Política

Francisco, un papa con muchos rostros: Salud Hernández-Mora habla de las posturas ideológicas del santo padre, entre ellas, con Gustavo Petro

La reportera colombo-española analizó las posturas de Francisco que sacudieron a la Iglesia católica.

21 de abril de 2025, 11:32 a. m.
papa Francisco Salud Hernandez-Mora
El papá Francisco y Salud Hernandez-Mora. | Foto: AP

Una muerte que parecía programada por Dios, obra de la providencia del Señor. Con su último aliento, con las exiguas fuerzas que le quedaban, pudo celebrar la bendición Urbi et Orbi el día de la Resurrección de Jesucristo, la fecha más importante, junto a la de Navidad, para la Iglesia Católica. Y aún tuvo los arrestos para subirse, a continuación, al papamóvil y despedirse, por última vez, de los miles de fieles, procedentes de decenas de países, que abarrotaban la Plaza de San Pedro.

Horas después, falleció en la Casa de Santa Marta, al lado de la Basílica de San Pedro, dentro del Estado Vaticano, donde fijó su residencia desde primer día de su pontificado. Para los católicos fue una manera de proclamar ‘Cristo ha resucitado y me voy a su lado’.

Todos sabíamos que el papa Francisco se encontraba gravemente enfermo, que no le quedaba mucho tiempo de vida. Pero dejó el hospital con el fin de estar presente en algunos actos religiosos de la Semana Santa, como el citado, y morir en la Santa Sede.

Desde diciembre pasado, Francisco quería vivir el Año Jubilar, bautizado el de la Esperanza. Lo inauguró a fines del 2024 y había logrado que en este 2025 aumentara la participación de peregrinos de manera significativa. El anterior, en 2016, fue el de la Misericordia y dejó programado el siguiente, en 2033, cuando se cumplirán dos mil años de la muerte del mesías.

Algunos encontrarán paradójico que su último encuentro privado con un destacado dirigente político fuese, precisamente, con el vicepresidente de Estados Unidos, James David Vance, el domingo de Resurrección, a las 11:30 de la mañana.

Papa Francisco desde el hospital
Papa Francisco desde el hospital. | Foto: Vaticano

Aunque las diferencias políticas entre la administración Trump y Francisco fuesen abismales en algunas áreas, el santo padre apreció a Vance y tuvo gestos cariñosos con él y su familia, tras conocer que abrazó el catolicismo en su madurez y se bautizó en el 2019, después de encontrar la fe. También influyó que su esposa sea hindú y acudieran con sus tres hijos.

El papa argentino, que detestaba que uno intentara saludarle con un celular en la mano para hacerse una foto porque le gustaba mirar a los ojos y preguntar el nombre, deja un legado de enorme trascendencia para el catolicismo y la humanidad en general, sin olvidar que, al mismo tiempo, protagonizó polémicas.

Conforme al análisis de un experto en el Vaticano que prefiere mantener el anonimato, en virtud de sus encíclicas y documentos, Francisco deja a los católicos varios mensajes que deberíamos asumir como propios.

El primero es que el cristianismo tiene respuestas a las necesidades y problemas del mundo, a los del ser humano actual. Y la Iglesia debe buscar a la gente para entregarlo, no esperar a que las personas se acerquen. Debe ser una iglesia de las periferias, de barrio, de las parroquias. “Un párroco que huela a oveja”. Lo segundo es que busquemos la identidad en Cristo, que fue quien partió la historia en dos, vivir del modo en que Él vivió.

En cuanto a sus defensas de derechos humanos, Francisco quería hacer de la libertad religiosa una bandera primordial. Tanta importancia le daba que lo mencionó en sus últimas palabras desde el Vaticano. Que cada ser humano crea en lo que quiera creer, que cada uno busque su espiritualidad, y que nadie lo persiga, lo encarcele o lo mate por la fe que decida abrazar.

El Papa Francisco fue el primer líder de la iglesia católica de origen latinoamericano
El papa Francisco fue el primer líder de la iglesia católica de origen latinoamericano | Foto: X/@herbert_0110

Uno de los aspectos polémicos del papa y que determinados sectores políticos criticaron fueron sus visitas a las cárceles, sus proclamas en contra de la pena de muerte o sus clamores a favor de los migrantes abandonados a su suerte. No todos los católicos vieron que esos gestos obedecían a las obras de misericordia que pregona el Evangelio.

