EL DEBATE
María Carolina Hoyos habla del trapo blanco que su abuela, Nydia Quintero, pidió que le pusieran a Miguel Uribe Turbay en su cabeza
En diálogo con SEMANA, María Carolina Hoyos habló del deceso de su abuela y de la salud de su hermano, el senador y precandidato presidencial.

SEMANA: Nos acompaña María Carolina Hoyos Turbay, nieta de doña Nydia Quintero Turbay de Balcázar, ex primera dama de la Nación, quien falleció en las últimas horas y quien durante 46 años lideró la Fundación Solidaridad por Colombia. Una noticia que ha entristecido a los colombianos. Con nuestro sentido pésame, María Carolina, bienvenida a SEMANA.
María Carolina Hoyos: Un saludo especial, de verdad que sabíamos que en algún momento llegaría el día en que mi abuela falleciera, pero una cosa es saberlo y estar esperándolo y otra en el momento en que sucede y verla allí, de todas maneras, me cuesta un poco, pero me siento muy orgullosa de haber tenido una historia compartida con ella, un legado y haber recibido el amor de ella.
SEMANA: ¿Quién era doña Nydia Quintero, María Carolina?
María Carolina Hoyos: Mamá Nidia probablemente es la dama de la solidaridad. Una mujer oriunda de Neiva, que desde muy temprana edad, demostró su vocación de servicio.
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He leído mucho acerca de mi abuela por muchos años y siempre, cuando leo estos escritos de sus primeros años de vida, cuentan que ella sacaba tiempo los fines de semana para ir a visitar a los enfermos en los hospitales, adicionalmente hacía recolectas en el barrio para tener plata y comprar juguetes para los niños menos favorecidos en la Navidad y eso lo convirtió en su gran propósito de vida.
Muy rápidamente fundó nuestra organización, la Fundación Solidaridad por Colombia que ahora está cumpliendo 50 años y le demostró primero a las mujeres que podíamos ser líderes, que podíamos tener un propósito y sin abandonar nuestra familia, sin abandonar nuestro primer propósito que es poder estar cerca de los que queremos y hacer un proyecto personal como es la familia.
Mi abuela fue una abanderada de la solidaridad de los valores, del perdón y lo que más admiro de ella fue su capacidad de ser coherente. No importa, entre otras, si tuvo una época tan dolorosa y espantosa como fue el secuestro y luego asesinato de mi madre, ni siquiera las balas asesinas de Pablo Escobar impidieron que ella siguiera con su propósito de vida, servir a los demás.
SEMANA: Usted escribió en las últimas horas una frase muy muy bonita: “Mamita, vuela alto y en paz. Hoy el cielo recibe a una gigante, la dama de la solidaridad”. ¿Cómo quería doña Nydia que la recordaran?
María Carolina Hoyos: Nunca hablamos de eso, pero ella me lo comunicó de la mejor manera que un ser humano puede comunicar las cosas: haciendo.
Mi abuela no hizo bulla con el tema de la solidaridad y su historia. Se dedicó a ejecutar. Son 5.8 millones de vidas tocadas por una organización de 50 años. Más de 2017 jóvenes que pudieron ir a la universidad, les pagamos la universidad para que sean hoy profesionales.

Más más de 16.000 niños de 0 a 5 años que han podido recibir educación, alimentación, un entorno seguro. Más de 21.000 adultos mayores que han recibido la atención por parte de la Fundación Solidaridad por Colombia. Más de 35.000 jóvenes que tienen proyecto de vida gracias a la Fundación Solidaridad por Colombia.
Y creo que eso era lo que quería que la recordáramos, una mujer que hizo, que no trabajó para un titular, que realmente entregó todo a su vocación de servicio, que amó a Colombia profundamente y que hoy tiene la fortuna de irse al cielo sabiendo que aquí cumplió y que cumplió con creces.
SEMANA: ¿Cómo fueron estos últimos días para doña Nydia porque tristemente se juntó su situación de salud con el atentado contra su hermano, el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay. Doña Lydia alcanzó a saber que su nieto fue víctima de este atentado?
María Carolina Hoyos: Pido a Dios que no se haya dado cuenta, pero como usted lo sabe y SEMANA lo registró en su momento, unas horas antes del atentado a mi hermano ella, que últimamente estaba hablando muy poco, le dijo a su enfermera: “hay que ponerle a Miguel un trapo blanco en la cabeza”.
