La Casa de Nariño está que arde: en menos de 24 horas se han presentado dos conatos de incendio y fuego amigo, mientras Petro guarda silencio

El presidente Gustavo Petro guarda silencio y no toma partido entre las partes, como casi siempre ocurre, pero la Casa de Nariño está que arde porque en menos de 24 horas se han enfrentado algunos de sus funcionarios.

Por un lado, las constantes metidas de pata y afirmaciones polémicas del pastor Alfredo Saade, quien hoy es jefe de despacho del palacio presidencial, agotaron la paciencia de varios de sus compañeros.

Casi todos guardan silencio y se tragan el sapo, pero este lunes, 21 de julio, el director de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo (UNGRD), Carlos Carrillo, estalló y lo llamó al orden.

Carrillo lo hizo porque tiene claro que la insistencia del jefe de despacho en la necesidad de una reelección presidencial pone al Gobierno en apuros porque el Congreso, en su recta final, puede encender las alarmas y retrasar, eventualmente, el trámite de algunos de los proyectos de Petro.

“¡Ya está bueno de payasadas! Usted no es un opinador o un tuitero cualquiera, es el jefe de despacho del presidente de la República. Su obligación legal y moral es respetar la constitución y la ley, en Colombia no hay reelección, el mismo presidente ha dicho muchas veces que no le interesa. Si su trabajo es lambonear, el del gabinete es cumplirle a los colombianos, su incansable búsqueda de atención nos genera problemas a todos; si le gana la pulsión activista, pues: Levántate y vete”, le dijo Carrillo.

Y siguió: “Y no se le olvide que esos, a los que hoy llama ineptos, fueron los que lo avalaron en sus aventuras políticas: Cambio Radical y Centro Democrático. De verdad que no le queda este showcito”.

Alfredo Saade no le ha respondido a Carrillo. Las diferencias entre ambos vienen desde que el primero tenía un contrato de 20 millones de pesos mensuales en la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, en la dirección del controvertido Olmedo López.

El otro enfrentamiento en la Casa de Nariño tiene como protagonistas al ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, y el alto comisionado para la paz, Otty Patiño.

La razón obedece a que Patiño —quien regresó a sus labores tras sufrir quebrantos en su salud— no está de acuerdo con el proyecto de ley que radicó Montealegre en el Congreso y que busca reglamentar la paz total y la excarcelación de varios jefes de temidas bandas criminales en el país.

El alto comisionado le dijo al diario El Tiempo que a la propuesta de Montealegre le falta más análisis.

“Con el ministro Eduardo Montealegre hablamos solo una vez. Discutimos sobre algunos de los elementos, principalmente del procedimental. Es decir, cómo lograr que las fuerzas políticas que están en el Congreso apoyen la iniciativa, lo que es fundamental. Empezar desde acá no es bueno. Hay que comenzar desde lo mínimo y ver cómo se amplían los elementos que sean más incluyentes, como qué sucederá con los militares que hace ya rato pagan prisión y con otra gente que ya cumplió su pena y todavía no le dan su libertad. Pero a quién se deja o no en libertad, tiene más que ver con la rama Judicial”, manifestó Patiño.

El ministro de Justicia no se quedó callado y le respondió: “Es inconcebible que Otty Patiño se vuelva y se convierta en un francotirador de la paz”, afirmó.

Gustavo Petro no se ha pronunciado frente a los dos conatos de incendio en el palacio presidencial que le generan ruido a su Gobierno.