Política
Escoltas que fueron despedidos de la Casa de Nariño recibieron otra noticia, ¿de qué se trata?
SEMANA reveló la verdadera historia sobre lo sucedido con los hombres de protección de Verónica Alcocer y Laura Sarabia.
El pasado 29 de junio, SEMANA reveló la queja de 102 páginas que llegó a la Procuraduría General de la Nación y que fue interpuesta por un nutrido grupo de escoltas que se quedaron sin empleo el pasado 12 de junio cuando, según ellos, fueron retirados de los esquemas de seguridad de Verónica y de Nicolás Alcocer.
Al parecer, fueron retirados de dichos esquemas sin razón alguna y sencillamente sus contratos fueron terminados, aunque la Unidad Nacional de Protección dijo en un comunicado que serían rotados.
Esto no ocurrió y desde ese 12 de junio ese grupo de escoltas quedó sin trabajo, a pesar de que desde la propia Casa de Nariño les habían prometido una estabilidad, ya que llevaban varios meses en los esquemas de seguridad de la familia presidencial.
En todo caso, después de la publicación donde se dio a conocer la verdadera historia de lo que ocurrió, la Unidad Nacional de Protección se comunicó con todos los escoltas que sacaron de Palacio para anunciarles que serán contratados nuevamente.
Eso sí, será en unos nuevos esquemas de protección y lejos de la Casa de Nariño, por lo que nuevamente están haciendo el papeleo para volver
a trabajar. Según supo SEMANA, la llamada de la UNP se produjo entre el domingo y el lunes, y en esa comunicación se les informó que volverían a hacer parte de la protección de la entidad y que en cuestión de días volverían a tener sus contratos.
“Es una tranquilidad para nosotros porque vivimos del salario, muchos pensaron que queríamos atornillarnos en Palacio, pero la realidad es que sencillamente necesitamos estar empleados porque todos tenemos familias. Somos profesionales y estamos listos a proteger a la persona que nos sea asignada”, dijo uno de los escoltas.
Antes del 15 de julio el amplio grupo de hombres de protección estará contratado nuevamente y así se solucionó el problema que se presentó en la Casa de Nariño y que generó revuelo en diferentes sectores.
Según varios relatos de los escoltas que hablaron con SEMANA, desde hace algunos meses empezaron a cumplir misiones como salir de compras, recoger personas que debían encontrarse con la familia presidencial o sencillamente estar todo el día en la Casa de Nariño, por lo que se sentían subutilizados, dado que su formación es para proteger a los ciudadanos.
“En uno de los sótanos de Palacio nos pusieron a dos personas que no conocíamos para que estuvieran pendientes de todo lo que hiciéramos, es curioso que no tenían identificación ni nada, pero su labor era vigilarnos. Es curioso que alguien vigile a un escolta porque esa es la misión de nosotros”, dijo uno de los guardaespaldas, que afirma sentir temor por su vida ante la denuncia que se hizo en el Ministerio Público contra el coronel Feria.
Un comentario que se hizo a manera de chiste fue el detonante: “Si no nos dicen qué harán con nosotros, nos tocará amarrarnos en Palacio”, dijo uno de los escoltas a sus compañeros ante la incertidumbre de lo que podría pasar con ellos. No obstante, ese chiste llegó al coronel Feria y, según ellos, fue el principal argumento para que él dijera que no eran personas de confianza, a pesar de que llevaban dos años en los esquemas de seguridad de la familia presidencial y no tuvieron objeción alguna sobre su trabajo.
La queja en la Procuraduría se basa en seis hechos concretos y se argumenta una presunta extralimitación de funciones de servidores públicos, oficiales de la Policía y la Jefatura de la Protección Presidencial. Los hombres de protección indican que en ese fuego amigo que hay en la Casa de Nariño se empezó a tejer la versión de que ellos no prestaban ningún servicio, lo que les extrañó porque sencillamente están a la orden del protegido o del jefe del esquema.
“Eso es falso, todos los escoltas de la UNP estamos asignados al doctor Gustavo Petro y familia. La distribución de personal es voluntad de la familia Petro Alcocer y en algunas oportunidades de la UNP, adicionalmente hay servicios de forma permanente que se prestan en la Casa de Nariño 24 horas al día, los siete días de la semana y que la UNP tiene conocimiento”, aseguran. Por esa razón, la UNP les abrió procesos disciplinarios.
El segundo hecho relatado al Ministerio Público indica que el coronel Feria firma informes oficiales en los que pide el retiro y la desvinculación de los escoltas asignados a la familia Petro, sin argumento alguno. “La Jefatura para la Protección Presidencial envía estos documentos solicitando a la Unidad Nacional de Protección la desvinculación laboral de algunos escoltas, incurriendo en extralimitación de funciones y posible violación a la Ley 1010 de 2006, al no permitir que los escoltas asignados por la UNP lleguen a cumplir con las obligaciones laborales por las cuales somos contratados, mediante contratos individuales de trabajo con empresas de vigilancia que actualmente contrata y vincula escoltas para prestar una labor misional a la Unidad Nacional de Protección”.
