Política

Los polémicos nombramientos que ha hecho Gustavo Petro en la Casa de Nariño: se acabaron la meritocracia y la formación académica

Los movimientos recientes en la Casa de Nariño confirman cómo al presidente Petro no le importan las formas y cada vez dinamita más los méritos para ocupar los cargos más importantes del Estado.

23 de junio de 2025, 3:56 p. m.
Gustavo Petro y Alfredo Saade
Gustavo Petro y Alfredo Saade. | Foto: SEMANA

Si algo demostró Gustavo Petro en los casi tres años que lleva al frente de la Casa de Nariño es que poco le importan las formas, al menos, a la hora de nombrar a sus amigos o conocidos en los cargos más importantes del Estado. Varias de sus designaciones han sido polémicas, porque sus titulares no cumplen requisitos. Y algunos de ellos, han terminado sin piso jurídico en tribunales y juzgados del país.

El nombramiento de Alfredo Saade como jefe de gabinete, por ejemplo, tiene con los pelos de punta a más de un ministro. En la propia izquierda lo consideran extremista, radical, apasionado y adulador. Esta semana, apenas confirmó que su hoja de vida fue publicada en la página oficial de la Presidencia, comparó a Gustavo Petro con Jesucristo.

El presidente, Gustavo Petro, y Alfredo Saade, su nuevo jefe de gabinete
El presidente, Gustavo Petro, y Alfredo Saade, su nuevo jefe de gabinete. | Foto: @alfredosaadev

Saade no genera confianza al interior del Gobierno. Ninguna iglesia cristiana lo reconoce como pastor, pese a que llegó a los brazos de Petro en 2021 prometiendo el voto religioso en plena campaña presidencial, y se convirtió en precandidato por el Pacto Histórico. El resultado: 21.660 votos.

Lo llevó a la jefatura de gabinete el ministro del Interior, Armando Benedetti, y tendrá dos funciones: tender puentes entre los altos funcionarios y Petro, y hacer las funciones de maestro ante quienes no cumplan con las metas del Plan Nacional de Desarrollo. La tercera, que es llevar la agenda, no la hará. La directora del Dapre, Angie Rodríguez, no la soltará.

Cancillería de Colombia Gustavo Petro
Cancillería de Colombia y Gustavo Petro. | Foto: GUILLERMO TORRES REINA-SEMANA

El problema es que Saade, quien le recomendó al presidente cerrar X en Colombia, clausurar el Congreso y los medios de comunicación, tiene más de un pleito en el Gobierno.

El director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), Carlos Carrillo, no le renovó su millonario contrato de 21 millones de pesos mensuales por acompañamiento jurídico, porque él —al parecer— copiaba las actividades de otros contratistas para facturar. Saade, beneficiario del contrato en la era de Olmedo López, lo destrozó en redes.

¿Por qué Petro nombró a Saade en ese cargo? ¿No pudo ubicarlo en otro escenario? Esas respuestas solo las tiene el mandatario, quien parece dispuesto a borrar de un plumazo los requisitos internos de varias entidades para satisfacer y nombrar a sus amigos. Por eso, la junta directiva de Ecopetrol no descarta modificar los estatutos para nombrar como presidente al ministro Edwin Palma, pese a que no cumple los requisitos.

El pastor Alfredo Saade, seguidor de Gustavo Petro.
El pastor Alfredo Saade, seguidor de Gustavo Petro. | Foto: AUTOR ANÓNIMO.

El presidente está molesto porque el Tribunal Administrativo de Cundinamarca tumbó el nombramiento de Armando Benedetti como embajador ante la FAO alegando que no cumplía requisitos y porque no sabía inglés.

A Benedetti no le afectó el fallo, porque hoy es ministro del Interior, pero quien sí tuvo que salir de su puesto fue Guillermo Reyes, el embajador de Colombia en Suecia. La razón: tampoco sabía hablar la segunda lengua, tal como lo exige la Cancillería.

La propia Laura Sarabia, cuya única experiencia en el sector público la adquirió en el gobierno de Gustavo Petro, es la jefe de la diplomacia de Colombia, un cargo por el que han pasado Luis Gilberto Murillo, Álvaro Leyva, María Ángela Holguín, Carolina Barco, entre otros.

Sarabia —a quien el país conoció porque se convirtió en la joven politóloga que le manejaba la agenda a Petro en la campaña presidencial, tras el acercamiento que le hizo Benedetti— no habla un inglés fluido. Y su viceministra de relaciones exteriores, Rosa Yolanda Villavicencio, no habla ni escribe bien ese idioma, según su hoja de vida.

Pero no solo ocurre en el Palacio de San Carlos. El primer lapo que soportó Gustavo Petro fue cuando nombró a Irene Vélez (filósofa y doctora en geografía política) como ministra de Minas y Energía. Tal como lo anticipó el país, salió del cargo por sus múltiples controversias que pusieron en evidencia su desconocimiento del sector. Vélez pasó por el consulado de Londres y hoy es directora de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, un cargo también alejado de su experiencia académica.

Y ni qué decir del ministro de Educación, Daniel Rojas, con escasa formación académica y un lenguaje vulgar en redes sociales.

El listado de nombramientos controvertidos es largo, pero desnuda el poco interés de Petro por dignificar los perfiles que se requieren para puestos de semejantes quilates en el Gobierno.