Política
Gustavo Petro propicia un nuevo quiebre en la izquierda: el gabinete está dividido y se alejan varias figuras del progresismo
El mandatario colombiano ahora cuenta con menos compañeros de lucha en su círculo cercano, cuando se esperaba un vuelco de regreso al petrismo más puro.

Como nunca antes había ocurrido, la Casa de Nariño se convirtió en un cuadrilátero político en el que confluyen varias agendas, algunas más cercanas a la recta final de la administración de Gustavo Petro y otras con miras a las elecciones de 2026. La guerra en el gabinete quedó en evidencia en un consejo de ministros televisado, que mostró las profundas fisuras dentro de un proyecto que parecía, a simple vista, homogéneo.
Desde ese día, en el que se pudo ver el profundo descontento de figuras como Francia Márquez y Susana Muhamad, se desataron enfrentamientos internos, se presentaron varias renuncias y se tensionó la relación del presidente con quienes, desde el principio, creyeron en su causa.
Desde el año pasado se especuló acerca de la radicalización del Gobierno nacional, prediciendo un escenario en el que Petro se rodearía solo de la izquierda más pura, pero parece haber ocurrido lo contrario: un mandatario aparentemente desconectado de sus orígenes, defendiendo más a Armando Benedetti, un político tradicional, que a quienes piensan como él.
Luego de haber permanecido en el gabinete durante todo el Gobierno, Gloria Inés Ramírez, ministra del Trabajo; Iván Velásquez, ministro de Defensa, y Susana Muhamad, ministra de Ambiente, presentaron sus renuncias irrevocables, en medio de la solicitud que hizo el mandatario de las renuncias protocolarias.
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
La motivación fue clara en el caso de Muhamad. Quien acompañó al presidente desde el día uno, incluso perfilándose como posible ficha del petrismo de cara a las elecciones de 2026, no toleró tener que trabajar en la misma administración que Benedetti.
Igualmente pasó en el caso de Jorge Rojas, exdirector del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (Dapre), y Juan David Correa, ministro de Cultura, quien asegura no estar de acuerdo con la entrada del machismo en el Gobierno.
Pero también salieron Ramírez, que si bien mantiene la cordialidad y agradecimiento con el mandatario, cierra su carta de renuncia irrevocable con un mensaje “político y ético” de Carlos Gaviria Díaz. “La política debe transitar sin sectarismos y sin ambigüedades”, incluyó Ramírez.
Velásquez, quien sale del Ministerio de Defensa, fue fácilmente uno de los ministros más criticados, pero el presidente lo mantuvo en su cargo. Ahora se va, habiendo denunciado falta de articulación de esa administración para entrar al municipio de El Plateado.

Adicionalmente, los señalamientos entre sí fueron protagonizados en buena parte por Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección (UNP). Fue el primero en hablar sobre alias Papá Pitufo, llamado el ‘zar del contrabando’, ante los colombianos, salpicando directamente a Benedetti como quien se reunió con él para acordar la entrada de recursos a la campaña.
De ahí se han hecho revelaciones sobre el tema, en las que el funcionario, sugiriendo temor por su vida, ha señalado a los responsables con nombre propio, entre ellos Xavier Vendrell, el amigo catalán de la familia presidencial que recibió 500 millones de pesos para la campaña.
Igualmente, se fueron Juan Fernando Cristo, ministro del Interior, y Alexander López Maya, director del Departamento Nacional de Planeación y uno de los principales defensores del presidente, quien se sentía incómodo por la presencia de Benedetti en el pasado consejo de ministros. También se conoció la salida de William Salamanca de la dirección de la Policía Nacional.
Ahora el Gobierno, más que rodeado de aliados, tiene un equipo integrado por técnicos progresistas y algunos compañeros de vieja data, que no están contentos por el poder de Benedetti y Laura Sarabia, quien ahora es Canciller de la República.
¿La izquierda llega separada en 2026?
Las discordancias del presidente y sus ministros, que quedaron en evidencia en temas como transparencia, coherencia e incluso feminismo, perjudican la posibilidad de que la izquierda pueda llegar unida a las elecciones presidenciales y de Congreso de 2026.
El Pacto Histórico va a participar como partido único, pero figuras importantes como Francia Márquez podrían irse por un camino paralelo.
Existe una unión de líderes de izquierda que podrían sentar una posición crítica frente a los escándalos de corrupción y problemas en la gestión del Gobierno Petro, así como reencauchando un discurso centrado en la ética de la función pública.
E incluso, otros posibles precandidatos, como el excanciller Luis Gilberto Murillo, quien salió disgustado con el mandatario, podrían irse por un camino de centro, con el fin de alejarse de posiciones absolutas o extremas ideológicamente.
El petrismo cada vez pierde más matices y el presidente comienza a perder aliados en el gabinete. Este justifica lo que ocurre en que se trata de una administración de acuerdo nacional, pero lo cierto es que ya son pocos expertos y activistas progresistas quienes quieren permanecer trabajando para alguien que dejó de representarlos.
Y de esa forma, cada vez es más posible concebir una izquierda alejada de Petro, quien de la misma manera tampoco cree en las estructuras y partidos por su capacidad de conseguir votos bajo su figura.