Política
La crucifixión de Cristo: un sector radical del Pacto Histórico no puede ver al ministro del Interior ni en pintura. Estas son las razones
En el Pacto Histórico, un sector radical no mira con buenos ojos al ministro del Interior, Juan Fernando Cristo. ¿Qué está pasando?
El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, quien se convirtió en el tercer funcionario en dirigir la cartera de la política en el mandato de Gustavo Petro, parece que desentona con el Gobierno del cambio. El exdirector del partido En Marcha, el último integrante de la Coalición de la Esperanza que decidió su respaldo al entonces candidato de izquierda en 2022, parece que va en contravía de los programas del Gobierno. O, al menos, eso traduce su excesiva franqueza.
Esta semana, Cristo lanzó una explosiva declaración en contra de una de las banderas con las que se eligió Petro: la paz total. “Nosotros podemos tener todos los éxitos en la paz total, que no los vamos a tener, es claro eso, los grupos violentos no entendieron el mensaje del presidente”, dijo en un foro. Esa declaración, que el ministro no volvió a repetir públicamente, se convirtió en una papa caliente en el Gobierno.
El alto comisionado para la Paz, Otty Patiño, no dijo nada, pero el mensaje no cayó bien. Aunque el exmilitante del M-19 también ha sido franco y le ha reconocido al país que los diálogos de paz entre el Gobierno y el ELN están en su momento más crítico, al Gobierno Petro le faltan dos años y cualquier cosa puede ocurrir con los grupos criminales. El anuncio con tono desmoralizador de Cristo confirma lo que muchos sectores políticos y de oposición han dicho abiertamente: que la política de paz de este Gobierno es un fracaso.
El ministro también dijo que el cese al fuego no existe y tiene razón: con las disidencias de Iván Mordisco los canales de comunicación están rotos; con el grupo armado de Calarcá Córdoba se pactó un cese, pero siguen extorsionando en Meta, Huila, Caquetá, entre otras regiones. Y, como si fuera poco, con la Segunda Marquetalia, de Iván Márquez, los diálogos están congelados porque el excomandante de las Farc quiere que le levanten la orden de captura, pero no se puede jurídicamente porque está pedido en extradición.
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Además, el escenario de conversaciones entre el Gobierno y el ELN pasa por su peor momento. Esa guerrilla, además de protagonizar un paro armado en el Chocó, le exige al Gobierno que le retire el estatus de GAO, que, sin duda, aumenta las penas a los integrantes que cometan delitos.
Petro no desmintió a Cristo. Tampoco Otty Patiño, mientras que el senador Iván Cepeda, del Polo Democrático, guardó silencio cuando SEMANA le preguntó por las afirmaciones del ministro del Interior. Eso no quiere decir que el Gobierno esté de acuerdo con el ministro Cristo. Al contrario, quiere enviar el mensaje de que la ropa sucia se lava en casa y evitan revelar una especie de fuego amigo en la Casa de Nariño.
En el Pacto Histórico, donde aún no se termina de generar empatía con el ministro, varios congresistas le salieron al paso y lo corrigieron.
La senadora Isabel Cristina Zuleta –quien ya ha tenido diferencias con Cristo por su proyecto de reelección presidencial– le dijo que estaba equivocado: “La medida del éxito de la paz total en este proyecto político es cada vida que se salva. Así que ya tuvimos éxito”. Y siguió: “Queda claro que su interés por la paz es solo ‘su paz’ o lo que nosotros llamamos ‘la paz del santismo’, esa que no admite otros diálogos de paz porque le pueden opacar la suya”.
Sin embargo, eso no es así. No se puede desconocer que Cristo es un político que está jugado con la paz, que empujó el fast track en el Congreso para blindar lo acordado en Cuba y que su aterrizaje en el Gobierno, en uno de los momentos más tensos entre la Casa de Nariño y el Congreso, ha servido como prenda de garantía para los otros nueve procesos de paz del Gobierno Petro.
SEMANA también habló con Alejandro Ocampo, uno de los congresistas del Pacto Histórico más jugados con la paz total, especialmente el que se adelanta entre los Shottas y los Espartanos, dos grupos armados en Buenaventura.
