POLÍTICA
SEMANA revela detalles secretos y escandalosos de todo lo que pasaba en la sede de campaña de Petro en Bogotá. Allá funcionaba la ‘bodega’
SEMANA revela detalles inéditos sobre cómo la vivienda sirvió como bodega para la campaña petrista en 2022.
Una de las sedes de la campaña presidencial de Gustavo Petro, ubicada en la calle 48 con carrera Séptima, en Bogotá, fue un centro de operación de las llamadas bodegas petristas. Allí trabajaron por lo menos 40 jóvenes dedicados a ‘disparar’ decenas de mensajes y a impulsar la guerra sucia en redes sociales contra todo aquel que cuestionara al entonces candidato del Pacto Histórico.
SEMANA conoció detalles desconocidos sobre cómo funcionaba la vivienda de tres pisos y un sótano interno que hoy tiene una apariencia deteriorada y donde aún permanecen pintados los rostros de la primera dama, Verónica Alcocer, y la vicepresidenta, Francia Márquez. La fachada es pintoresca, de múltiples colores y es uno de los pocos sitios sobre la carrera Séptima que no ha sido vandalizado.
La exembajadora Ángela Benedetti fue la primera que puso la lupa sobre esa antigua vivienda donde ella trabajó durante año y medio en la campaña presidencial de Petro. Estuvo al lado de Verónica Alcocer –aunque ella iba algunas veces a la sede de Chapinero en Bogotá–, Adriana Mejía –hoy directora de Artesanías de Colombia y cuestionada por maltratar a las personas que la acompañaron en la sede–, y los catalanes Xavier Vendrell y Manuel Grau, señalados por tener negocios con el Gobierno de Petro.
Eva Ferrer, la tercera catalana que se convirtió en la mano derecha de la primera dama, pero de quien luego se distanció, también tuvo escritorio en esa casa.
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“Yo trabajaba en una sede donde estaban las bodegas de Petro, los muchachos que, en algunos casos, fueron testigos electorales. En la sede de la campaña de Petro, si uno quería ir al baño, le tocaba llevarse la cartera porque se robaban los esferos, las gafas. Me arrepiento profundamente de no haberme retirado”, le narró Ángela Benedetti a SEMANA.
Las bodegas o jóvenes que tenían asignado un computador funcionaban en el sótano de la casona y en el primer piso. Y Xavier Vendrell los lideraba, según Ángela Benedetti. “Era una cantidad de muchachos conectados en computadores publicando mensajes. Ellos tenían medido y conocían cómo volverse tendencia en cuestión de minutos. Y les respondían a quienes criticaban a Petro”, dijo.
Vendrell, según Benedetti, era el jefe de los bodegueros, un hombre clandestino, sigiloso, nervioso, como lo describe. Desde ese lugar se corrió la línea ética en medio de la campaña, tal como lo señaló Sebastián Guanumen en los petrovideos que reveló SEMANA. Guanumen, hoy embajador de Colombia en Chile, tenía puesto allí, como el hoy embajador de Colombia en México, Álvaro Moisés Ninco. En una fotografía que tiene este medio aparece el hoy diplomático junto a Gustavo Petro y Ángela Benedetti desde la controvertida casa.
Esta vivienda, cuya propiedad es incierta porque nadie en el petrismo da razón, tiene historia. La estructura que hoy parece abandonada porque no abre sus puertas desde hace varias semanas, al parecer, tiene relación con Euclides Torres, líder del Clan Torres del Caribe, un contratista poderoso que, según Nicolás Petro, el hijo del presidente, ayudó a financiar la campaña presidencial de su padre.
El nombre de Euclides no aparece en los registros contables porque casi nunca deja rastro, pero el exdiputado de Atlántico reconoció, en su momento, que él financió el evento de la P, en Barranquilla, donde Petro apareció por primera vez en plaza pública después de la pandemia por la covid-19.
Euclides Torres –quien niega cualquier aporte a la campaña de Petro y a quien el concejal de Bogotá Daniel Briceño señala de recibir contratos por 180.000 millones por parte del Estado– es el padre de Efraín Torres, el exrepresentante a la Cámara que fue fórmula en el Congreso en 2018 del hoy embajador de Colombia ante la FAO, Armando Benedetti.
