Bogotá
Preocupante: denuncian desabastecimiento de medicamento para epilepsia en Bogotá
Se trata del medicamento Urbadan. El costo del tratamiento en las farmacias es exorbitante, alcanzando hasta el medio millón de pesos.
La comunidad médica y las familias de pacientes con discapacidad y epilepsia en Bogotá están alarmadas por la grave situación de desabastecimiento del medicamento Urbadan, producido por el laboratorio Sanofi. Este medicamento es vital para el tratamiento de crisis convulsivas y su escasez está poniendo en peligro la salud y la vida de quienes dependen de él.
Juan Baena, presidente del Concejo de Bogotá, denunció que las Entidades Promotoras de Salud (EPS) imponen obstáculos administrativos para la entrega del medicamento, incluyendo requisitos de documentación que dificultan aún más el acceso de los pacientes al tratamiento necesario.
“Es inaceptable que las EPS estén imponiendo trabas administrativas para la entrega de este medicamento, esto solo agrega una capa más de dificultad para acceder al tratamiento necesario”, manifestó el presidente de la corporación.
Esta situación deja a las familias en una posición desesperada, enfrentando el riesgo de convulsiones y complicaciones de salud graves debido a la falta de medicación.
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A pesar de los esfuerzos legales, como las acciones de tutela, para proteger los derechos de los pacientes, la falta de acción por parte de las autoridades competentes, incluidas las EPS y el Ministerio de Salud, agrava la crisis y deja a los pacientes en una situación vulnerable.
“El juez me obliga a aceptar un medicamento genérico, cuando mi hijo toma Urbadan, es decir, me dan la responsabilidad a mí de la ineficiencia y la ineficacia de las EPS”, expresó Carolina Cuervo, madre afectada por la falta de medicamentos.
Es importante destacar que el costo del tratamiento en las farmacias es exorbitante, alcanzando hasta medio millón de pesos por mes. Esta realidad hace que sea prácticamente inaccesible para muchas familias.
“Estamos frente a un problema de salud pública grave que requiere una respuesta urgente y coordinada de todas las partes involucradas. No podemos permitir que más pacientes y sus familias sufran las consecuencias de la falta de acceso a medicamentos esenciales”, agregó Juan Baena, presidente del Concejo de Bogotá.
La comunidad médica y las familias afectadas exigen una acción inmediata por parte de las autoridades competentes para abordar este desabastecimiento de medicamentos.
Además del Urbadan, también se evidencia la carencia de otros medicamentos esenciales para el tratamiento de la epilepsia, entre ellos Clibazan, Lamotrigina, Lacmital y Vigabactrin.
El drama de los pacientes afectados por la falta de medicamentos en Colombia
Recientemente, en medio de una de las crisis más agudas que haya vivido el sistema de salud colombiano, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) presentó un listado de 12 medicinas esenciales que están en riesgo de dejar de llegar a las droguerías del país.
En la lista, elaborada con corte al primero de marzo de este año, aparecen otros 25 fármacos que se encuentran desabastecidos. Todos son indispensables, como es el caso de la insulina o del paracetamol, conocido como acetaminofén.
Pero esa es solo una parte de la historia. El listado sería más grande, ya que, según informó la Asociación Colombiana de Psiquiatría (ACP), se están acabando de forma acelerada los inventarios de los tratamientos de enfermedades de salud mental. Una de las firmas encargadas de la distribución de medicamentos para usuarios de las EPS, Cruz Verde, socializó esta misma semana un listado con cerca de 70 medicamentos que registran algún tipo de novedad.
Esta situación obedece a tres razones principales: por un lado, existe una baja disponibilidad; por otro, hace por lo menos 30 días que no se distribuyen o los laboratorios llevan más de un mes sin comercializarlos. Algunos de esos medicamentos que presentan novedad –es decir, que están escasos o no disponibles– son Xanax 0,75 mg, Clozapina 25 mg, Fluoxetina 20 mg, Escitalopram 10 mg, Quetiapina 25 mg y 100 mg y Dulokem 30 mg.
Lo preocupante para millones de pacientes en el país es que no se trata de medicamentos especializados. Dentro de la lista está la albúmina, que se usa para recuperar el volumen sanguíneo, o el Amoxicil, utilizado para tratar ciertas infecciones causadas por bacterias como neumonía, bronquitis e infecciones de los oídos, la nariz, la garganta, las vías urinarias y la piel.
Está también la Amoxicilina/Clavulonato suspensión oral, antibiótico para tratar infecciones del tracto respiratorio superior, en casos de sinusitis, otitis y amigdalitis recurrente. Aparece el Atenolol, un antihipertensivo para tratar además arritmias cardiacas. La Lamivudina, un antirretroviral usado por pacientes con VIH, y la Fenitoína, que se usa cuando se requiere controlar cierto tipo de convulsiones en personas con epilepsia y para tratar y prevenir las convulsiones que pueden empezar durante o después de la cirugía de cerebro o del sistema nervioso.
Estos mismos pacientes epilépticos sufren también por la escasez de Clobazam, indispensable para controlar convulsiones en adultos y niños mayores de dos años con síndrome de Lennox-Gastaut. También está en riesgo de no llegar más a las droguerías la inmunoglobulina humana, usada en pacientes con defensas bajas.