.

Todos al final, incluidos nuestros hijos, terminarán asesinados. Y mi deber es el bien supremo de la nación. Y el bien supremo de la nación, como dijera Bolívar, es la paz, no matar. Como dicen las antiguas religiones, es imperioso que en la tierra de la vida, en el corazón del mundo no se mate, porque si no, esa energía fatal matará toda la humanidad.

Tenemos la responsabilidad, como dicen los mamos de la Sierra Nevada de Santa Marta, de cuidar la vida de toda la humanidad, que comienza por cuidar a las gentes que habitan en el corazón del mundo, en el cruce de todos los caminos, en el centro geográfico del planeta, donde la vida es más bella que en ninguna otra parte y que tenemos que cuidar.

Y por tanto, cuidar tanto a Miguel Uribe Turbay como a su presunto asesino, niño, pagado, calculador, frío, como tantos otros, como el que mató al comandante Carlos Pizarro y candidato presidencial; como los que mataron a Luis Carlos Galán con su hijo, que está aquí acompañándonos, uno de los primeros hombres en levantar la voz contra la mafia.

Y se vengaron en él mismo. Como todos los colombianos de aquellas épocas que vivimos, recordamos y nos llenamos de dolor y de respeto porque la vida humana en las personas es respetable, sujeto de derecho, el principal de los cuales es la vida, y el Estado está al servicio y el Gobierno es al servicio de la vida y de nada más.

Yo creo que avanzaremos rápido. Están todos ustedes, servidores públicos, uniformados y no uniformados, la prioridad.

¿Por qué es fundamental encontrar al asesino con nombre propio, esté donde esté y rápidamente? Porque cuando se mata un dirigente político, y esa es nuestra historia desde los tiempos de Bolívar, que pudo haber sido asesinado por sus propios hijos, por su propia patria que fundó... Desde ahí comenzó nuestra tragedia. Nos matamos con facilidad y la muerte de un dirigente político, cualquiera que sea su pensamiento, puede originar una vorágine de violencia si no controlamos. Si nos dejamos llenar el corazón de la venganza y del prejuicio y del odio, porque por odio político nos hemos matado los colombianos.

Y ya van más de 700 mil personas colombianas asesinadas desde un 9 de abril de 1948, el día que mataron a otro gran dirigente político de Colombia. La historia se repite.

Y por tanto, nuestro deber es detener esa repetición porque nuestra obligación es la paz, no la violencia, no la muerte, nuestra militancia es la vida. Somos guerreros de la vida y tenemos que ser tercos hasta lograrlo. Nosotros o los que nos sobrevivan.

Y así ha sido, y por eso Colombia no perece porque resiste a la muerte. Porque es el país de la belleza y de la vida. Y también los seres humanos que habitamos tenemos esas energías que hacen florecer una y otra vez en miles millones de especies, la vida como en ninguna otra parte del planeta.

A la familia de Miguel Uribe Turbay, nuestro más profundo dolor y solidaridad. Sabemos qué pasa cuando se mata a uno de los nuestros o intentan matarlo. Lo hemos vivido casi todos porque también somos hijos de la violencia y la conocemos.

Y sabemos de su enorme potencial destructor de la sociedad cuando se convierte en venganza. Y el deber de cada cada uno de nosotros es no dejar que reine la venganza en nuestro corazón, sino solo el amor a los demás.

Piensen como piensen, actúen como actúen, porque Colombia se fundó bajo el sagrado principio y la bandera de la libertad, y por eso dimos la vida desde hace muchas generaciones; libertad, libertad y libertad, y no podemos quebrar el juramento.

El mayor enemigo de la vida en Colombia se llama codicia y mata miles de personas. Codicia es la enemiga de la vida y no podemos olvidar eso nunca. El antagónico de la vida es la codicia.

Cuando el corazón se deja dominar de la codicia, el ser humano se vuelve un asesino feroz, hasta un genocida, un animal de la muerte, un heraldo de la muerte. Los primeros que tenemos que protegernos de la venganza somos nosotros mismos, los que dirigimos el Estado en cualquiera de nuestras funciones.

Es de la más alta responsabilidad. Si la gente del Estado no se deja llevar de la venganza, Colombia tiene una oportunidad. Y seguiremos siendo tercos por la paz, porque la paz jamás es derrotada.

Porque es el bien supremo de la humanidad y los hombres de paz que somos nosotros, también padres que tenemos hijos, sabemos qué significa la paz, que no es más que nuestros propios hijos puedan vivir y ser felices y ser libres, porque esa es Colombia, la verdadera Colombia, la Colombia de Bolívar, no de los asesinos.

