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¿A qué le apuesta Petro en su pelea con Trump? Esto cuentan en secreto quienes le hablan al oído

Gustavo Petro persigue el sueño de convertirse en un líder mundial de la izquierda a través de una confrontación con Donald Trump. Sin embargo, el ocaso de su mandato será solitario y sin un rumbo claro para el país.

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25 de octubre de 2025, 7:56 a. m.
A Gustavo Petro le quedan diez meses de mandato y ha dicho que no quiere quedarse en la Casa de Nariño.
A Gustavo Petro le quedan diez meses de mandato y ha dicho que no quiere quedarse en la Casa de Nariño. | Foto: GUILLERMO TORRES REINA / SEMANA

Gustavo Petro encontró en Donald Trump un trampolín que estuvo buscando durante todo su mandato: visibilidad mundial para convertirse en un líder continental de la izquierda. SEMANA revela detalles desconocidos de la controvertida figura política que hoy reta al hombre más poderoso del planeta e infidencias de la estrategia que puso en marcha la Casa de Nariño para defender la rebelión ante los norteamericanos.

Aunque se deben guardar las justas proporciones, hay quienes creen que esta pelea con Estados Unidos es una estrategia similar a la que implementó Petro con el exprocurador Alejandro Ordóñez cuando acudió a los ‘balconazos’ para distraer la opinión y ocultar sus problemas de gestión en la Alcaldía de Bogotá. Una de las personas que le habla al oído al primer mandatario describió a esta revista, bajo reserva, que Petro trabaja todos los días con el fin de liderar la izquierda en la región y Estados Unidos sería su caballo de Troya más efectivo: “Esa es su prioridad. Se está construyendo como un líder mundial de la izquierda y no está gobernando. Él está en una posición muy cómoda”. Al parecer, esa tranquilidad la tendría porque la confrontación sería una de sus mayores fortalezas.

Presidente Gustavo Petro
Presidente Gustavo Petro. | Foto: Presidencia

Así lo confirmó un segundo funcionario que laboró en la administración central hasta hace pocos meses y convivió por varios años con el presidente: “Está buscando espacios de conflicto, que es el espacio en el que se mueve bastante bien. Escenarios, por ejemplo, de si se cae la tributaria, quiera buscar una emergencia económica o una conmoción interior; ponga ese escenario hoy con Estados Unidos. Petro está en la búsqueda de espacios de conflicto, que es su principal espacio”.

Su contrapunteo con la Casa Blanca lo hace sin evidencias en mano. La teoría que ha presentado es que la junta del narcotráfico quiere que se rompan las relaciones diplomáticas y acusa a políticos de hacer gestiones sobre eso. Petro se ha posicionado como un líder que no teme hablar, acusar sin pruebas ni medir las consecuencias de sus afirmaciones. Las fuentes de sus narraciones, que involucran la seguridad nacional, las desconocen hasta las autoridades encargadas de investigarlas.

El jefe de Estado ha dado esa lucha de manera solitaria, luce desesperado y ansioso. El periodista Daniel Coronell, después de entrevistarlo, llamó la atención sobre sus actitudes: “El presidente estaba incómodo en la silla, se movía mucho, gesticulaba con gestos ampulosos como si estuviera actuando en una función de teatro, abría sus brazos, me señalaba constantemente con un lápiz y la saliva empezó a acumularse en las comisuras de sus labios. Evadía cada pregunta y respondía con largas disquisiciones de historia, de geografía, de economía, de matemáticas, como si estuviera más interesado en oírse él mismo que en responder sobre las consecuencias concretas de la relación con Estados Unidos”.

Petro es desconfiado y escucha a pocas personas. Fuentes cercanas dentro del Palacio de Nariño describieron a SEMANA que su círculo de confianza lo siguen componiendo la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia, Angie Rodríguez, a quien le quitaron la visa de Estados Unidos; y el ministro del Interior, Armando Benedetti, incluido en la Lista Clinton. Pero hay un tercer protagonista: Vladimir Fernández, magistrado de la Corte Constitucional, que sería el complemento del tercio que hoy asesora los pasos del presidente. “Le consulta muchas cosas del país, de la discusión nacional, de la agenda legislativa”, contó un conocedor de la estrecha relación.

