Andreina García

Andreína García: La titánica tarea de llevar agua al desierto

Una ingeniera guajira se trazó la meta de acabar con el histórico problema de la falta de acceso al líquido en su departamento. Tras años de preparación, hoy es la responsable del tema.

Redacción Semana
1 de julio de 2025

“Enfoqué toda mi vida académica y profesional en volverme experta en el agua, para ayudar a solucionar la gran crisis que mi departamento sufre por este tema”. De ese tamaño es la determinación de esta ingeniera guajira.

Oriunda de Fonseca, la escasez del líquido fue una constante en su vida. Hace 15 años descubrió que solucionar ese problema era su propósito de vida. “Un día visitamos el resguardo de mi pueblo, a menos de un kilómetro de la represa El Cercado, y el cacique gobernador nos contó que desde hacía diez años no tenían agua –relata–. Me resonó el hecho de que, a pesar de ser invidente, describiera con gran detalle el impacto tan fuerte que eso causaba en su comunidad”.

Su anhelo la ha llevado a entidades como la Gobernación del Cesar y el Ministerio de Vivienda, en las que ha liderado proyectos de agua potable en distintas regiones. A la par, ha complementado su formación de ingeniera civil con una especialización en Derecho Constitucional y una maestría en Gobierno y Políticas Públicas. “Las escogí porque, más que un problema técnico, la imposibilidad de acceder al líquido vital es la vulneración de un derecho fundamental”, anota.

Con ese bagaje a cuestas, cree que la vida la puso al frente del Plan de Agua de La Guajira en el momento indicado. “Asumí este reto hace tres años, con una crisis humanitaria que resonaba en todo el país y múltiples problemas de corrupción. Empezamos prácticamente desde cero y hoy me siento muy orgullosa por todo lo que hemos logrado”.

Lo más destacable, dice, es haber llevado agua potable al desierto de la Alta Guajira. “Recuerdo muy especialmente un proyecto en Paraver. Una lideresa de esta comunidad pasó años recorriendo todas las entidades para gestionar un punto de agua. Cuando lo inauguramos, la señora ya había fallecido, pero quedé muy conmovida por el legado que dejó para que sus vecinos pudieran disfrutar de este derecho”.

Aunque no es wayú, dice que lleva esta identidad en la sangre. Y eso le añade un componente emocional a su trabajo, pues las mujeres son las encargadas de proveer el agua dentro de esta etnia. “El liderazgo de esas guerreras me inspira a trabajar incansablemente”.

Hoy tiene por delante tres grandes proyectos: aumentar el número de plantas desalinizadoras, para llevar una mayor cantidad del líquido a la Alta Guajira; poner en funcionamiento la represa del río Ranchería e iniciar la operación del sistema de tratamiento de aguas residuales de Riohacha. “Cuando lo logre, tendré la tranquilidad de que hice mi aporte para mejorar la calidad de vida en mi departamento”.

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