No quiero hablar más porque solo tenemos hipótesis. La primera es investigar a nuestra propia gente. ¿La seguridad que tenía el precandidato presidencial Miguel Uribe y Turbay era suficiente, hicieron lo que tocaba? El acto no estaba programado.

Y ahí es su veneno de no programar los actos. Yo una y otra vez lo hago porque siento que estoy más seguro en un acto no programado que en uno avisado. Porque los asesinos tienen tiempo de organizarse. Este no estaba programado, nadie sabía. Fue espontáneo. Querían caminar las calles del barrio, un barrio hermoso y clásico de Bogotá, barrio Modelia, clase media. Y allí casi encuentra la muerte el candidato. Lo venían siguiendo los asesinos. Porque el acto no estaba programado.

No hay otra manera sino un asesino que sigue a su víctima paso a paso y calcula el mejor momento y lo encuentra y ahí actúa. Y actuó. Y no pudimos detenerlo sino hasta después. Y es un fracaso del Gobierno, claro; del Estado, claro; de la Nación, toda.

Cada vez que muere acribillado o intentan acribillar a un hijo de la patria, es la sociedad toda de Colombia la que es derrotada porque somos una sociedad de la vida y cuando nos cobran uno de sus integrantes, venga de donde venga, piense lo que piense, nos derrotan a todos y hoy nos derrotaron. Pero las derrotas hay que convertirlas en victorias.

De las derrotas se aprende y somos mejores aprendiendo de las derrotas que incluso de las victorias, y este es un momento de aprender, de enseñar, de educarnos en las técnicas de la vida y del Eros, y no en las técnicas del Thánatos, como decían los griegos y Freud, y por tanto, desatamos la vida de nosotros, solo puede esperarse que desate la vida.

Y hoy dado a la calidad del dirigente de una familia presidencial, no somos aristócratas, no creemos en monarcas, somos republicanos, pero sabemos qué significa una familia presidencial y qué pasa cuando se atenta contra ella, de alguno de sus integrantes y de la imperiosa necesidad de cuidar antes que nada. Y me disculpan las familias presidenciales porque condensan partes de la sociedad colombiana y cuando matan a alguno de sus hijos, matan a la sociedad colombiana toda, y nos derrotan.

Y en esto tenemos que ser claros y transparentes. No importan los insultos y los gritos que genera el dolor siempre; la ira, el odio y que puede llevarnos a más violencia, y nosotros no somos hombres de violencia, sino que somos hombres de paz y tenemos que construir la paz. Es obligatorio. Y la paz no es que se mate al otro ser humano, jamás.

Ni permitirlo. Ser capaces de detener al asesino antes de que dispare y los derrotar. A la familia de Miguel Uribe Turbay, conocía a su madre, asesinada también, y fue por la mafia de Pablo Escobar, por codicia. Hasta llegaron a acusarnos en aquel entonces.

Y el único contacto que tuvimos con Diana Turbay es que bailamos música colombiana en las montañas. Porque tanto ella como nosotros queríamos la paz. Y así lo quiso su padre en los últimos años. Cambió completamente. Porque también es respetable cambiar, porque la vida fluye como los ríos. Y los ríos no son predecibles.

Tienen un cauce que puede cambiar. Porque están vivos. La vida misma es un río.

Diana Turbay fue una guerrera de la paz hasta el final de sus días y llevó a su padre, de posiciones guerreristas y erróneas, 10 mil colombianos fueron torturados, a cambiar el rumbo y entonces en vez de la tortura fue la el diálogo, la conversación, el pacto y salvar muchas vidas humanas entre la familia Turbay y nosotros, y nos volvimos amigos.

Al final de los tiempos. Porque todo se puede volver en su contrario, dice la dialéctica filosófica del maestro Hegel que yo sigo como mi línea vital de pensamiento. Todo se puede volver en su contrario. El principio del movimiento es la contradicción.

El hay y el no hay en todo instante y por eso las cosas se mueven y están vivas. Y cuando eso desaparece llega la muerte y lo inerte. Y nosotros, oyó el presidente de Colombia es un dialéctico como Heráclito, como Lautréamont, como Hegel y sus descendientes de pensamiento filosófico similar.

Y yo sé que no puedo aburrir a los colombianos con esto, a veces muchos no han tenido la oportunidad de leerlos, yo sí. Y por eso la capacidad de análisis a veces se deja ganar del prejuicio y del odio y ese es el camino más fácil para matar más seres humanos en Colombia. Y hay que detenerlo.

