Reportaje
Las cabañas ocultas de Piedad Córdoba: SEMANA recorrió cinco predios millon
La excongresista, aparte de una extensa hacienda en los Llanos, compró cinco cabañas en un privilegiado lugar del Caribe que mantenía ocultas y que SEMANA recorrió. Los bienes están en manos de los hijos.

Una de las primeras veces que Piedad Córdoba, la controvertida exsenadora del Pacto Histórico, pisó San Antero, un municipio pequeño de Córdoba, terminó tumbada, como se lo decía a sus más cercanos amigos. O, mejor, burlada. Obtuvo un plan vacacional para pasar una temporada de descanso con sus hijos en las playas del Caribe y descubrió que la habían engañado. No existía el lujoso hotel que le prometieron. Llegó al caserío y, visiblemente molesta, les dijo a sus más cercanos colaboradores que nunca le volverían a hacer pasar una vergüenza en Córdoba.
Y así ocurrió. Desde 2009, la senadora fallecida empezó a concurrir a uno de los lugares paradisiacos de la costa cordobesa, a menos de 20 minutos de Coveñas y a hora y media de Montería, y tuvo entre sus planes comprar cabañas.
Córdoba –quien siempre quiso ser empresaria, pero fracasaba en sus intentos, incluso cuando promovió un restaurante de mariscos en Medellín– cotizó terrenos. No quería un predio. Buscaba varios.
En menos de una década, ella se convirtió en la propietaria de algunas de las mejores cabañas a orillas del mar, y hasta enero de 2024, cuando falleció producto de un paro cardiorrespiratorio en Medellín, era propietaria de cinco a menos de 300 metros del mar, en Playa Grau, al lado de Punta Bolívar, avaluadas por encima de los 5.000 millones de pesos aproximadamente, de acuerdo con los precios con que se comercializa en el sector.
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
Cinco kilómetros después de San Antero, en la carretera pavimentada que conduce hacia Coveñas, a mano izquierda aparece una vía estrecha llena de letreros pomposos que ofrecen exclusivos hoteles, paseos en yate y piscinas entre Playa Grau y Punta Bolívar. 300 metros adelante, a mano derecha, está la primera cabaña que compró Córdoba. La adquirió –repiten en la vereda– de Carlos Echavarría, notario de Medellín. Sin embargo, no está a nombre de Córdoba, y en la Alcaldía de San Antero, hasta donde llegó SEMANA, la propiedad es todo un misterio.
A Córdoba solo le aparecen en la Oficina de Notariado y Registro cinco bienes, tres predios en Medellín y dos más en Bogotá, entre ellos su afamado apartamento de El Embajador, ubicado sobre la calle 26 con 6A. No obstante, todos en el municipio saben que la propiedad le pertenece a la Negra, como le decían. Gente cercana al alcalde de San Antero, Dennys Chica, da fe de ello. El mandatario, amigo de Gustavo Petro y miembro de la Colombia Humana, visitó algunas de las cabañas con Piedad la primera vez que fue alcalde. SEMANA tiene varios audios de personas conocidas de la excongresista, entre ellos personas de confianza, que confirman la propiedad. También, chats con Camilo Castro Córdoba, su hijo, quien ratifica que es el dueño de las cabañas y hasta cobra 700.000 pesos la noche por una de ellas. “Hablas con el propietario”, confesó el joven.
Como si fuera poco, Andrés Vásquez, el exasesor y mano derecha de Piedad, declaró ante la Corte Suprema y entregó una carpeta con fotos, planos, escrituras de propiedad y ubicaciones exactas de los bienes inmuebles que adquirió la exsenadora bajo la supuesta complicidad del chavismo.
La primera cabaña permanece arropada por un frondoso árbol de mango y está adornada con un sombrero artesanal cordobés gigante, que cuelga en la entrada principal. Tiene piscina, jacuzzi, kiosco y un patio gigante. Camilo Castro visita frecuentemente el predio, se queda y retorna a Medellín, la tierra donde vive.
