Política
La feroz carta de Jerónimo Uribe: defiende la esencia del uribismo, y se despacha contra el acuerdo de La Habana de Santos y la paz total de Petro
El hijo del expresidente Uribe hace una defensa férrea del legado de su padre y de cómo, según él, sus sucesores destruyeron los avances logrados en su presidencia.

“Sería una ironía si no fuera una tragedia. Fue en el gobierno de la seguridad democrática que la izquierda conquistó por primera vez la Alcaldía de Bogotá y trazó su rumbo a la Presidencia. Ha sido en el Gobierno de la paz total en el que han intentado asesinar a Miguel Uribe Turbay. Puede parecer lejano, pero el camino a este oscuro presente fue sembrado en La Habana”, esas fueron las palabras con las que Jerónimo Uribe inició la dura carta que publicó en sus redes sociales y en la que hizo una férrea defensa del legado del uribismo.
LA ESENCIA DEL URIBISMO
— Jerónimo Uribe (@jeronimoauribem) July 18, 2025
Un mini recuento de los últimos 20 años, necesitamos “Qué vuelva la seguridad” pic.twitter.com/fPBhr9d0w8
En la carta titulada La esencia del uribismo, Jerónimo Uribe, hijo del expresidente Álvaro Uribe Vélez, expuso una fuerte crítica a los procesos de paz impulsados en los últimos años en Colombia, particularmente el acuerdo firmado en La Habana con las Farc durante el Gobierno de Juan Manuel Santos y la política de paz total del presidente Gustavo Petro.
Pero hay un elemento, según Uribe Moreno, que concentra la semilla de lo que él describe como los males del país: el proceso de paz de La Habana. “Oponerse a La Habana no fue fácil para el uribismo en particular. Notorios periodistas, contratistas del gobierno Santos, repetían que Uribe era un criminal. Se gastaron millonadas en la campaña plebiscitaria, dividiéndonos entre amigos y enemigos de la paz. En el segundo gobierno de Santos judicializaron a los hermanos Uribe Vélez, a Santiago, pocos meses antes del plebiscito, y a Álvaro Uribe en plena campaña del 2018”.

En su misiva, difundida a través de redes sociales, Uribe Moreno sostiene que el deterioro de la seguridad en Colombia comenzó con la negociación con las Farc, la cual, según él, envalentonó a los carteles, desmotivó a las Fuerzas Armadas y legitimó la violencia como herramienta política.
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“Ese proceso, que se inauguró con el atentado a Fernando Londoño, envalentonó a los carteles, legitimó la violencia política, desanimó a las Fuerzas Armadas y fracturó a la opinión”, escribió. “Hoy, los victimarios legislan y quienes defendieron la democracia son judicializados y baleados”, agregó, en alusión al atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay, también del Centro Democrático.

El hijo del expresidente también cuestionó los efectos del acuerdo de paz con las Farc, al afirmar que la crisis actual no es producto de su falta de implementación, como señalan sus defensores, sino del hecho de haber sido impuesto “en contra de la voluntad popular”.
A su juicio, “la tal paz no existe” y los indicadores de violencia se han recrudecido: “Volvimos a niveles récord de producción de coca, de asesinatos de líderes y zonas impenetrables para la fuerza pública”.
Sobre el presidente Petro, Uribe Moreno señaló que ha profundizado “la impunidad y la persecución” al, según él, exaltar públicamente a criminales o intervenir en decisiones judiciales. En su visión, existe una convergencia entre los gobiernos de Santos y Petro, a la que denomina “Petrosantismo”, un término con el que agrupa políticas que, de acuerdo con la carta, debilitan la institucionalidad en nombre de proyectos de paz.
“La verdadera unidad no proviene de pactos políticos impostados, sino de políticas efectivas con resultados palpables para la ciudadanía”, señaló, insistiendo en que “no todo lo que se llame paz es paz”.
La carta hace también una defensa cerrada del legado de Álvaro Uribe. Según Jerónimo, el gobierno de 2002 “cambió la historia”, redujo homicidios y secuestros, impulsó la economía y desmovilizó a más de 40.000 combatientes “sin impunidad”. Y añade: “El uribismo no es una competencia de halagos a Uribe (…), es madrugar a trabajar con disciplina para ser cada día la mejor versión de uno mismo”.
“La economía creció a más del 5 % anual. Se hizo una reforma sin precedentes al Estado, eliminando ministerios, reformando y privatizando entidades que desangraban al erario, como el Seguro Social y Telecom. Ecopetrol salió a bolsa y llegó a ser una de las empresas más valiosas del continente. Colombia era la única voz en contra del socialismo del siglo XXI. Colombia era, como lo dijo la revista Newsweek, una “Latin American Star”. El gobierno de la supuesta continuidad comenzó con una aprobación del 80 %”, escribió.

Finalmente, hizo un llamado a recuperar lo que define como “la esencia del uribismo”, que, en sus palabras, representa “la convicción en un país seguro y libre”, pero que a su vez es “una voz solitaria opositora al Caguán, cuando era impopular. Es conducir un carro al que le acaban de explotar un bus bomba y mantener la calma. Es reformar al Estado cuando se consideraba una aberración neoliberal. Es ordenar el rescate de Íngrid Betancourt, asumiendo los riesgos y renunciando a los honores”.