MEDIOAMBIENTE
La Amazonia perdió cerca de 2,3 millones de hectáreas en 2020
Datos del Proyecto de Monitoreo de la Amazonia Andina (MAAP), indican que solo en el territorio colombiano se deforestaron 140.000 hectáreas, con gran impacto en parques nacionales y reservas indígenas.
Es un hecho que la pandemia ha frenado muchas cosas, pero no la deforestación, una problemática que va en aumento y que sigue arrasando con los bosques primarios en los 9 países amazónicos, generando graves impactos ecosistémicos en el principal pulmón del planeta.
Según datos del Proyecto de Monitoreo de la Amazonia Andina (MAAP), de Amazon Conservation, el año pasado esta región perdió 2,3 millones de hectáreas, siendo Brasil, Bolivia y Perú los países más afectados. Sin embargo, Colombia no se quedó atrás, pues según este registro, la motosierra acabó con 140.000 hectáreas en la Amazonia nacional, siendo el segundo dato más alto en la historia.
La cifra total de tala de bosque en la Amazonia representa un aumento del 17 % en comparación con 2019, y se constituye en el tercer registro más alto desde el año 2000. Después de Colombia, Venezuela y Ecuador fueron los países con más pérdida de bosques primarios.
De acuerdo con los datos de MAAP, el 65 % de tala de estos ecosistemas ocurrió en Brasil, que superó un total de 1,5 millones de hectáreas, seguido de Bolivia con el 10 %, Perú aportó el 8%, y Colombia, el 6 %. Las demás naciones mostraron un incremento inferior a 2 %. Para Perú, Ecuador y Bolivia, el 2020 registró la pérdida de bosque primario amazónico históricamente más alta.
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Flagelo al límite
En Colombia, a pesar del trabajo registrado por las autoridades, este flagelo sigue en aumento, poniendo en riesgo miles de hectáreas de bosque que son clave para millones de especies que habitan en estos ecosistemas.
De acuerdo con el reporte, el país tuvo el segundo registro más elevado de pérdida de bosque primario en la Amazonia. Como ya se ha descrito en informes anteriores, hay un “arco de deforestación” concentrado en la parte noroeste de esta región que impacta numerosas áreas protegidas, incluyendo parques nacionales como Chiribiquete, La paya, Tinigua y la Serranía de la Macarena, además de reservas indígenas. Solo en el Chiribiquete, los datos indican una deforestación de 500 hectáreas.
El más reciente reporte de Amazon Conservation había indicado que Tinigua y La Macarena siguen siendo los parques nacionales más impactados. No obstante, alertaba por los nuevos frentes de tala que se vienen registrando en Chiribiquete y La Paya.
De hecho, muchos de los puntos calientes que mostraron las imágenes satelitales ocurrieron en este país, donde la deforestación masiva se expandió en casi toda la región del sur.
Un fenómeno común observado hasta agosto fue que las áreas de bosque fueron primero deforestadas y posteriormente quemadas, causando grandes incendios por la abundante biomasa que recientemente había sido cortada.
Este también fue el patrón observado en el creciente número de incendios que se registraron un año atrás en la Amazonia. Dice el reporte de MAAP, que mucha de la deforestación en estas áreas parece estar asociada con la expansión de pasto para ganado, una problemática que se extiende a los otros países. En Colombia, por ejemplo, las autoridades han insistido en que las mafias deforestan para hacer ganadería extensiva o para el desarrollo de cultivos ilícitos como la coca.
Líderes ambientales en el país como Camilo prieto, director del Movimiento Ambientalista Colombiano, el ex ministro de Ambiente y presidente de Foro Nacional Ambiental, Manuel Rodríguez y Esla Matilde Escobar, ambientalista y exdirectora de la Fundación Natura, han coincidido en que frenar la deforestación es el mayor reto ambiental que tiene el país no solo en el presente periodo sino en los años venideros.
Para Prieto, la prioridad debe ser el control de la tala de bosques, pues esto no solo afecta los ecosistemas, sino que está alterando el balance de los gases de efecto invernadero, lo que va en contra de las metas propuestas por el Gobierno en el marco del Acuerdo de París, mientras que Escobar afirma que la restauración ecológica es clave y, por ello, es muy importante que se trabaje en el logro del objetivo de sembrar los 180 millones de árboles que se propuso el Ejecutivo.
Atender y hacerle frente a esta problemática será clave en el propósito del Gobierno de alcanzar una reducción de 51 % en las emisiones de gases de efecto invernadero a 2030, pues es precisamente la deforestación una de las mayores generadoras de los mismos.
Bolivia, gravemente afectado
La Amazonia boliviana fue una de las áreas más afectadas por el paso de las motosierras, lo que llevó a que este país alcanzara el registro de la mayor pérdida de bosque primario, superando 240.000 hectáreas.
No obstante, no fue el único. Perú también tuvo el registro más alto con la pérdida de más de 190.000 hectáreas, un dato que se presenta por primera vez en su historia. Esta deforestación está concentrada en la región central. Un aspecto positivo, de acuerdo con MAAP, es que la minería aurífera ilegal que asolaba la región del sur, ha disminuido gracias a la respuesta de las autoridades.