Era el sitio preferido de la Negra, el lugar donde llegó las últimas veces con Luis Pérez, su pareja, con quien vivía desde hace más de ocho años. Fotografías familiares corroboran la felicidad de Córdoba en ese lugar.
A 700 metros por placa huella aparece la brisa del mar Caribe, un agua casi cristalina y con escaso sargazo. Al lado se divisa el 90 por ciento de la cuadra que compró Piedad Córdoba. Los vecinos –algunos molestos porque las propiedades están casi en ruinas– recuerdan cómo la exsenadora adquirió los bienes, pero lamentan que se estén cayendo desde la pandemia por el covid-19, cuando ella aún vivía.
La mayor parte de la cuadra principal, de propiedad de Córdoba, está dividida en varias cabañas.
La segunda es la más afamada. La infraestructura es de color rosado y está adornada con palmicha y palmeras gigantes de coco. Se conoce como Cacica Toto, y Natalia Castro Córdoba, la hija menor de la excongresista, la promociona en YouTube y otras redes sociales. Es la encargada de las reservas telefónicas, porque en las publicaciones aparece su contacto de celular.
En la época de auge, alquilaban el predio hasta por 1.600.000 pesos una sola noche para 14 personas.

De las cabañas lujosas, donde reinaban el blanco, el rosa, senderos ecológicos y una “vista increíble” –como las describe el video promocional–, queda poco. El paradisiaco lugar lo adquirió la exsenadora hace diez años a un alto funcionario de un almacén de cadena, coincidieron varios pobladores en el caserío.
Camilo Castro Córdoba, quien visitó una de las cabañas durante los días en que la recorrió SEMANA, prometió a sus trabajadores que le inyectaría recursos económicos, pero desde que murió Piedad, la principal inversionista, el dinero parece que se esfumó.
Solo la palmicha para cubrir todo el techo alcanza los 30 millones de pesos. La madera se está pudriendo, y el salitre (producido por la sal del mar) le está poniendo su cuota al abandono.
“Este lote del lado lo están vendiendo y está abandonado, los dueños cobran 3.000 millones, pero lo bajaron a 2.500. Imagínese el de la doctora Piedad, que tiene semejantes cabañas”, le dijo a SEMANA un morador de la región, quien pidió ocultar su identidad.
Al lado, Piedad Córdoba tiene la tercera cabaña. Pero la casa gigante de dos pisos, construida en cemento, se cayó. Y ni siquiera a la política de izquierda le importó en vida. Las palmeras de coco son testigos de las ruinas, así como las varillas por fuera del concreto.
La cuarta cabaña es vecina. Estaba separada por alambre de púa, pero ya está en el suelo, como los postes de cemento. Es de dos pisos, tiene balcón y una ventana desde donde se divisa el mar Caribe. El kiosco quedó sin techo por los fuertes vientos.
La quinta es “casa azul”, como la conocen en Playa Grau, aunque hoy está pintada de blanco. Tiene tejas de zinc y se observa mejor cuidada porque los hijos de Piedad le inyectaron recursos recientemente y la restituyeron. Esa es la que promociona Camilo Castro.

Los vecinos y canoeros, casi en coro, recitaron que las cinco cabañas pertenecen a Piedad. Incluso lamentaron que sea realidad porque, según ellos, necesitan un millonario que les inyecte recursos, genere turismo y dinamice la economía en un pueblo donde el mar es casi el único sustento económico.
“Cuando la doctora Piedad llegaba, todos sabíamos que había muchos policías armados con fusiles”, contó una moradora. Córdoba caminaba por la arena blanca hasta un kilómetro y siempre –aun en sus últimos meses de vida– alquilaba un yate de lujo en una marina y viajaba con sus invitados hasta Coveñas.
