POLÍTICA
Gustavo Petro y Gustavo Bolívar: SEMANA revela detalles de la renuncia del director del DPS y las dudas del presidente con su candidatura presidencial
Desde el miércoles 30 de abril, Gustavo Bolívar renunció al DPS. No logró reunirse con el presidente tal como quería y ya se está hablando de un supuesto distanciamiento.

Gustavo Bolívar tiene un pie afuera del Gobierno del presidente Gustavo Petro. El miércoles 30 de abril presentó su renuncia al Departamento de Prosperidad Social (DPS) y espera que la semana entrante le confirmen la dimisión. Quisiera que fuera de inmediato, pero depende de las decisiones que tomen en la Casa de Nariño.
Ese miércoles, Bolívar tenía previsto un encuentro privado con Petro. “Hablaré con el presidente y de ahí depende todo”, le dijo a un grupo de amigos. Pero la reunión no ocurrió. ¿Qué pasó?, preguntó SEMANA a Bolívar. “Normal”, respondió él.
El director del DPS, fiel admirador de Petro –lo suficiente para confesarle su amor públicamente en el consejo de ministros del 4 de febrero–, quería salir por la puerta grande. De paso, obtener el guiño de Petro a su candidatura presidencial, pero el respaldo no ha sido contundente, como esperaba este libretista que acompaña al líder de izquierda desde hace más de diez años y quien fue clave en la elección al Congreso del Pacto Histórico en 2022.
Petro no le ha negado el respaldo. Tampoco se lo ha confirmado. Al presidente no parecen deslumbrarlo los más recientes sondeos de opinión que ubican a Bolívar como el eventual candidato de la izquierda mejor ranqueado. Guarumo y Ecoanalítica concluyeron esta semana en una encuesta que el hoy director del DPS cuenta con el 12,6 por ciento de respaldo ciudadano. Es decir, dado el margen de error del estudio, está en empate técnico por el primer lugar con Vicky Dávila (11,6 por ciento) y Sergio Fajardo (11,4 por ciento).
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Bolívar no habla de distanciamientos con Petro. Lo conoce como pocos y es fiel a su causa política. “Nos comunicamos con el presidente vía chat todo el tiempo”, dijo el funcionario a SEMANA. Sin embargo, la relación entre ambos luce cada vez más fría, y es inocultable.
El jueves primero de mayo, horas después de radicar su carta de renuncia y del frustrado encuentro con el presidente, el director del DPS viajó a Cali y acompañó la marcha del Día del Trabajo desde la capital del Valle. Lo hizo junto a la vicepresidenta Francia Márquez, también distante de Petro.
La aparición de Bolívar al lado de Márquez, a quien él siempre ha respaldado, generó controversia y demostró que el escritor de telenovelas no está en los planes del presidente en el 2026. Petro, en Bogotá, apareció junto a la senadora María José Pizarro, la misma que le terció la banda presidencial el 7 de agosto de 2022, y la que ha recibido homenajes del presidente cada vez que exhibe recuerdos de su padre, el exguerrillero Carlos Pizarro.
“Mi venida a Cali la tenía programada desde hace una semana”, contó Bolívar. Viajó –según él– estratégicamente, porque, mientras Petro estuvo acompañado en Bogotá, Cali no tenía mayor presencia del Gobierno, excepto la vicepresidenta.

Bolívar sabe que tiene asegurado el voto de la izquierda, aunque empezará su campaña con una encuesta para medir la verdadera temperatura de su aspiración en el Pacto Histórico, dado que hay un sector en el petrismo que no lo quiere y que especula que las encuestadoras lo están inflando para quemarlo.
Petro, por su parte, no lo ve presidenciable porque aprendió en 2022 que para alcanzar el poder debe hacer alianzas con Dios y con el diablo, y Bolívar prefiere perder antes que ceder. El presidente tampoco le perdona los cerca de 570.000 votos que obtuvo en la disputa por la Alcaldía de Bogotá en octubre de 2023 e insiste en el discurso del sancocho, en el que se requieren varios ingredientes para que quede bien sazonado.
En otras palabras, el presidente quiere una figura de centro que aglutine a la izquierda y la centroizquierda, y Bolívar, a su juicio, no lo es. Tampoco lo considera el ministro Armando Benedetti, quien es el faro del jefe de Estado en estrategias electorales.
Bolívar hará campaña contra viento y marea en la consulta popular que, se espera, si pasa en el Senado, lleve a los colombianos a las urnas en septiembre. Ahí, indirectamente, empujará su carrera por la presidencia.

El hoy director del DPS –según le recomendó Petro en su momento– debe medirse como un candidato más en una consulta interna del Pacto Histórico en octubre de 2025, y si resulta elegido, competir en un frente amplio.
En cambio, el gobernador de Boyacá, Carlos Amaya, quien tendría el apoyo de la Casa de Nariño para aspirar a la presidencia, renunciaría a su cargo en los próximos días y le han recomendado desde la presidencia no medirse en la consulta interna del Pacto Histórico para que no se marque con la izquierda.
Al contrario, le piden que llegue a través de la Alianza Verde, su partido político, al frente amplio en el primer semestre de 2026 y se convierta en el candidato del petrismo.
En ese orden de ideas, mientras Bolívar sigue punteando en las encuestas, Petro parece mirar hacia otro lado.