Política

Vicky Dávila dice que Petro usó a Francia Márquez, pero que ella “tiene que renunciar”, si no está de acuerdo con “corrupción en el Gobierno”

La precandidata asegura que si la vicepresidenta permite que la dejen en un rincón, es porque está aferrada al poder.

30 de marzo de 2025, 1:25 p. m.
“OLVÍDENSE, PETRO NO VA POR LAS REFORMAS, VA POR EL 2026 Y ESTÁ EN CAMPAÑA CON LA PLATA DE LOS COLOMBIANOS”.Vicky Dávila
Vicky Dávila empezará a reunir firmas desde el 31 de mayo para respaldar su aspiración presidencial. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

La periodista y precandidata Vicky Dávila, en entrevista con la revista BOCAS, se refirió a la relación entre el presidente de la República, Gustavo Petro, y la vicepresidenta, Francia Márquez, quienes en los últimos meses al parecer no han tenido una buena conexión.

Dávila señaló sobre el tema que “Petro la usó para llegar al poder”, pero enfatizó en que la propia Márquez “ha sido cómplice de todo lo que ha pasado” al interior del actual Gobierno que ella misma ayudó a elegir con las banderas del cambio.

Si Francia no está de acuerdo con lo que hace Petro, y si habla de corrupción en el Gobierno, se tiene que ir. Tiene que renunciar. ¿Por qué convive con los corruptos? ¿Por qué convive con ellos? ¿Por qué se queda?”, se cuestionó la periodista.

Vicky Dávila fue enfática en afirmar que la respuesta a esas preguntas está en que Francia Márquez “está amarrada al poder y a los privilegios. No la justifico, la usaron, pero ella también se ha dejado usar. Ahora se ha dejado maltratar y echar a un rincón porque está pegada al poder”.

Francia Márquez.
Vicky Dávila señaló que Gustavo Petro usó a Francia Márquez y que ella se ha dejado usar. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO

Detalles desconocidos de su vida

Vicky Dávila es una de las mujeres más reconocidas en el país por su trabajo de más de tres décadas en los medios de comunicación. Sin embargo, pocos saben realmente detalles íntimos de su vida y todo lo que debió pasar para convertirse en una de las mejores periodistas de Colombia.

Los micrófonos ya los dejó atrás porque, por ahora, está solamente concentrada en la campaña presidencial que se avecina y en la recolección de firmas que empezará el próximo 31 de mayo. Ese requisito es fundamental para respaldar su aspiración política.

Por esa razón, la precandidata presidencial habló con la revista Bocas y entregó detalles desconocidos de su vida, sobre todo de su infancia, cuando tuvo que pasar momentos difíciles.

Dávila nació el 30 de mayo de 1973, pero no en Buga, Valle del Cauca, como está escrito en todos los registros sobre ella, sino en otro lugar por cosas de la vida.

“Me crie en Buga. El día en que nací había un paro en el hospital y me tuvieron que llevar a Tuluá. Soy de Buga, de Tuluá, de Bugalagrande, de Cali. Nací en un hogar muy sencillo, muy humilde, de dos personas que no habían, ni siquiera, terminado el colegio”.

Realmente la distancia de Buga a Tuluá es corta, pero su nacimiento se dio en el municipio reconocido como el corazón del Valle. Posteriormente se fue a vivir en una finca en Bugalagrande y allí pasó los primeros años de su vida, donde ya empezaba a pensar qué quería ser cuando fuera grande.

Revela que la familia pasó momentos económicos complicados, pero que ella nunca comprendió que “era muy pobre”, porque sus padres le inculcaron que podía ser la mejor. “Me criaron con mentalidad de ganadora. Eso es muy importante en la vida”.

Eso sí, le tenía un poco de miedo a su papá, un hombre talentoso que tuvo que trabajar en la vida nocturna de los bares, pero que era violento con su mamá. “Me hice más grande el día que pude vencer el miedo a mi papá, el día que me enfrenté con él y le dije ‘¡hasta aquí llegó usted con esto!‘”.

Dávila contó que participó en un concurso de belleza, algo de lo que no se tenía conocimiento. “Tenía 10 años y creo que a esa edad era una niñita bonita, tal vez hasta gruesita, cachetoncita y eso. Vivíamos en la finca y mi tía vio que había un concurso que se llamaba ‘El rostro más bello de Buga’ y se fue corriendo a buscarme a la finca y me encontró con el pelo chirriquitico, el corte gamín. Casi le da un infarto a la tía Mona. Es que me peluquearon inmundo. Pero, aun así, me llevó para Buga y me presentó al concurso. Pero resultó ser más de simpatía, entonces yo canté, hablé, quedé de virreina y se les olvidó el corte”.

Algo que muy pocos conocían de la ahora precandidata presidencial es que estudió algunos años en un colegio militar. “Sí, el Batallón Pichincha, en Cali. Mis papás no tenían con qué pagarme el colegio, entonces mi abuela me llevó donde una tía que me pagaba el colegio y me metió al mismo donde tenía a sus hijas. Allá aprendí a querer la bandera, el uniforme militar y me llevaban a misa cada ocho días. Los símbolos patrios eran tan sagrados, que por eso cuando Petro dijo que quería cambiar el escudo fue como una bofetada”, dijo Dávila en Bocas.

