Política

Nuevo lío para Laura Sarabia: la acusan de presunto “abuso de poder” y “desvío de recursos públicos”

Este viernes 2 de mayo se instauró una queja disciplinaria en contra de la canciller Laura Sarabia Torres, por hechos ocurridos el pasado miércoles.

2 de mayo de 2025, 5:31 p. m.
La canciller Laura Sarabia presentó el informe en la ONU.
Canciller Laura Sarabia. | Foto: Cancillería

La ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, Laura Sarabia Torres, suma otro problema. SEMANA conoció que a la Procuraduría llegó una queja disciplinaria en su contra por hechos ocurridos el pasado miércoles 30 de abril. En particular, se le señaló de presunto abuso de poder y aparente desvío de recursos públicos para fines privados.

Una ciudadana identificada como Inés Elena Camargo Arévalo le pidió al procurador Gregorio Eljach Pacheco que ponga la lupa sobre el comportamiento de Sarabia Torres, investigue sus actuaciones y la sancione si se llega a probar su hipótesis:

“La ministra ha destinado tiempo laboral ordinario, instalaciones físicas del Ministerio, personal institucional y recursos materiales de la entidad para realizar actividades de carácter personal, privado y ajeno a sus funciones constitucionales y legales”, se lee en un fragmento del archivo al que accedió SEMANA.

La versión de Camargo Arévalo es que a Sarabia Torres se le ha visto utilizando salones, equipos de sonido, atriles, muebles, vehículos oficiales y personal de planta del Ministerio para, supuestamente, coordinar y ejecutar acciones privadas que no tendrían relación alguna con el cumplimiento de los fines del Estado ni la misión de la cartera que direcciona.

El hecho que origina la polémica es la rueda de prensa que atendió la funcionaria en el Palacio de San Carlos el pasado 30 de abril. Según la mujer, el equipo de prensa del Ministerio habría advertido a los medios de comunicación que el contenido de la conversación tendría relación con algunos resultados y avances de la Alianza del Pacífico, de la cual Colombia asumió su presidencia pro tempore, pero habría terminado en otro campo.

“Una vez ya iniciada la rueda de prensa, la ministra, en primer lugar, dedicó un tiempo a dar declaraciones públicas en relación con un tema estrictamente privado y personal, alegando que por el hecho de que ella fuese un agente gubernamental no perdía su derecho a la defensa y expuso a los comunicadores presentes todos sus planes personales e iniciativas tendientes a llevar felizmente a cabo esta actividad privada, relacionada con actuaciones judiciales que solamente a ella le competen en su condición de persona natural, no con su calidad de funcionaria pública, y que no tienen ninguna relación con sus funciones legales y reglamentarias”, manifestó ante la Procuraduría.

Procurador General, Gregorio Eljach.
A la Procuraduría General, liderada por Gregorio Eljach, le llegó la queja contra Laura Sarabia. | Foto: Procurador General, Gregorio Eljach.

Ella habló de las investigaciones que involucran al actual ministro del Interior, Armando Benedetti, en la Fiscalía General de la Nación. No solo lo mencionó, dos mujeres aparecieron en escena con carpetas donde se leyeron las siguientes frases: “Caso penal contra Armando Benedetti”, “Violencia contra la mujer” y “Enriquecimiento ilícito”.

En ese momento, las críticas no se hicieron esperar, pues en la opinión pública se especuló que habría sido intencional para enviarle un mensaje al país.

Para Inés Elena Camargo Arévalo, “las actividades descritas se han llevado a cabo en jornada laboral ordinaria, lo que implica una utilización indebida del tiempo de servicio, desnaturalizando la función pública. Las declaraciones sobre su actividad privada se hicieron previamente a entrar en el tema central de la rueda de prensa, de manera libre y espontánea, sin apremio alguno. Es decir, de manera deliberada, planificada y calculando sus efectos”.

Ella presentó cuatro peticiones a la Procuraduría: admitir la queja disciplinaria, ordenar la apertura de una investigación, practicar pruebas y sancionarla con base en la configuración de una aparente falta gravísima cometida a título de dolo.

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