Gustavo Petro y Donald Trump
Gustavo Petro y Donald Trump. | Foto: Presidencia y Getty Images

Los ministros siguen al margen de los líos del mandatario y reclamando espacios presenciales con él para pedirle recursos y operar en lo que resta de la administración, según varias consultas hechas por esta revista.

No obstante, en el caso de la coyuntura con Estados Unidos, se les habría solicitado desde el nivel central a sus asesores que usaran las redes sociales de los funcionarios y entidades públicas para defender a capa y espada a Petro sobre Trump. “Lo que se ha querido desde Casa de Nariño es una tropa replicando mensajes a favor del presidente, que se inunden las redes con su nombre e imágenes”, comentó a SEMANA uno de los líderes de comunicaciones que recibió recientemente las órdenes desde la Presidencia.

El plan de Petro

Petro prometió ante la plaza de Bolívar este viernes que no volvería a pronunciar el nombre de Donald Trump y, en cambio, se ocuparía de los problemas nacionales en la recta final de su gobierno. Como si estuviera comenzando una campaña política, volvió a desempolvar las reformas sociales, reactivó su discurso a favor de los colombianos menos favorecidos y desenfundó sus palabras contra todo aquel que le ha puesto freno a sus planes: congresistas, jueces y magistrados. No obstante, no cabe duda de que no le queda tiempo para cumplir con su plan de gobierno, y su mandato está en el ocaso. En 80 minutos, el jefe de Estado no reconoció ningún error de su administración y acusó sin piedad.

A Trump le manifestó que, aun cuando solo le llegan las palabras de la “mafia”, le dejaba un recado: “Ataca al líder colombiano que más se ha opuesto al narcotráfico, ataca al líder que ha querido construir una democracia del pueblo transparente y sin mafias (…). El Gobierno de Estados Unidos ha decidido escoger como su aliado en Colombia a la mafia y ha atacado a quien atacaba a la mafia”. De paso, se burló de su inclusión en la Lista Clinton, aseguró que volverá a pisar las calles de Estados Unidos e instó al pueblo latinoamericano a defenderlo.

| Foto: PRESIDENCIA

La asamblea nacional constituyente ahora roba su atención. El plan es que el documento, contrario al propuesto por Eduardo Montealegre, sea construido por la ciudadanía y esté en el escritorio del Congreso el próximo 20 de julio: “No necesitamos cambiar toda la Constitución del 91; por tanto, no necesitamos seis meses o un año de constituyente. Necesitamos es reponer lo que la oligarquía le quitó a la Constitución del 91, reponer los gastos de educación, necesitamos que se hagan las reformas con la fuerza del poder constituyente para que nadie pueda derogarlas hasta que el mismo pueblo decida que llegó un futuro donde se necesiten otras normas”.

Petro comentó que en tres meses podrían hacerse los cambios que proyecta para la Constitución, pero para eso requerirá superar algunas normas, para las que ya tiene un plan: “Queremos recoger dos millones y medio de firmas y volverlas diez millones. Queremos que se instale ya un comité social, no de políticos, no del Gobierno, sino de fuerzas sociales de la ciudadanía, que encabece la campaña de la recolección de firmas en toda Colombia y que haga el proyecto de ley que se presentará al nuevo Congreso el 20 de julio para convocar una asamblea nacional constituyente en Colombia. Yo ya no seré presidente allí”.

Sin embargo, algunos sectores políticos creen que los planes de Gustavo Petro no cubren las necesidades de la población a menos de diez meses de entregar las llaves de la Casa de Nariño. Por ejemplo, el senador Carlos Fernando Motoa, de Cambio Radical, aseguró que nadie está gobernando: “El jefe de gobierno no existe. Existe un activista, un populista que ha olvidado los temas claves e importantes de los ciudadanos”.

Heráclito Landínez, representante del Pacto Histórico, cree que el país va por buen camino: “El presidente Gustavo Petro ha asumido una defensa de la vida y ha rechazado el papel de Estados Unidos detrás de ese genocidio. El presidente está muy fuerte”.

Petro ya decantó su último tramo de gobierno, que coincide con el periodo electoral, una lucha internacional que lo tiene acorralado y una gestión nacional que tiene relegada en un segundo plano. Él anticipó que el país deberá definirse en los próximos meses entre dos caminos: la fuerza de la vida o la fuerza de la muerte.