Vicky Dávila
Vicky Dávila es una de las mujeres más reconocidas en el país por su trabajo de más de tres décadas en los medios de comunicación. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

Después de ese paso por el colegio militar, la precandidata presidencial entró a un colegio de monjas y confiesa que en algún momento de su vida pensó quedarse de lleno en un convento. “Cuando se separaron mis papás terminé estudiando con las hermanas terciarias capuchinas en el Colegio Nazaret de Tuluá. Luego, con las hermanas de la caridad, con las vicentinas, en Buga. Esa época me formó muchísimo, porque me inculcaron un valor increíble sobre el trabajo. Era la única que atendía en la tienda del colegio y todos los días me daban el entredía a cambio de trabajar en la tienda del colegio. Fui la mejor, o de las mejores en el colegio”.

Al llegar a la adolescencia decidió irse para Cali, donde empezó a estudiar ingeniería industrial en la Universidad del Valle, carrera que solo tomó por un año, ya que tenía claro que el periodismo era lo que quería hacer, pero su familia le decía que se fuera por el mundo de las matemáticas. Sin embargo, dice que no fue un error haber iniciado esa carrera, porque suplió varios vacíos del colegio.

Finalmente, se decidió por el mundo del periodismo y allí pudo ingresar a la televisión regional. “Francisco Díaz era el subdirector de TV Hoy. Yo me conocí con Pacho en Cali, me vio y me dijo que le hiciera un reporte de elecciones. Le dije que si mi director me daba permiso, podía. Y me dieron permiso. Al otro día, don Aris Vogel, el director, me llamó y me dijo que yo era la presentadora que estaba buscando. Tenía 21 años y estaba en séptimo semestre. Al final me vine a Bogotá solita, con unos ahorritos que tenía y con una maleta que hasta se me rompió en el avión. Siempre he sido muy juiciosa con la plata, nunca gasté de más, siempre pude ayudar a mi familia y mantenerme acá. Así arranqué, luego empecé en QAP, donde tuve una formación de tres años de reportería pura y dura con María Isabel Rueda y María Elvira Samper como directoras”.

En una época tan difícil en Colombia, Dávila debía cubrir toda la información de orden público y así empezó a convertirse en una de las reporteras más importantes del país. Por esos años conoció a Juan Carlos Ruiz, su primer esposo, y quien falleció a los pocos meses de que naciera Simón, su primer hijo.

“Me ha tocado volver a empezar muchas veces en la vida. Ese fue uno de los momentos cruciales en mi vida. Me acababa de casar con Juan Carlos, otro periodista, trabajábamos juntos en RCN, acabábamos de tener un bebé y, de pronto, un día, le encontraron un problema neurológico, lo operaron y duró 16 días. Me quedé sola con ese niño de tres meses sin el papá, sin nada. Y ahí, toda esa fuerza interior que me cultivaron de niña me sacó al otro lado. Me dediqué a trabajar y a luchar por Simón. Fue el peor golpe que he recibido en mi vida, pero miro hacia atrás y digo: ‘juepucha, Dios es bueno, lindo, me quiere’. Es una berraquera como es de especial conmigo”.

Como el tiempo lo cura todo, Dávila conoció a otra persona que actualmente es su esposo y con quien tuvieron a Salomón, el hijo menor de la familia. “Es tan impresionante eso que me pasó en la vida que luego encuentro a José, que es médico, el mejor de los papás, y volví y me casé de blanco. Ha sido el mejor esposo posible para mí y el compañero de la vida, el apoyo, el todo. No me imagino la vida sin José. Pude rehacer la vida de manera asertiva. Me ayudó a criar a Simón, es el papá de Salomón, y me siento muy orgullosa de esa familia que tengo y sé que ellos se sienten orgullosos de mí”.

Vicky Dávila
Vicky Dávila estudió en un colegio de monjas y confiesa que en algún momento de su vida pensó quedarse de lleno en un convento. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

Durante la entrevista en Bocas, relató por qué se decidió a meterse en el mundo de la política y a tener una aspiración presidencial para reemplazar a Gustavo Petro en la Casa de Nariño.

“El 13 de noviembre de 2024 digo que si Colombia me lo ha dado todo y si puedo servir aún más a los colombianos, así me toque dejarlo todo, lo voy a hacer, y me desprendí de eso que tanto amo”.

Finalmente, dijo que si gana, lo primero que hará el 7 de agosto de 2026 será poner la casa en orden. “Hay que bajar el gasto público, empezar a trabajar inmediatamente para simplificar el sistema tributario y bajar los impuestos y recuperar la moral de la fuerza pública para que vuelva a tener operatividad y recuperar la inteligencia. Y hay que dejar de rendirles tributo a los símbolos del mal, como el sombrero de Carlos Pizarro; eso no nos representa, no es ningún monumento nacional. Es patrimonio del mal. Entonces, se lo vamos a mandar a la casa a la señora María José Pizarro, porque sabemos que para ella tiene un valor afectivo. La sotana del señor Camilo Torres tampoco, ¿por qué le tenemos que rendir homenaje a un tipo que se convirtió en un delincuente, con el ELN? No nos representa. La bandera del M-19 me da pena. Lo único que representa es sangre, terrorismo, muerte”.