Pero no se puede ignorar que en las posiciones del papa influyeron su origen argentino; las décadas de la guerra fría y las crueles dictaduras militares en las que creció; el surgimiento de la Teología de la Liberación, así como su pertenencia a la Compañía de Jesús. Y siempre parecía cargar sobre sus hombros el perfil de una América Latina con abultados índices de violencia y pobreza a los que intentaba dar respuestas.

Precisamente, son algunas de esas respuestas las que generaron polémicas a lo largo de su papado. A veces parecía no poderse despojar de la naturaleza del sacerdote Jorge Mario Bergoglio anclado en los 70’s y 80’s, como ocurrió en un evento en su visita a Paraguay.

Antes de entrar a un recinto donde daría una conferencia, alguien de los que aguardaban su llegada le pasó un papelito. Solo alcanzó a leer que se trataba de un militar. En lugar de esperar a conocer la historia, aprovechó la tarima para advertir a los altos mandos castrenses que no regresaran a los tiempos oscuros de las dictaduras. Al día siguiente debió rectificar. Era la súplica de ayuda de la familia de un suboficial secuestrado por una suerte de guerrilla paraguaya.

También fue el primer papa que rompió la norma de no reunirse con candidatos presidenciales. Lo hizo con Gustavo Petro, lo que supuso un empujón a un aspirante que intentaba sacudirse la acusación de ateo en una nación muy religiosa. Aunque el santo padre no quiso publicar ninguna fotografía del encuentro, el petrismo manipuló una de Francisco con Putin, cambiando la cara del dictador ruso por la de Petro.

El papa Francisco se encuentra hospitalizado desde el pasado 14 de febrero luego de complicaciones respiratorias.
El papa Francisco. | Foto: getty images

Tampoco ayudó a despejar dudas acerca de sus preferencias políticas el que recibiera en dos ocasiones a Verónica Alcocer y le dedicara más tiempo en ambas que a Iván Duque. O que mandara un mensaje subliminal para que sus compatriotas no votaran por Milei.

Pero en ese tipo de decisiones y visiones parciales tenía que ver, según los vaticanistas, dos piezas clave en las relaciones internacionales: Paul Gallagher, director de la Asuntos con los Estados desde 2014 y quien le hablaba al oído al santo padre en cuestiones políticas, y Paulo Pietro Parolin, poderoso secretario de Estado, que había sido nuncio apostólico en Venezuela.

Si bien Francisco fue en ocasiones duro de palabra con las dictaduras actuales de Latinoamérica, no reflejó lo mismo con sus actuaciones.

Se echó en falta alguna medida cuando el tirano Daniel Ortega expulsó al nuncio de Nicaragua o con sus ataques sistemáticos a la Iglesia de la nación centroamericana. Ni se comprendió que, en su día, cuando los nicaragüenses más lo necesitaban, trasladó al obispo Silvio Báez, que era la voz más potente contra los abusos del sátrapa sandinista, de Managua a Roma.

Gustavo Petro y el Papa Francisco en El Vaticano.
Gustavo Petro y el papa Francisco en el Vaticano. | Foto: Presidencia

Tampoco contra Maduro, que burló la mediación para liberar a todos los presos políticos y ha reventado a la Conferencia Episcopal de su país. Igual que en Cuba, que lo asaltaron en su buena fe. Ha sido la nación más visitada por los papas, y Francisco estuvo dos veces. Pero los resultados son pobres porque no hay verdadera libertad religiosa. Se podría decir que Juan Pablo II y Benedicto avanzaron más que el papa argentino. Aunque se prodigaron fotos y acuerdos, todo quedó en papel mojado.

En cuanto a la lucha frontal contra los abusos sexuales de sacerdotes y los casos de corrupción en el Vaticano, dio pasos en la dirección correcta, continuó las medidas que había adoptado su antecesor Benedicto, que fue el primero que se reunió con víctimas, pero no le dio la aceleración esperada.

En todo caso, Francisco fue un gran papa que consiguió ofrecer una cara amable, inclusiva, tolerante, acogedora, misericordiosa, penitente y austera de una Iglesia católica, denostada por sus pecados capitales y por muchos de los que vivían alejados de las creencias religiosas.

Habrá que confiar en que su sucesor continúe la senda y mejore los caminos que quedaron a medias.