SEMANA: Era una conexión espiritual, de abuela con nieto, teniendo en cuenta que doña Nydia fue, así como usted, María Carolina, vital en la crianza de Miguel, cuando fallece su madre, que también es la suya, la periodista Diana Turbay...
María Carolina Hoyos: De acuerdo. Mi abuela Nydia fue muy generosa y muy amorosa con nosotros dos porque cuando muere mi mamá, mi hermano tiene apenas 4 años de edad y yo 18 años. Entonces, ella asumió el rol de madre con nosotros.
Ahora, yo digo que los días de mi abuela no fueron de 24 horas, sino de 36 y por eso tuvo la posibilidad de ser una buena madre para sus cuatro hijos, ser una espectacular abuela para todos los nietos que tuvo, los bisnietos. Ver aquí nosotros en el Capitolio reunidos ayer, todos los nietos, los bisnietos, todos, hasta el más chiquito, tiene una anécdota con ella.

Entonces, es espectacular cómo sembró en todos nosotros algo que va a perdurar para siempre. Pero es verdad, a ella le tocó desarrollar el papel de madre con mi hermano Miguel y conmigo.
SEMANA: ¿María Carolina, quisiera preguntarle cómo está Miguel, su hermano? Todos los colombianos hemos estado muy atentos a su evolución, a los comunicados de la Fundación Santa Fe. Hemos estado en oración, pidiendo por su recuperación...
María Carolina Hoyos: La evolución de mi hermano Miguel ha sido impresionante y solamente tiene una respuesta si lo vemos a través de los ojos de los milagros.
Mi hermano está vivo, está luchando por su vida, su evolución cada vez va mejorando, así lo confirman los médicos y a través de su esposa María Claudia y de los diferentes comunicados que ha sacado la Fundación Santa Fe.
Y aprovecho esta pregunta porque usted mencionaba algo que para mí ha sido nuestra vitamina A de amor, lo que nos mantiene de pie, firmes, esperando nuestro milagro y es toda la solidaridad de tantas y tantas personas que se han unido a través de la fe. Realmente tenemos que agradecer todas las cadenas de oración.
A todas las personas que, no importa la hora, ni la condición climática, se han acercado a la Fundación Santa Fe, a ese altar callejero que se ha hecho ahí desde el día 1 del atentado a mi hermano, de gente que ni siquiera conocemos, pero que a través de sus oraciones se han unido para pedir la pronta recuperación de mi hermano.
Nosotros de verdad hemos recibido más de lo que cualquiera hubiera podido imaginar, ha sido nuestro soporte y de verdad que toda esta fuerza, toda esta oración, se convierte en una fuerza transformadora y sanadora que sin lugar a dudas ha hecho que la evolución de Miguel sea satisfactoria.
SEMANA: ¿Cómo era esa conexión de Miguel con doña Nydia, cómo veía ella, por ejemplo, esa aspiración presidencial que tiene?
María Carolina Hoyos: Miguel ha sido un orgullo para nosotros desde muy chiquito, Miguel, cuando era niño, se salía del promedio. Los niñitos de su edad no sabían los colores y no sabían algunas cosas y Miguel ya la sabía.

Miguel siempre fue un niño aventajado y un niño pilo, perseverante, con unos valores muy bien puestos y mi abuela siempre se sintió muy orgulloso de lo que era Miguel y tenían una conexión muy especial que lo vemos en los videos, en las fotos, en las imágenes que en los últimos días se han publicado en la red, pues es impresionante ver el amor que se tienen porque estoy segura que el amor de mi abuela Nydia no muere, se transforma.
Y ella no se va, ella se eleva y se eleva con, entre otras, me imagino yo, y quiero pensarlo así, con un firme propósito de reforzar los ángeles en el cielo, de tener mi mamá refuerzo en el cielo para ayudarnos a interceder por el milagro que estamos esperando.
SEMANA: ¿Cuando Miguel empieza por el mundo político, doña Nydia, ustedes, estuvieron de acuerdo o en algún momento quisieron que tomara otro rumbo?
María Carolina Hoyos: En mi familia todos hemos podido optar por lo que queremos hacer. Y la familia juega un papel familiar.
SEMANA: Sí, además que mucha gente ha dicho que Miguel tiene en su vena esa sangre de su abuelo, el expresidente Julio César Turbay. Quisiera preguntarle, María Carolina, ¿los médicos de la Fundación Santa Fe le han manifestado lo que viene para Miguel Uribe Turbay?
