POLÍTICA
SEMANA revela los secretos y las pujas internas que se desataron en el Gobierno Petro tras la llegada de Armando Benedetti
La rebelión de los ministros, el aterrizaje de Benedetti y la incomodidad de Laura Sarabia tienen al Gobierno más fracturado que nunca.
Si los pasillos de la Casa de Nariño hablaran, develarían las pujas internas por poder, las apuestas y las fuertes tensiones en el Pacto Histórico. Hoy, el gabinete parece más fraccionado que nunca.
La llegada de Armando Benedetti como asesor político precipitó la crisis. Desde comienzos de octubre de 2024, el regreso del exembajador en la FAO estaba cantado. Petro le pidió que regresara al palacio presidencial.
El barranquillero fue prudente y guardó silencio. El entonces diplomático aplazó el viaje mientras se internaba 35 días en una clínica de rehabilitación contra las drogas en México. Posteriormente, tomó un avión y llegó al país. El lunes 25 de noviembre –tal como se lo anticipó en una entrevista a SEMANA– Benedetti llegó con su carta de renuncia.
Se encontró dos horas con Petro y la charla fue confidente. En Palacio dicen que hablaron de las funciones del político, entre ellas, la recomposición de las relaciones con el Congreso. La relación de Benedetti y el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, es buena. Fueron compañeros de golf, de partidos de tenis y el barranquillero lo ayudó en el Congreso cuando fue presidente de La U y Cristo ministro del Interior de Santos. Benedetti podría reemplazarlo en 2025, cuando el hoy jefe de la política salte a la carrera presidencial de 2026.
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Otro funcionario cercano al círculo presidencial dijo que solo un hombre de los quilates de Benedetti podría, eventualmente, atajar a la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes, que busca impedir que Alirio Uribe, cercano a Petro, lo investigue por la financiación irregular de su campaña en 2022.
Otras fuentes estiman que Benedetti trasladó su oficina a Bogotá como una jugada política de Petro para sacar de su círculo más cercano a Laura Sarabia, cuya cercanía está desgastada.
Benedetti no llegó a Colombia ajustando cuentas de cobro. Él tiene claro que en estos dos años otros ‘peces’ pequeños engordaron y él tiene que ganarse su propio espacio en la pecera. Sarabia, por ejemplo, es su jefe en el papel.
Sarabia y Benedetti recomponen su cercanía en medio de la desconfianza. Se cruzan chats y el trato es de compañeros. Ella conserva su oficina grande y elegante al lado de la del presidente. Benedetti tiene otra más pequeña y que ocupó Mauricio Lizcano cuando fue director del Dapre.
Quienes siguen molestos son los ministros aliados de Petro. Horas después de conocer el aterrizaje de Benedetti, armaron una rebelión. Lo hicieron minutos antes del Consejo de Ministros programado para las 6:00 p. m.
La vicepresidenta Francia Márquez; la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez; el de Educación, Daniel Rojas; la alta consejera para las Regiones, Luz María Múnera; el director de Planeación, Alexánder López, y el director del DPS, Gustavo Bolívar, le pidieron al presidente un espacio para hablar en privado.
La reunión se extendió durante dos horas y el Consejo de Ministros, donde esperaban los otros funcionarios más independientes, se aplazó para el otro día.
Hubo rostros de indignación, tristeza y enfado por la llegada de Benedetti. Existieron reclamos, preguntas e inconformidades de los ministros.
Petro escuchó. Al final, explicó que el exembajador no venía a trabajar con ellos, que no dependerían de él y que estuvieran tranquilos. Una fuente confirmó que el presidente no ocultó su molestia por lo que algunos dirigentes políticos llamaron “irrespeto” y les aclaró que no quería sindicatos en la Casa de Nariño.
Los ministros bajaron el tono de sus mensajes. Al fin y al cabo, el intento de rebelión quedó al descubierto y mostró a un presidente con poco liderazgo. “Eso no se lo hubieran hecho a Uribe o a Santos”, le dijo a SEMANA el director de una entidad pública.
La molestia de los ministros atornilló a Benedetti, un político curtido que no se amilana porque sus compañeros le hacen resistencia. De paso, anticipó el remezón ministerial antes de finalizar 2024.
A Benedetti, quien no llegó al Gobierno porque nunca se ha ido, se le ve feliz en el cargo. De hecho, desde la Comisión Tercera del Senado dicen que ya empezó a hacer lobby para empujar la ley de financiamiento de Petro, uno de los chicharrones del Gobierno.