Mario Mendoza y Gustavo Petro.
Mario Mendoza y Gustavo Petro. | Foto: Juan Catumba/Presidencia.

Política

Mario Mendoza destroza la imagen del presidente Petro: “Empezó a mostrar su lado más oscuro y siniestro”. Aquí sus diez frases más duras

Mendoza presentó una crítica radiografía sobre el presidente Gustavo Petro.

Redacción Semana
14 de octubre de 2024

El reconocido escritor Mario Mendoza presentó un perfil crítico sobre la figura del presidente Gustavo Petro, a quien calificó como un hombre que “se encarga de desdibujarse y contradecirse”. Las palabras son demoledoras y causan revuelo en las filas del Pacto Histórico.

Mendoza reconstruyó el paso de Petro por el M-19, el rendimiento que tuvo en el Congreso y la llegada a la Presidencia: “Creí en su discurso, en su programa y en una política del amor que buscaba la fraternidad como expresión máxima de la inteligencia emocional”.

Para el autor, los primeros nombramientos del presidente en su gabinete pusieron a la vista “una socialdemocracia de corte europeo” por la diversidad de enfoques políticos. Se recordará que al gobierno de izquierda aterrizaron personajes que, por años, alzaron las banderas de la derecha.

Sin embargo, este ambiente cambió rápidamente de tono: “(Petro) empezó a mostrar su lado más oscuro y siniestro: el narcisista paranoico que no soporta, que le lleven la contraria, que lo cuestionen o lo vigilen”, se lee en el artículo de Mendoza compartido este domingo por el portal Cambio.

El efecto fue la crisis ministerial que revolcó al gobierno: “(Petro) empezó a cerrar filas y, mostrando unos pésimos modales, sacó a Cecilia López, a José Antonio Ocampo y a Alejandro Gaviria. También echó sin contemplaciones a funcionarios eficientes que venían de sus huestes más leales, como Patricia Ariza”, dijo el escritor.

Pero esto apenas era el comienzo: “Fue el primero de tantos brotes de paranoia que vendrían después. Narciso empezaba a delirar atrapado en la Casa de Nariño. A partir de ahí, la lógica fue la de un gurú religioso que ve enemigos escondidos dentro de su propia secta. Solo confiaba en su adepta más cercana: Laura Sarabia”, agregó el autor.

PRESIDENTE GUSTAVO PETRO 
CNE - CONSEJO NACIONAL ELECTORAL
Presidente Gustavo Petro. | Foto: Semana

Esta mujer es clave en el relato de Mendoza: “(Sarabia) le cuidaba la espalda mientras él desaparecía de los hoteles en las giras, no llegaba puntual a ninguna cita e iba quedando cada vez más encerrado en sus alucinaciones de víctima perseguida, una herencia que quizás le queda de la tortura que sufrió en la cárcel”.

A renglón seguido, Mendoza enumeró los escándalos que han rodeado a Gustavo Petro en los últimos dos años: las visitas de su hermano a delincuentes en las cárceles, los presuntos dineros ilícitos que habría recibido su hijo, la relación de Piedad Córdoba con Alex Saab y el ventilador de Armando Benedetti.

Para el escritor, “como era de esperarse, (Petro), en lugar de recapacitar, su radicalismo se acentuó y arremetió contra cualquier contrapoder que lo investigara o lo criticara, incluida la prensa libre. Su personalidad mesiánica le jugó otra mala pasada: lo hizo verse a sí mismo un enviado del cielo que debía llamar a sus ejércitos a la calle para librar una batalla en contra de un sistema injusto y criminal”.

El autor indicó que el presidente no se enteró de que él ahora es el sistema: “El outsider antisistema quedó atrás y él, elegido para ocupar el cargo más importante del país, es el centro, el corazón del poder. Esa es su gran tragedia: que el combatiente acostumbrado a irse en contra de todo ahora debe mostrar su capacidad de gestión, de gobernanza y de disciplina administrativa. Y no puede ni sabe hacerlo porque no está diseñado para ello”.

Uno de los ejemplos de la “división esquizofrénica” propuesta por Mendoza fue cuando el primer mandatario llamó a sus seguidores a salir a las calles a protestar contra la rama Judicial en el momento en el que se debía elegir el reemplazo de Martha Mancera.

“Las protestas se salieron de control y fue necesario llamar a la Policía. Y entonces las preguntas saltaban a la vista: ¿quién era el jefe de los que protestaban? Respuesta: Petro. ¿Y quién era el jefe de las Fuerzas Militares? Respuesta: Petro. ¡Increíble! Parecía doctor Jekyll y míster Hyde. Un caso clínico”, dijo.

El rosario de críticas aumentó: “Y a este Mesías tan nuestro, al que su ego le dicta que puede ser el presidente del planeta entero y el embajador de las estrellas, también la Constitución del 91 (que se redactó con la ayuda de su propio grupo, el M-19) le queda pequeña y con cualquier pretexto llama a sus comandos a la calle para alborotar los ánimos. Todo con tal de no gobernar con juicio, con rigor y disciplina, que debería ser su verdadera misión”.

Presidente Petro en la ONU
Presidente Gustavo Petro. | Foto: AFP

Él concluyó: “Ahora solo queda una enorme desilusión, mucha desesperanza y la zozobra de un país cuya inestabilidad política y social se ha acrecentado bajo su mandato indisciplinado y delirante”.