Política
Secuelas de la crisis Trump-Petro: colombianos que viajan a Estados Unidos narran la pesadilla de los controles migratorios
Varios colombianos que viajaron a Estados Unidos desde el estallido de la crisis diplomática entre ambos países reportan pasos más duros por las zonas de control migratorio. Existe incertidumbre por posible endurecimiento del proceso de aprobación de visas. ¿Un retroceso?
Los colombianos, por la sombra de la violencia y de los capos que burlaban las fronteras de los países más poderosos para ingresar cargamentos de drogas, tienen una historia de estigmatización como turistas internacionales.
En las décadas de los ochenta y novena, los colombianos tenían muchas menos posibilidades de obtener visas. De lograr tener los papeles en regla, la entrada al país de destino era un calvario, con rigurosos controles y revisión exhaustiva del equipaje.
Desde el estallido de la crisis diplomática entre Estados Unidos y Colombia, a raíz de una provocación a un presidente tan recio como Donald Trump, los colombianos temen que esos tiempos oscuros regresen.
Una de las medidas de Trump, al conocer que Gustavo Petro restringió la entrada de aviones estadounidenses que retornaban migrantes ilegales, fue la inspección reforzada de aduanas y protección fronteriza. Esto quiere decir que, de no haberse resuelto la situación entre ambos países, los nacionales y cargas colombianas iban a ser de especial atención para los agentes de migración.
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Pese a que esto no alcanzó a materializarse, algunos colombianos que aterrizaron en Estados Unidos sintieron el cambio en el trato de los oficiales de migración. SEMANA conoció testimonios de colombianos que podrían marcar una pauta de lo que será viajar al país norteamericano en la era Trump.
Carlos Chaparro Bohórquez aterrizó el pasado 28 de enero, dos días después del caos diplomático, en el aeropuerto internacional de Fort Lauderdale, en el estado de Florida. Como viajero frecuente al país norteamericano, el colombiano pudo identificar rápidamente que las medidas cambiaron.
“La demora fue grande, pese a que no había mucha congestión de pasajeros. A los del vuelo de Bogotá nos llevaron a una sala donde había puestos, era más bien pequeña. Hicieron una revisión exhaustiva de todo, preguntaban por todo. No noté que fueran agresivos, estaban cumpliendo unas órdenes de requisa”, manifestó Chaparro.
Inicialmente, según narró el colombiano a SEMANA, pasaron las maletas por unas cabinas. Cada una fue abierta, con el fin de ser revisada por dentro.
“Me preguntaron si mis medicamentos tenían fórmula. Respondí que son los que siempre uso. Fueron muy incisivos en preguntar cuántos días iba a estar”, agregó.
Y pudo notar que varios ancianos, algunos en silla de ruedas, y niños con maletas, también tuvieron que esperar y someterse a la revisión.
“Me extrañé, a ellos también los revisaron. Había cerca de diez agentes en la sala, había filas de requisa, donde pasábamos las maletas por las máquinas detectoras de metales y demás materiales”, continuó.
Luego de un poco más de dos horas de revisión, según Chaparro, los viajeros pudieron obtener de vuelta sus pasaportes para seguir su paso por el aeropuerto. A unos canadienses y brasileños que iban en el avión los dejaron pasar sin mayor demora.
“Creo que podría ser algo parecido a los noventa. El cambio es absoluto. No fue tan libre la entrada, la gente era muy cordial”, reflexionó.
Igualmente, a Javier Silva, colombiano con nacionalidad estadounidense, le extrañó el paso por el aeropuerto internacional de Fort Lauderdale el 27 de enero, un día después del estallido de la crisis.
“Yo podría entrar como americano. Iba a usar el Control Móvil de Pasaportes para pasar por una fila especial, pero nos preguntaron si era un vuelo de Colombia. Así me pasaron para una fila diferente”, expuso el colombiano.
La fila, según Silva, estaba conformada por pasajeros provenientes de ciudades como Bogotá, Bucaramanga y Medellín, separada de los viajeros provenientes de distintos países.
“Había muchos vuelos, éramos como 500 personas. Nos pasaban por una fila, yo esperé como dos horas y media. Al final agilizaron el paso, pero solo faltaban diez personas más. Yo no tuve problema con el agente”, indicó.
En redes sociales, el piloto Hernán Acevedo Rendón, conocido como AeroHernán, contó que aterrizó en Miami proveniente de Medellín el pasado 28 de enero. Aseguró que los colombianos que viajan hacia Estados Unidos deben ir con “mucha paciencia”.
“Una vez se bajen del avión, los van a estar esperando los agentes de migración y los van a formar en una línea. Ojo, de esa línea no está exento absolutamente nadie. No importa si es residente, si es ciudadano o si tiene Global Entry. Incluso yo, como tripulación, con mi uniforme de piloto, no pude hacer una fila diferente”, explicó.
Manifestó que todos los pasajeros provenientes de Colombia debían hacer esa fila, que es lenta porque los agentes hacen “un escrutinio mucho más detallado a cada pasajero, les están haciendo más preguntas y los están demorando mucho más”.
Luego, según Acevedo, pasó al chequeo de maletas, que también tardó un tiempo considerable: “Todas las maletas, una por una, las van a abrir, van a chequear su contenido y las van a pasar por rayos x”.
Por otro lado, los colombianos temen que, luego del conflicto entre ambos países, el trámite de visa sea más complejo. Alejandro Figueroa, quien tenía cita el 27 de enero, el día después de la crisis, cree que es probable que su sueño de llevar a su familia a Estados Unidos no se pueda cumplir.
“Voy a sacar un ahorro, un esfuerzo mío y de mi familia, para que tal vez no tenga un trato digno. Me siento desmotivado por lo que pasó. Creo que el proceso se va a volver riguroso. Siento que invertí cinco millones de pesos para un documento que hoy podrían no darme. Perdí dos años de mi tiempo. En caso de que digan que sí, que es facultativo de la Embajada de Estados Unidos, podría no tener un trato digno en ese país”, expresó en SEMANA.
Si todo sale bien, Figueroa piensa llevar a su familia a conocer Orlando y Nueva York pronto, pero siempre está la incertidumbre por la atención que desde Estados Unidos se presta a un país que parece no alinearse con la era Trump.
Lucas Gómez, exgerente de Fronteras de la Presidencia de la República y experto en migración, resalta que Estados Unidos es autónomo de identificar nacionalidades de especial atención.
“Todo lo que circunscribe las negociaciones que se están dando para recibir deportados, y el contexto migratorio en Estados Unidos y en Colombia desafortunadamente hace que sea una realidad que hayamos pasado a una lista de nacionalidades de especial atención”, dijo para este medio.
Y aseguró que es muy probable que los colombianos que viajen a Estados Unidos tendrán un “trato diferencial”.
“Podemos ver que el número de colombianos inadmitidos aumente en los próximos meses”, agregó.
De todas formas, el exgerente de Fronteras no cree que Colombia vuelva a una situación como la de los años noventa, pero seguramente habrá una diferencia en el trato, con respecto a la administración anterior en Estados Unidos.
La situación entre Donald Trump y Gustavo Petro es susceptible de empeorar en los próximos días, con la resistencia del mandatario colombiano de recibir a deportados con esposas en manos y pies.
Entre otros, pagarán los colombianos que viajan a Estados Unidos, con un trato que podría asemejarse a lo que generaciones pasadas vivieron.