A él le cayó como un baldado de agua fría el pronunciamiento de Cristo. Por eso, lo describe como un hombre escéptico. “La paz no es su gran propuesta, él viene con la frustración de Juan Manuel Santos de que no pudo hacer la paz total, no cree y es muy difícil tener a un ministro que no crea en la propuesta del jefe. Él es el ministro del Interior, no el alto comisionado para la Paz. Esperamos que ojalá sus palabras no sean proféticas. Por suerte, el ministro del Interior no es el que dirige la paz en Colombia”, expresó el congresista caleño.
Monseñor Fabio Henao, quien representa a la Iglesia católica en los procesos de paz del Gobierno, también habló en SEMANA: “Ellos (Cristo) miran el avance de los procesos y el tiempo que falta de Gobierno, menos de dos años, imagino que es el cálculo que hace de hasta dónde alcanzamos a llegar. Pero los grupos armados no han desistido, los esfuerzos continúan, no han parado de buscar cómo seguir y activar las mesas. No han claudicado, incluso, el ELN”, destacó.
En el Pacto Histórico, algunos parlamentarios no ven a Cristo como cercano y lo ubican en el grupo de los santistas, del que forma parte el embajador de Colombia ante Reino Unido, Roy Barreras; el embajador en Francia, Alfonso Prada, y el canciller, Luis Gilberto Murillo.
A diferencia de Luis Fernando Velasco, Cristo no estuvo de frente en la campaña presidencial de Petro y se lanzó a la candidatura ganadora a escasas semanas de la segunda vuelta presidencial, cuando los integrantes de la Coalición Centro Esperanza, a la que perteneció, ya habían hecho públicos sus respaldos a la presidencia. Velasco, por ejemplo, recorrió el país y se enfrentó con el presidente del Partido Liberal, César Gaviria, en busca de que dejara en libertad a esa colectividad para acompañar al candidato de izquierda.
En el Pacto Histórico no niegan que Cristo es habilidoso para manejar el Congreso. Pero en algunos sectores radicales tienen claro que no es de su confianza. Estiman, por ejemplo, que tiene parte de responsabilidad en que el congresista del Partido Liberal Octavio Cardona se haya quedado –con 12 votos a su favor– con la presidencia de la Comisión Quinta de la Cámara, pese a que, según los acuerdos políticos, el cupo era para Erick Velasco, del Pacto Histórico, quien solo obtuvo diez respaldos.
SEMANA conoció que en el primer encuentro entre el petrismo y el ministro del Interior, los congresistas de izquierda le advirtieron reiteradamente a Cristo que la presidencia de la Comisión Quinta, en la que se tramitan temas del agro, el Código Minero y el fracking, temas claves para el presidente Petro, estaba en riesgo. El día de la elección, el ministro no llegó a la sesión.
Esta no ha sido la primera salida en falso de Cristo. Antes de llegar al Gobierno se oponía a una constituyente. En un video divulgado en el primer semestre de 2024 dijo que era una mala idea. “Es inviable, el Gobierno Petro está lejos de contar con las mayorías que se necesitan en el Congreso para aprobar una ley que la convoque”, afirmó.
Sin embargo, cuando ni siquiera se había posesionado como ministro del Interior, ofreció una conferencia de prensa y habló de “explorar hacia el futuro la posibilidad de convocar una asamblea nacional constituyente bajo los parámetros de la Constitución del 91″.
El Cristo escéptico parecía otro. No obstante, cambió nuevamente su discurso y en un cónclave con las bancadas del Senado y Cámara del Pacto Histórico fue enfático: “Aquí no va a haber constituyente, ni fast track, ni reelección presidencial”.
La contradicción a Petro, quien seguía insistiendo en el poder constituyente, llevaron a la directora del Dapre, Laura Sarabia, a llamarlo al orden a finales de julio de 2024. Le pidió, vía telefónica, que les bajara el tono a sus declaraciones y él, visiblemente molesto, le respondió que si no le gustaba, renunciaba. Ella guardó silencio, pero, sin duda, le mostró los dientes desde la primera semana de la llegada al Gobierno. En ese orden de ideas, ¿hasta cuándo aguantará Cristo?
SEMANA contactó al ministro del Interior, pero no respondió a las llamadas y mensajes.