El relato asegura que el coronel Feria ha querido “usarlos como sus empleados” y que ante las negativas, por ser civiles, empezaron los problemas. Supuestamente, Feria se molestó porque un día le dijeron que los vehículos blindados únicamente debían ser conducidos por personal de la UNP que cuentan con capacitaciones y no por la Policía Nacional, que, en muchos casos, no tiene la pericia para manejar este tipo de vehículos, que en un momento dado pueden ser armas letales.
“Más del 90 % del personal uniformado de la Policía Nacional no cumplía con este requisito y no son idóneos con relación a sus nuevas funciones asignadas, vulnerando la seguridad y la vida del presidente de la República y su familia; este hecho se puede demostrar en los folios de las hojas de vida de cada uno de los uniformados que integran la jefatura para la protección presidencial”.
Los escoltas afirman que las irregularidades llegan a tal punto que, incluso, hay policías cumpliendo labores de protección sin tener experiencia y conduciendo camionetas blindadas sin licencia de conducción. Según su relato, Feria quiere que toda la seguridad presidencial esté en manos de la Policía y no haya civiles, por lo que, en medio del denominado fuego amigo, aprovecha para afirmar que por medio de ellos es que se conoce todo lo que pasa en Palacio. “Mire, nosotros nos capacitamos para proteger a la gente, no nos interesa si es de derecha o de izquierda o qué hace. Nosotros somos profesionales y créame que nadie se pone a hablar de su protegido y menos cuando son personas con poder, como la primera dama o Laura Sarabia”, dijo uno de los hombres de protección.
Llama la atención que en muchas ocasiones a los escoltas de la UNP los enviaron a viajes por carretera y no les dieron recursos para pagar los peajes y tuvieron que cancelarlos con su propio dinero. En varias ocasiones tuvieron que hacer vaca y crear un fondo para evitar problemas en los traslados con los protegidos. Además, asumen costos mecánicos que no les corresponden y el dinero nunca fue devuelto. Creen que Feria hizo esto para “aburrirlos” y argumentar en Palacio que no hacían bien su trabajo.
Después de que pasara todo esto, el 12 de junio les dijeron verbalmente, y no quedó nada por escrito, que debían presentarse al otro día para devolver el armamento y esperar una rotación. Sin embargo, documentos entregados a SEMANA demuestran que realmente los sacaron de sus trabajos. Unos pocos de ellos aún están en la Casa de Nariño gracias a la mediación de uno de los hijos de Petro. Un amplio número de escoltas quedó sin trabajo. Ellos aseguran que fue una masacre laboral, dicen que los usaron como excusa en medio de las presuntas pugnas internas en Palacio.
“El coronel Feria está exigiendo a la UNP que quienes contraten para seguridad presidencial deben ser policías pensionados, no quieren civiles”, confirmó otro escolta, quien dijo que esa decisión obedece a que el oficial puede tener control de esas personas.
Otro relato asegura que no se entiende la desconfianza porque vienen en la seguridad presidencial desde la campaña y nunca tuvieron algún problema. “Laura Sarabia era la mujer más sencilla y amable, pero tuvo un cambio indescriptible. Ella siempre estaba pendiente de nosotros y podíamos tener un diálogo, pero llegó ahí y se le olvidó de dónde viene, lastimosamente llegó y se le acabó la humildad por tener un cargo tan alto”, dijo uno de los escoltas desempleados.
En medio de toda esta polémica, los escoltas se preguntan para qué se capacitan si el coronel Feria solo quiere tener policías y, a la fecha, más de 1.000 hombres están asignados a Palacio. “Están sacando policías de las calles, de patrullaje o de vigilancia para contestar teléfonos o las entradas de las calles del Palacio. Eso no tiene sentido”.
Su lealtad con sus antiguos jefes sigue intacta. A pesar de que los dejaron sin trabajo, aseguran que no tienen nada malo que decir sobre la familia presidencial y que lo que les ocurrió los ha dejado totalmente sorprendidos, porque sus labores nada tienen que ver con asuntos políticos del país.
“Yo sé que esta llamada la están escuchando desde Palacio, se lo aseguro. Las líneas están chuzadas, pero quiero que entiendan que no estamos haciendo nada malo y sencillamente estamos peleando por nuestro trabajo. Si nos quieren sacar, que sea con argumentos, pero como nos escuchan, también quiero que sepan que sentimos temor por nuestra integridad”, dijo uno de los escoltas en la llamada que sostuvo con SEMANA.