Salud
Investigadores descubren nuevo tratamiento para prevenir la epilepsia
Según la OMS, al menos 5 millones de personas son diagnosticadas cada año.
La epilepsia es un trastorno cerebral que puede ocasionar convulsiones en ocasiones, según informan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Aseguran que no es transmisible.
Allí explican que una convulsión ocurre cuando hay algún cambio en la actividad cerebral y son el principal síntoma de esta enfermedad. Esta puede durar algunos segundos o pocos minutos.
Además, destacan que “pueden hacer que la persona se caiga, tiemble y no se dé cuenta de lo que sucede a su alrededor”.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud, afirma que las convulsiones se generan por “descargas eléctricas excesivas en un grupo de células cerebrales que pueden producirse en diferentes partes del cerebro”.
“Las convulsiones pueden ir desde episodios muy breves de ausencia o de contracciones musculares, hasta convulsiones prolongadas y graves. Su frecuencia también puede variar desde menos de una al año hasta varias al día”, añaden.
Entre tanto, Mayo Clinic registra algunos síntomas que puede presentar un paciente que tenga epilepsia:
- “Confusión temporal
- Episodios de ausencias
- Rigidez muscular
- Movimientos espasmódicos incontrolables de brazos y piernas
- Pérdida del conocimiento o de la conciencia
- Síntomas psicológicos como miedo, ansiedad o dejà vu
Asimismo, informan que “algunas personas con convulsiones focales presentan señales de alarma cuando van a tener una convulsión. Estas se conocen como aura. Entre ellas, se incluyen una sensación en el estómago o emociones, como el miedo”.
Además, ponen de manifiesto en qué casos es indispensable consultar o acudir al médico de inmediato:
- “La convulsión dura más de cinco minutos
- La respiración o el conocimiento no retornan una vez que finaliza la convulsión
- Se produce una segunda convulsión de inmediato
- Tiene fiebre alta
- Está embarazada
- Tiene diabetes
- Sufrió una lesión durante la convulsión
- Sigue teniendo convulsiones a pesar de estar tomando los medicamentos anticonvulsivos”
Así las cosas, investigadores de Neuroimagen Computacional de BioCruces Bizkaia, Instituto de Investigación Sanitaria de Osakidetza, encontraron lo que sería una forma de prevenir la epilepsia. El estudio que encabezó el profesor español, Ikerbasque Jesús Cortés, y dirigió la doctora Soraya Martín-Suárez, fue publicado en la revista científica Brain.
Asimismo, Europa Press registra que la investigación revela “cómo el bloqueo de una vía biológica implicada en la respuesta neuroinflamatoria (denominada STAT3) durante la aparición de la actividad epiléptica previene tanto la muerte celular en los circuitos neuronales como la permanencia” de dicha actividad.
De igual manera, EP registra que este abre “nuevas posibilidades para la prevención de la epilepsia mediante tratamientos agudos dirigidos a inhibir la respuesta neuroinflamatoria”.
Se “proponen nuevos experimentos dirigidos a comprobar el efecto de bloqueantes específicos de la vía JAK/STAT en tejidos epilépticos humanos. Para ello, utilizarán una plataforma óptica de última generación que permite observar en alta resolución la estructura y función de los circuitos neurogliales”.
De otro lado, la OMS registra que, cada año, al menos 5 millones de personas en todo el mundo son diagnosticadas con epilepsia. En los países ricos, se estima que 49 de cada 100.000 personas la tienen. En países de segundo y tercer mundo, “la cifra puede ser de hasta 139 cada 100.000 personas”, explica el organismo internacional.
Asimismo, informa que “las causas de la epilepsia se dividen en las categorías siguientes: estructurales, genéticas, infecciosas, metabólicas, inmunológicas y desconocidas. Entre ellas cabe señalar:
- daño cerebral por causas prenatales o perinatales (por ejemplo, hipoxia o traumatismos durante el parto, bajo peso al nacer);
- malformaciones congénitas o trastornos genéticos con malformaciones cerebrales asociadas;
- traumatismos craneoencefálicos graves;
- accidentes cerebrovasculares que limitan la llegada de oxígeno al cerebro;
- infecciones cerebrales como meningitis, encefalitis o neurocisticercosis;
- ciertos síndromes genéticos, y
- tumores cerebrales”.