Tras el encontronazo entre Petro y Galán por los homicidios en Bogotá y el país, el Distrito reveló las verdaderas cifras. Este es el difícil panorama

El sicariato es la mayor causa de homicidios en Bogotá y lo ha venido siendo por varios años. Casi el 40 por ciento de los asesinatos en la ciudad son producto de este fenómeno y, aunque los intentos de las autoridades por frenarlo han sido monumentales, lo cierto es que las bandas transnacionales y los capos del narco bogotano parecen remontar en este delito.

Durante el último consejo de ministros, el presidente Gustavo Petro señaló que las cifras de homicidios en Bogotá eran las causantes de que no se pudiera bajar el acumulado nacional respecto a ese fenómeno.

Según las cifras de la Secretaría de Bogotá, basadas en los reportes de la Policía Metropolitana, entre el primero de enero y el 31 de mayo de este año se habían reportado 480 casos, que, a su vez, representan un incremento del 7,1 por ciento y una tasa de homicidios de 14 por cada 100.000 habitantes.

“La ciudad de Bogotá no pudo. Yo intenté, llegamos a 15 (en el porcentaje de homicidios) y hay que reconocer que Peñalosa lo logró bajar a 12, pero en el gobierno de Claudia volvió a subir esa cifra al final y está subiendo. La tasa de homicidios en el país no la hemos podido bajar por Bogotá y eso quiere decir que cambió la estructura del delito”, señaló Petro.

Ahora bien, pese a que analistas en seguridad dicen que esa afirmación no es del todo cierta, sí reconocen que hay puntos clave para analizar sobre las dinámicas delictivas que rodean el homicidio en la capital del país.

En esa misma declaración, el presidente advirtió que el crimen en Bogotá ya no es de “pandillas”, sino de la junta del narcotráfico que ha instrumentalizado los aeropuertos de la ciudad para mover enormes cantidades de cocaína que se estarían produciendo, según él, en los Llanos Orientales y en la sabana de Bogotá.

Ante las afirmaciones del presidente, el alcalde Carlos Fernando Galán señaló que el tema del homicidio en la ciudad no es como Petro lo describe. “Si uno mira las cifras, que varían, de cada cinco homicidios adicionales que hay este año en Colombia, en comparación con el año pasado, Bogotá explica uno y hay cuatro que no ocurren aquí (...) Luego no es cierto que sea por Bogotá el aumento”, argumentó Galán.

A pesar de ese encontronazo de opiniones, sí hubo un punto de encuentro entre los mandatarios: para ambos, el problema del narcotráfico es la semilla que impulsa el crecimiento del homicidio en la capital del país. Según los datos de Galán, la producción de coca durante los últimos años se ha incrementado “casi 20 veces”.

Pero el tema del homicidio no tiene una única causa. Las cifras tanto del Sistema Estadístico de la Policía Nacional como las de Medicina Legal, la Fiscalía General y la Secretaría de Seguridad de Bogotá muestran una cara diferente del flagelo de los asesinatos en la capital.

La ciudad pasó de tener un incremento del 20 por ciento en homicidios en febrero de este año a un crecimiento de solo el 5 por ciento con corte a la primera quincena de junio comparados con los mismos periodos del año pasado. Sin embargo, este comportamiento búmeran de las cifras ha sido característico de Bogotá, por lo menos desde hace unos seis años, cuando la ciudad se convirtió en el hub de bandas trasnacionales.

César Restrepo, secretario de Seguridad de Bogotá, pone tres puntos sobre la mesa para explicar la situación de los homicidios. El primero tiene que ver con la ciudad que recibieron de la administración de Claudia López, donde, según sus palabras, el crimen avanzó y se enquistó debido a la desarticulación estratégica entre las autoridades. “Era un problema que ya estaba muy avanzado y tuvimos que llegar a reorganizar y repensar cómo contenerlo”, señaló.

En segundo y tercer lugar están el narcotráfico y el complejo mercado negro del tráfico de armas. El secretario de Seguridad le ha repetido en varias oportunidades al Gobierno Petro sobre la importancia de recoger las armas que quedaron volando luego de la firma del acuerdo de paz y ponerle la lupa al control del contrabando.

Se estima que en el país hay más de 21.000 armas circulando de forma irregular y cada año se contabilizan cerca de 10.000 granadas, adquiridas por grupos armados. “Es importante para nosotros, porque uno de los problemas contra los que más estamos combatiendo es el homicidio, y en eso hemos descubierto que la cantidad de armas de fuego que hay en las calles desborda cualquier capacidad de control. Si no hay información suficiente sobre las fuentes de esas armas, los lugares donde se almacenan y los circuitos como se comercian, es muy complicado”, reclamó Restrepo.

Bogotá sí preocupa

Hugo Acero, exsecretario de Seguridad de Bogotá, tiene una visión más amplia sobre el asunto y, aunque reconoce el trabajo de Galán y Restrepo, asegura que es momento de evaluar la situación con rigurosidad.

“Lo que dice el presidente no es del todo cierto, porque la verdad es que el homicidio no está cediendo en todo el país, pero Bogotá desde luego preocupa (...) A Galán hay que evaluarlo desde 2024 con lo que recibió. En 2024, el homicidio subió y en este 2025 sigue subiendo, es una cosa terrible”, dijo Acero.

En ese mismo escenario, Acero pone sobre la mesa una discrepancia entre las cifras de todas las autoridades, que, incluso, podría agravar el problema del homicidio. Asegura que hay una dificultad estructural en el conteo de homicidios cuando se dividen entre sicariatos, microtráfico y homicidios sociales, pues se dejan por fuera los provocados por la delincuencia común en medio de un robo o los de personas que fallecen dos o tres semanas después de haber sido atacadas.

“Esto no es porque la gente se levantó brava o se puso a tomar y se mató. Las dos terceras partes del homicidio en Bogotá son causadas por el crimen organizado y la actividad criminal. Nos hemos quedado en que ‘se están matando entre los delincuentes’ y es que ni siquiera a ellos los deben matar porque también tienen derecho a la vida (...) Ahí creo que falta más compromiso”, advirtió.

Pese a las particularidades del crimen en Bogotá y de que, en efecto, el homicidio es un delito arraigado en el comportamiento delictivo de la ciudad, lo que sí advierten los analistas es que no es cierto que sea el causante del repunte en el dato de los homicidios en el país y, además de ello, también se le adjudica responsabilidad al recorte en los presupuestos de seguridad que la nación ha hecho durante el último año.

“La falta de plata está afectando a todo el país. Hemos perdido la operatividad y las capacidades y parte estratégica (...) el 60 por ciento de las unidades helicoportadas están parqueadas porque no hay plata para los mantenimientos. Entonces, ¿cómo vamos a combatir a las disidencias y a los que mandan droga a Bogotá? Petro realmente acabó con la seguridad”, puntualizó Acero.