SEMANA tiene en su poder una fotografía de la fachada de esa casa en 2018 donde aparece la imagen pintada de Armando Benedetti y su logo que dice: “U7, Senado”. Al lado se ve el rostro de Efraín Torres y se lee: “118 Cámara, Partido de la U”. En el segundo piso y separadas por escasos metros de distancia, se ubicaban las dos oficinas.
Desde Roma, donde está viviendo, Benedetti le dijo a SEMANA que esa casa no es de su propiedad. De hecho, contó que las directivas de su campaña al Senado le arrendaron el establecimiento a un paisa cuyo nombre no recuerda y él le hizo una intervención arquitectónica.
SEMANA conoció, por personas del sector, que desde que Benedetti adquirió en arriendo el predio para sus fines políticos eso influyó en quienes residen y trabajan allí. En varias ocasiones se le vio al político barranquillero adelantando sus actos proselitistas con líderes y grupos representativos. Dicen que su presencia y liderazgo generó dinamismo en los locales aledaños. Por ejemplo, varios aseguran que el exsenador, en ocasiones, les pedía que le prestaran los locales cercanos para hacer eventos más grandes.
Periodistas que cubrían política en 2018 recuerdan que en esa vivienda se hacían las reuniones de Benedetti y su fórmula, y Euclides Torres, en ocasiones, hacía presencia en el lugar.
Pero el diplomático barranquillero dijo a SEMANA que no tiene idea cómo terminó esa vivienda en poder del Pacto Histórico en 2022. Al fin y al cabo, según su versión, el candidato presidencial “visitó unas tres veces ese lugar. No más”. Despachaba, en muchas ocasiones, en un hotel en la 81 con Décima, en Bogotá.
Entonces, ¿cómo termina esa casa antigua en poder de la campaña presidencial de Gustavo Petro en 2022? Otra fuente consultada por este medio y quien pidió omitir su nombre, volvió a relacionar a Euclides Torres con la vivienda. Por eso, SEMANA buscó al excongresista Efraín Torres, hijo de Euclides y director de la Fundación Primero son los Niños. “Escribo cuando me desocupe”, respondió por WhatsApp. No volvió a contestar los mensajes ni las llamadas.
SEMANA encontró en los archivos del Consejo Nacional Electoral que en la consulta interpartidista del Pacto Histórico a la Presidencia se pagó por concepto de arrendamiento de ese predio a la empresa Emprendu S.A.S., con NIT 901.114.975-4, la suma de 8.512.249 pesos. Al menos, así se ve reflejado en el comprobante de egreso 24 de 2022.
Es decir, el Pacto pagó por el arriendo de esa casa. Y, según el certificado de libertad y tradición, Emprendu S.A.S. es una inmobiliaria que figura como una sociedad comercial activa.
Aunque algunos sectores políticos trataron de atribuir la propiedad a la Colombia Humana, no es real. Este medio confirmó que el movimiento político de Gustavo Petro no tiene ningún predio, de acuerdo con los estados financieros y el informe de ingresos y patrimonios de los últimos tres años.
SEMANA también estableció que la casa funcionó como sede provisional de la Colombia Humana entre marzo y mayo del año 2023, después de las presidenciales. No obstante, la sede del movimiento político se trasladó a la localidad de Teusaquillo, en junio de 2023. SEMANA le preguntó a gente cercana a Marco Emilio Hincapié, entonces secretario general de la Colombia Humana y hoy director de Coljuegos, quién le había cedido la vivienda y respondieron que Sammy Flower, “un joven que cuidaba la casa y que pertenece al partido, la prestó como dirección de notificación, mientras se arrendaba la sede definitiva”. Él, según sus redes sociales, es politólogo, organizador de eventos, bailarín y mánager.
Sobre la vivienda hay varias versiones. “La casa hace parte de la campaña de la vicepresidenta”, aseguró Janet Olarte, cofundadora de la Colombia Humana. Ángela Benedetti dice lo contrario e insiste en que allí funcionaron las bodegas petristas.
SEMANA llegó hasta el lugar y evidenció que actualmente su fachada sigue intacta; sin embargo, se ve poco movimiento. Los vidrios son polarizados y las ventanas siempre parecen estar cerradas. Tiene una reja negra en su entrada con una chapa tecnológica que contrasta con lo viejo de la estructura. Esa herradura tiene un lente que indica que se trata de una cámara sofisticada.
En el predio habita una persona que no es el dueño, sino alguien que, según vecinos del sector, la está cuidando.