La playa, a orillas de las cabañas, no es privada, pero sin duda la calma y la poca afluencia de turistas y vendedores ambulantes la convierten en un sitio atractivo para cualquier visitante. Por eso era el escondedero perfecto de Piedad, el lugar donde nadie la fotografiaba.
Como si fuera poco, en la bahía de Cispatá, la cuna del caimán aguja del Caribe, Piedad Córdoba habría comprado 7 hectáreas de manglar sobre Playa Blanca o Punta Bonita, un sector más exclusivo que Playa Grau por sus casas gigantes con diseños arquitectónicos en madera, donde el turismo es de lujo, el mar es más cristalino y la arena es totalmente blanca.
En las tiendas, en los hoteles y en el comercio hablan del lote que Piedad Córdoba le habría negociado hace seis años aproximadamente a la familia del afamado escritor Manuel Zapata Olivella, oriundo de Santa Cruz de Lorica. Toda la bahía supo del negocio. Un familiar cercano a la exsenadora también le confirmó a SEMANA que el predio era de la dirigente política.
La tierra está bañada por el mar a lado y lado, pero es un manglar y las autoridades ambientales no autorizan construcciones.
El lote, que la política visitó durante años, hoy está abandonado. SEMANA preguntó por un predio de 2.500 metros cuadrados que están vendiendo al lado y el valor supera los 800 millones de pesos.
Piedad Córdoba no dejó oficialmente rastro de sus propiedades, al menos, legalmente. Las adquiría, lo sabían sus más cercanos colaboradores, pero las ponía a nombre de otras personas.
Y así pasó en San Antero, donde ninguna propiedad está a su nombre.
“Nosotros íbamos a San Antero, Córdoba, allá la Negra tiene la cabaña. A Piedad le gustaba mucho el mar, no bañarse allí, pero sí caminar sobre la arena de la playa. Tiene su cabaña, está cerca del mar. Además, tiene su piscina, allá pasamos muchas veces”, le confirmó Luis Pérez, la expareja sentimental de la exsenadora, a SEMANA el 14 de diciembre de 2024.
La historia de las cabañas de San Antero es similar a la de Ari Ari, su finca en Puerto Lleras, Meta, hasta donde llegó SEMANA en marzo de 2024. En la vereda La Tigrera todos sabían que le pertenecía. Su hija Natalia Castro la promocionaba en sus redes sociales y publicaba su nombre como contacto, pero la senadora no existía como dueña ante la Oficina de Instrumentos Públicos.
En el caso de la finca, Luis Pérez le reveló a SEMANA que “le pertenece a una empresa llamada Chenoa (como se llama el apartamento de Piedad en Medellín), y la representante es Natalia Castro Córdoba, la hija que siempre estuvo al lado de la Negra”.
SEMANA confirmó que el nombre de la empresa es Chenoa Siglo XXI S. A. S. y está en proceso de liquidación, según el certificado de existencia y representación legal de la Cámara de Comercio de Lorica, Córdoba, expedido el 26 de febrero de 2025. Fue constituida el 25 de septiembre de 2014 y desde 2019 no renueva matrícula mercantil. El objeto social es la producción, comercialización, procesamiento, transformación y suministro de materias primas y mercancías relacionadas con la agricultura, cría, engorde de ganado, producción de forrajes, granos, turismo ecológico y demás.
El capital de la sociedad era de 100 millones de pesos en ese momento, y tal como lo dijo Luis Pérez, Natalia María Castro, hija de la exsenadora, aparece como representante legal.
¿Qué tiene que ver la hija de la excongresista, que es comunicadora social y periodista, y le manejaba la prensa a su madre, con negocios de concentrados y producción de forrajes, granos y asuntos agropecuarios? ¿Ella tenía un capital de 100 millones en 2014? Son algunas preguntas que se hizo en su momento la Justicia.