No es el propicio, no es el odio, lo que nos puede alumbrar la investigación en la linterna de Diógenes que no es más que la ciencia. Y a la ciencia hay que aplicar la profundidad para descubrir al criminal intelectual, viva en Colombia o viva en el extranjero. No tenemos más que hipótesis y hay que decirle la verdad al pueblo.

Ya llegaremos a las certezas. A la familia de Miguel Uribe Turbay, mi dolor y mi solidaridad. Con compañeros que hemos sido de este tipo de acontecimientos, de niños que matan nuestros dirigentes, nuestros padres, nuestros comandantes que amábamos y que eran importantes todos.

Si hubieran podido seguir vivos, nos estarían ayudando y seríamos mejores, pero los mataron de todos los colores políticos. Álvaro Gómez, que se volvió mi amigo al final de los tiempos antes de irme de Colombia y hablábamos mucho en su biblioteca.

Y a esa biblioteca llegó el comandante Chávez cuando no era presidente porque quería aprender qué habíamos hecho nosotros en la Constituyente. Ahora todos están muertos. Solo sobrevive Navarro.

Y hay que rendirles homenajes porque hicieron la Constitución del 91, todos pactando, juntándose, acordando. No fueron los disparos, fueron las palabras. Y ahí empezamos a respirar esperanza. Nos enseñaron que ese era el camino y debemos preservar ese camino. Los contrarios pueden dialogar y no entre sí.

Y todo contrario puede volverse en su contrario por la dialéctica de la vida.

Y no podemos cerrar el cerebro y el corazón a eso porque siempre habrá esa posibilidad en que los colombianos independientemente de cómo vivamos y pensamos nos amemos, nos queramos, nos abracemos y seamos compañeros de la vida y protejamos antes que nada, antes de nuestras discusiones, la vida del pueblo colombiano y de cualquiera de sus integrantes.

Por eso mi dolor, porque lo siento como si fuera mío el dolor de ellos.

Siempre será más grande el de ellos, su familia, y merecen nuestro respeto y nuestro silencio, porque cuando una persona tiene dolor, lo mejor es callarse y abrazarla, así sea en la distancia, porque las energías llegan y mi energía está con la familia Turbay, que tantos muertos ha tenido en su familia. Asesinados todos.

Y en la familia Uribe de Antioquia son hermanos de este viaje de la vida difícil. Nadie vive fácil en Colombia. Pero somos capaces e inteligentes para sobrevivir.

Y espero que Miguel Uribe Turbay sobreviva. Eso lo que más quiero antes que nada. Y creo que eso es lo que debe sentir toda la sociedad, toda. Que antes que nada y juntando nuestros corazones y nuestra energía, algunos oraciones, otros reflexiones, juntemos las energías que lo van a ayudar para que esté vivo.

Y no seamos derrotados totalmente. Y a Miguel Uribe Turbay, que dicen que está consciente, quizás escuche estas palabras, no sé.

De mi corazón, que también tiene sangre árabe, como casi todos nosotros porque los marineros que llegaban en los barcos de la Conquista tenían dos clases de hombres: los castellanos, que eran los jefes y patrones y venían por el oro, y los trabajadores de los barcos, que eran árabes recién conquistados y derrotados, pero que no se querían ir de a España y se quedaron allá.

España aún niega sus raíces árabes, pero como el primer territorio conquistado fue el Caribe colombiano. Y en los barcos venían los marineros que encontraron una tierra bella y un mar hermoso y no un desierto. Se quedaron.

Se mezclaron con nosotros, tuvieron hijos, gritaron glorias a la vida y bailaron y nos enseñaron sus músicas y sus tradiciones y nosotros las fusionamos en el pueblo caribeño de Colombia que es el único que tiene en todo el Caribe, sangre árabe y harta. Por eso somos hermanos de los árabes. Nos entendemos, bailamos juntos.

Nos alegramos ante la vida. Podemos caminar sus desiertos, allá hay un batallón en el Sinaí donde estuve. Y ellos nos entienden y nos quieren. El gran inspirador de la literatura árabe contemporánea, se lo pregunté a un sabio palestino en Catar, es Gabriel García Márquez.

Yo entiendo por qué el hombre más universal de Colombia que segurísimo también tenía sangre árabe y los entendía. Como nosotros somos capaces de entenderlo y entender su dolor de patria bajo el genocidio. Por eso a Miguel Uribe Turbay, ahí, descendiente de árabes; hermano, por tanto, de sangre, le digo: ‘Hasta la amo, alaikum. La paz sea contigo’.

Gracias, muy amables".