María Carolina Hoyos: Ellos son definitivamente unos ángeles de bata blanca y la verdad es que en el día a día, en los siguientes pasos, no estoy, pero su esposa María Claudia, la familia, la Fundación Santa Fe, siempre han sido muy transparentes y van comunicando las cosas mientras van decidiendo.
Seguro esta recuperación va a ser que empiecen unas nuevas fases y etapas que todos esperamos que salgan de la mejor manera, pero no manejo esa información y lo que sí sé es que entró en una nueva fase, que es lo que que es lo que oí a los médicos y también salió en el último comunicado y esperamos que esta evolución siga de esa manera, pero esos detalles no los manejo yo.
SEMANA: ¿Cuál es el significado del trapo blanco del que nos habló inicialmente?
María Carolina Hoyos: No lo sé, pero me imagino que una conexión especial con él. Probablemente una premonición, una conexión.
SEMANA: Han sido unos días muy trágicos para la familia Turbay, particularmente para usted. Ha tenido que enfrentar el dolor de ver a su hermano en la Fundación Santa Fe debatiéndose entre la vida y la muerte y de manera simultánea perder a su abuela, que ha sido fundamental en su vida. ¿Cómo afrontarlo?
María Carolina Hoyos: Ha sido un reto emocional grande. Son momentos distintos de cada una a las personas que ocupan un porcentaje enorme de mi corazón. Mi abuela con 94 años, estábamos seguros que en algún momento iba a llegar este momento, pero en medio de todo esto se hace más doloroso y exigente.
Ahora bien, yo creo que la fe es demasiado importante, rodearse de la familia. Esa es una fuerza absolutamente maravillosa y de los que lo quieren a uno y tercero, un regalo de Dios, la solidaridad gente que ni siquiera conocemos.
Entonces, creo que ahí es donde hay que concentrar la mente, el espíritu. Lógicamente el cansancio emocional es natural, es humano. Es humano sentir tristeza, dolor, pero creo que uno tiene que estar concentrado en la fe, no estamos solos.
Y los que tenemos la fortuna de tener fe en algo que no vemos, de creer en lo que no vemos, pues tenemos un camino avanzado y un camino recorrido y es que sabemos que todo tiene un propósito adicional, superior y que vendrán los mejores momentos.
SEMANA: ¿Pero cómo hacer para para no perder esa fe?
María Carolina Hoyos: Yo en la época de mi mamá, cuando me pasó lo de mi mamá hace 35 años, me preguntaba por qué a mí. Y cuando cambié la pregunta, la respuesta de mi vida también cambió, ¿para qué a mí?
Entonces creo que entendí que en la vida nos suceden cosas, no todo lo podemos seleccionar, hay cosas que vienen sin avisar, los rigores de la guerra. Es decir, la violencia volvió a tocar mi puerta cuando no me lo esperaba. Y no puedo echar la vida para atrás, simplemente puedo aferrarme a Dios y esperar mi milagro.
Yo quisiera mencionar lo que ha sido el Grupo SEMANA para la Fundación Solidaridad por Colombia y sobre todo para escribir esta historia de solidaridad de estos 50 años. Ustedes han sido fundamentales, generosos, especiales y creo que mi abuela no me lo perdonaría, si no les doy las gracias de corazón de ese apoyo que siempre hemos recibido en la Fundación Solidaridad por Colombia.
SEMANA: María Carolina y siempre lo tendrán, sé que usted ahora tiene en sus manos ese legado de doña Nydia y tiene usted hoy en día esa presidencia de la Fundación Solidaridad por Colombia y conociéndola usted va a llevar en alto el nombre de la fundación y cuente siempre con SEMANA...
María Carolina Hoyos: Infinitas gracias, Para finalizar, estamos despidiendo a una mujer que muchos, independientemente si tenemos la sangre de ella o no, le decimos mamá Nydia.
Estamos despidiendo con alegría una mujer que tuvo la posibilidad de servir en vida, de ser un ángel para mucha gente y aunque lógicamente me duele profundamente su partida, también estoy absolutamente feliz porque sé que ocupará un puesto muy importante al lado de nuestro Señor Jesucristo.
Y por el otro lado, agradecerles todas sus muestras de afecto y de solidaridad por unirse en oración para que el milagro se concrete en el caso de mi hermano Miguel. Todos sus oraciones generosas y bondadosas se han convertido en nuestra vitamina A de amor. Infinitas gracias.