Para la Corte Suprema –que le siguió el rastro a Piedad Córdoba durante varios años– era claro que la exsenadora habría utilizado a algunos de sus hijos y familiares para darles un tinte de legalidad a los dineros que, al parecer, provenían de Venezuela y su relación con Hugo Chávez y Álex Saab.
Camilo Andrés Castro Córdoba, el hijo de Piedad que está al frente de las cabañas en San Antero, es el representante legal de Golden Palms Investments S. A. S., una empresa creada el 12 de mayo de 2010 y cuyo objeto es el desarrollo de actividades inmobiliarias con bienes propios o arrendados. SEMANA encontró que el capital de la compañía es de 1.000 millones de pesos, según los documentos. Ninguna de las dos empresas tiene sede actual en Medellín, según constató un periodista de esta revista.
La Corte Suprema investigó a esa compañía y la relacionó con Álex Saab, testaferro de Nicolás Maduro. La magistrada Cristina Lombana, quien cerró la investigación porque Piedad Córdoba falleció, dijo que de esa firma formó parte Juan Luis Castro, hijo de la excongresista y exsenador de la Alianza Verde, quien siempre ha negado su relación con Saab.

SEMANA se comunicó al número telefónico que aparece en el registro y la persona que respondió aseguró que ya no trabajaba para esa compañía. Un periodista de SEMANA le escribió a ese contacto y dijo que necesitaba información sobre las cabañas de San Antero, Córdoba, para alquilarlas. “Ya no trabajo con la empresa, le envío el número de contacto para que, por favor, le escriba”, respondieron. Y compartió el número telefónico de Camilo Castro Córdoba, el hijo de Piedad. “¿Es el dueño?”, preguntó este medio. La otra parte dijo que sí.
Frente a la empresa de Camilo Andrés Castro, conocido porque en 2016 fue capturado tras la compra de un carro robado, la duda es: ¿de dónde sacó los 1.000 millones de pesos de patrimonio? Es otra de las preguntas que se planteó, en su momento, la Corte Suprema.
Camilo Andrés Córdoba –quien ha pedido pista ante la Alcaldía y las autoridades ambientales del municipio de San Antero para construir una bahía o una especie de marina donde lleguen y salgan lanchas desde Playa Grau, al frente de sus propiedades– es dueño oficialmente de cuatro bienes, según la Superintendencia de Notariado y Registro.
Uno de ellos es un lote (lo identifican con el número tres), ubicado en el municipio de Sopetrán, Antioquia. También, una vivienda en la calle 19 sur de Medellín, otro bien en Buenaventura y un lote (identificado como 2, paraje San José) en Rionegro.
Como si fuera poco, Camilo Andrés, graduado como economista en Canadá, es representante legal de Extracciones Cannabis de Colombia S. A. S., una sociedad con sede en Medellín, creada el 4 de abril de 2018, que cultiva especias y plantas aromáticas y medicinales, con las que se preparan bebidas, comercio al por mayor no especializado, entre otros, según la actividad económica del Registro Único Empresarial.
Además, la familia de Córdoba tiene la empresa Aluminium de Colombia S. A. S., dedicada, entre otras cosas, al suministro de recurso humano. Personal dedicado al cuidado de las cabañas en San Antero le dijo a este medio que le pagaban su seguridad social a través de esta empresa. Camilo Castro sigue adelante con el proyecto de construir una marina a orillas de cuatro de las cinco cabañas, heredadas de su madre. Pero tendrá que sacar dinero y hacer lobby ante los políticos de San Antero.
Mientras lo consigue, el alcalde Dennys Chica Fuentes valorizará las cabañas de Piedad Córdoba, pues el Concejo de San Antero aprobará en el primer semestre de 2025 un nuevo Plan de Ordenamiento Territorial que le permitiría a Playa Grau y Punta Bolívar construir edificios hasta de diez pisos, como ocurre en Coveñas. Hoy solo se pueden elevar edificaciones de hasta tres pisos. En otras palabras, el valor de los bienes de Piedad Córdoba se valorizará después de muerta.