
Equilibrio vital
Mariana García Herrera: ‘la sostenibilidad transforma modelos y mentalidades’
Su trabajo busca dejar atrás la filantropía tradicional y posicionar el valor compartido como base para producir, consumir y vivir de otra manera.
Llegó a Interbolsa en 2011, un año antes de la sonada intervención y posterior quiebra de la comisionista de bolsa. Administraba los recursos de responsabilidad social de la organización, que entonces beneficiaba a 2.500 niños con comedores en Ciudad Bolívar (Bogotá), Aguablanca (Cali) y la Comuna 13 (Medellín). Por sus buenos resultados, la interventoría le propuso estructurar un modelo social con parte de los remanentes de la Fundación Interbolsa, que debían ser invertidos en iniciativas sociales.
Así nació, en 2014, la Fundación Alascinco, que trabaja en Altos de Cazucá (Soacha) con personas en situación de desplazamiento. “Quería que fuera autosostenible y marcará una diferencia frente a cómo se entendían las fundaciones, mostrando que la inversión social y ambiental también genera valor económico para todos los actores involucrados”, afirma.
Esta bogotana, certificada en sostenibilidad por MIT, y con una especialización en finanzas y administración y un MBA, comenzó a apasionarse por la sostenibilidad mientras hacía su práctica universitaria en Costa Rica, un país que desde hace décadas le apuesta a la protección de la naturaleza como motor de desarrollo.
Desde entonces, ha enfocado su carrera en temas de sostenibilidad, liderando proyectos sociales y ambientales junto a empresas como BASF y la Concesionaria Vía Sumapaz. Su conocimiento y su pasión por estos asuntos se pueden apreciar en sus redes sociales y en el pódcast ESG Stories, en el que habla con empresarios y expertos para desmenuzar conceptos como la economía circular.
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Hoy es la directora de Sostenibilidad y RSC del Grupo Lemco, que cobija a Challenger, Habitel Hotels, Grupo Sky y la Fundación Challenger. Allí diseñó una entrategia transversal bajo criterios ESG (ambiental, social y gobernanza) que reconoce que los diferentes negocios enfrentan desafíos comunes, particularmente en temas como el consumo hídrico, la eficiencia energética y el manejo de residuos.
En cuanto a la Fundación Challenger, lidera un proceso transformador e innovador para que trascienda el modelo filantrópico tradicional y se convierta en un brazo ejecutor estratégico para los negocios, soportado en la lógica de valor compartido desarrollado con Alascinco.
Con su trabajo en Lemco, sus publicaciones en redes y su pódcast, busca proponer una visión de lo sustentable más allá de las acciones ambientales concretas, como la reforestación. “Si el planeta no está bien, la gente no está bien, y si la gente no está bien, el planeta tampoco. Por eso, estoy comprometida con que entendamos que no se trata solamente de salvar ballenas, sino de cambiar la manera en que vivimos, producimos y consumimos”.