
Educación transformadora
Gloria Figueroa, quien demuestra que el aprendizaje va más allá del aula
Con proyectos como Medellín Challenge y Professional Roadmap, esta maestra de vocación rompe los moldes tradicionales, conecta a los jóvenes con sus pasiones y demuestra que educar también es una forma de cuidar.
Mientras otros soñaban con tener una casa llena de niños, ella eligió llenar de ideas las aulas. Su vocación es transformar la educación de Colombia y comenzó la tarea por Medellín, su ciudad natal.
En cada proyecto que lidera, demuestra que la maternidad puede ser un acto colectivo, que no hace falta parir para acompañar vidas ni para amar a los pequeños. Muchas veces basta con creer en ellos, impulsarlos y caminar a su lado.
“Quería ser una mujer con un estilo de vida distinto al que vi en mi familia”, dice con franqueza esta licenciada en Idiomas. Y esa postura, lejos de alejarla del cuidado, la llevó a reinventarlo en sus roles de maestra, gestora, directora, mentora y voz crítica de la educación en el país.
Este año completa cinco al frente de la Corporación Educativa San José de Las Vegas, donde lidera una apuesta ambiciosa: cerrar la brecha entre la educación y la vida real. Desde allí ha impulsado iniciativas como Medellín Challenge, que involucra a los adolescentes en los retos de su ciudad. El objetivo es que, en llave con los habitantes de las comunas, piensen en soluciones, diseñen prototipos y se sientan parte de algo más grande.
Lo más leído
Convencida de que la urbe es un laboratorio de aprendizaje, ha conectado empresas, universidades y colegios, y ha logrado la participación de más de 1.500 jóvenes en esa experiencia inmersiva.
Le gusta plantear problemas, pero no para quejarse, sino para imaginar salidas. Siempre, en colaboración con otros. “Por más teso que seas, si no sabes construir en equipo, olvídate. Me mueve que los jóvenes conversen y planteen soluciones”, manifiesta antes de abordar otro programa de la corporación: el Professional Roadmap, que permite a los estudiantes dejar el aula y acudir a universidades, empresas, museos y plataformas digitales, con el fin de descubrir sus vocaciones y, a partir de ahí, tomar cursos y hacer pasantías alineadas con sus intereses y habilidades.
“Mi palabra favorita es oportunidades. Si te ponen un abanico de opciones, tú eliges y te vas por el camino que te apasiona. Si solo te dan una y no es la que te apasiona, no pasa nada. Debemos cambiar metodologías y conectar oportunidades”.
Su sueño es llevar este modelo disruptivo al sistema público. En su opinión, aunque la cobertura educativa ha mejorado, la calidad no ha sido una prioridad.
Figueroa no se detiene. Reconoce que es ambiciosa, pero no por el reconocimiento, sino por la necesidad de mirar más lejos y, sobre todo, para que otros también puedan ver lo que hay más allá.