POLÍTICA
Gustavo Petro y Álvaro Leyva: SEMANA revela secretos de la molestia y ruptura del excanciller con el presidente
Leyva pasó de ser el primer funcionario que nombró Petro en su Gobierno, a el excanciller que desnudó explosivos secretos del jefe de Estado. ¿En qué momento ocurrió?

Álvaro Leyva, el abogado, político, diplomático, ministro, embajador, entre otro rosario de cargos públicos, se convirtió en uno de los dirigentes más cercanos a Gustavo Petro. No importó que engrosara durante años las filas del Partido Conservador. A ambos los unía el interés por alcanzar la paz en Colombia.

Leyva se convirtió en el primer ministro que Petro nombró apenas se posesionó en la Casa de Nariño el 7 de agosto de 2022.
Es más, desde semanas atrás de asumir el cargo, él viajó a Venezuela y se reunió con el presidente Nicolás Maduro. Era el puente perfecto de Gustavo Petro para terminar de llegar al dictador y restablecer las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela, que permanecieron rotas durante el gobierno de Iván Duque. A Petro no le importó que Leyva alcanzara los 80 años ni que se asomaran demandas que pedían su salida porque cumplía la edad de retiro forzoso.
Quería una persona de sus quilates y millas de recorrido político al frente de la Cancillería y lo consiguió.
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Álvaro Leyva asumió sus funciones y meses después empezó a desmotivarse, a no encontrar un verdadero rumbo frente a la política internacional, según le contó una fuente a SEMANA quien pidió reserva de su identidad.
Leyva lo desnudó en una explosiva carta que le envió a Petro el 19 de abril. “Si bien es cierto que fui un funcionario de altísimo nivel, supuestamente cercano a usted, debo manifestar que nunca fue fácil aproximarlo”, escribió.
“Me sorprendió desde un momento que no nos pudiéramos sentar en ningún momento para trazar la política exterior del Estado. Cuando iba a escucharlo, la señora Laura Sarabia me hacía esperar por horas con la excusa de que usted, eventualmente, me recibiría”, añadió.

La molestia de Leyva con la forma como gobernaba Petro empezó desde que él estaba en la administración. “Se veía molesto, muy molesto”, describió la fuente. “En París, cuando viajó con Petro, se le vio muy molesto porque el presidente estaba perdido. Habló, incluso, de renunciar, pero pensaba en el país y decía que Colombia estaba por medio”, especificó.
Sin embargo, se silenció. Quiso darle tiempo al Gobierno, al presidente. Pero vino la sanción y destitución de la Procuraduría en diciembre de 2024, por el escándalo de la adjudicación de los pasaportes y la firma Thomas Greg & Sons, y la situación se puso más tensa.
El fallo fue proferido en primera instancia, pero Leyva, antes de que se tomara la primera decisión disciplinaria en su contra, se hizo a un lado.
SEMANA conoció por una fuente cercana a Leyva que él cree que detrás del fallo en su contra estuvo la hoy canciller, Laura Sarabia, la mano derecha de Petro.
Como si fuera poco, a Leyva le han dicho que Luis Gilberto Murillo, el ministro que lo reemplazó, también ayudó. Esa versión no está confirmada, pero el círculo cercano al excanciller sí la cree.
Leyva —quien siempre consideró a Sarabia como una joven sin experiencia para manejar el Gobierno y quien le impidió acercarse al presidente— se hizo a un lado.
Y empezó, casi en silencio, a observar los toros desde la barrera, a un presidente que escribía trinos en sus redes sociales en horas de la madrugada, a una Laura Sarabia empoderada y quien, según él, manejaba el país, a un Armando Benedetti que saltó desde Venezuela a la FAO, en Italia, y luego en el Ministerio del Interior, pese a que, según él, “está enfermo” y tiene una supuesta adicción a las drogas, como lo señaló en la carta que le envió al presidente.
Como si fuera poco, a Álvaro Leyva le generó molestia la ruptura diplomática durante horas entre Gustavo Petro y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, entre otros hechos.
Otro ingrediente que ayudó a desatar la molestia del excanciller fue la decisión del Gobierno de congelar la paz total que prometió Petro durante su campaña y cuyo nombre creó el excanciller.
La paz, ‘la vida de Álvaro Leyva’, no volvió a escucharse en los discursos del presidente, hoy dedicado a insistir en la consulta popular para refrendar sus reformas sociales que le negó el Congreso.
SEMANA confirmó que Leyva y Petro seguían chateándose hasta hace algunos meses, pese a que el primero agudizó su lenguaje y cada vez más se despachaba en contra del primer mandatario.
El excanciller hizo catarsis en Semana Santa, reflexionó, analizó detalladamente las salidas en falso del gobierno y estalló en una explosiva carta. No lo hizo pensando en cálculos políticos. Si fuera así, no lo habría hecho porque la Procuraduría está apunto de decidir si confirma o no en segunda instancia la destitución en su contra.
Hoy, la relación entre Gustavo Petro y Álvaro Leyva está rota y difícilmente habrá un punto de retorno entre ambos.