TEATRO INDEPENDIETE

Una buena época para el teatro independiente

La creación de estímulos para el arte dramático, el surgimiento de nuevos espacios para la realización de obras de teatro y el apoyo a festivales ha fomentado una gran época teatral ¿cuál es el panorama independiente en la actualidad?

Paola Moreno
25 de febrero de 2016, 7:00 a. m.
Foto: Cortesía Idartes/ Juan Santacruz

La línea que divide lo independiente de lo “dependiente” es cada vez más estrecha. Bien se sabe que, entre muchas cosas, el arte busca generar preguntas. El teatro lo hace através de la representación escencia de las emociones individuales o colectivas, a la vez habla sobre lo problemático y cuestiona la realidad. Para el dramaturgo, guionista e investigador Carlos José Reyes: “El teatro no es que cambie a la sociedad, lo que hace indirectamente es formular nuevas preguntas sobre la realidad, abrir dudas, por medio del sentido poético: sublimando la realidad. De esta forma el teatro rebela los secretos que el ser humano calla”.

En los años 60 en Colombia, la sala El Búho tenía espacio para 50 espectadores y era la única, con este carácter, que existía en Bogotá. En el 2016, la sala de la agrupación teatral La Maldita Vanidad tiene espacio para 50 espectadores, pero es solo una entre los cerca de 100 espacios independientes para la creación teatral. La independencia no está solo en los pequeños espacios sino que implica mantenerse fiel a la estética, a los interrogantes propios de la agrupación, mientras se lucha por la estabilidad económica de la misma.Actualmente quienes practican este oficio han empezado a jugar más con la dinámica comercial. La creación de nuevos espacios, el apoyo del estado y la proliferación de diferentes formas de comunicación han abierto las puertas a un rico momento del teatro independiente colombiano.

Según cifras del Instituto Distrital de las Artes, Idartes: entre el 2012 y el 2015 el presupuesto para arte dramático aumentó en un 80%; el número de salas vinculadas al estado llegó a 36 y cerca de 450 artistas teatrales asistieron a jordanas de participación artística. Se ha hecho un importante esfuerzo por fortalecer, no solo al sector teatral, sino al cultural. Adicional a esto, la Ley del Espectáculo Público de 2011 ha fomentado la formalización de este sector en el país y tiene como finalidades reconocer, fomentar, formalizar y regular la industria de las artes escenicas, sin realizar algún tipo de censura al contenido de los proyectos artísticos. 

Para Nathalia Contreras, gerente del programa de Arte Dramático de Idartes, “cada vez hay más espacios emergentes no convencionales y así mismo otras formas de hacer teatro: nuevas estéticas, nuevos grupos, nuevas formas de mostrar el teatro y esto, a la vez, ha llevado a la creación de nuevos públicos”. Pero se hace necesario ver lo anterior con más detenimiento; son varios los factores que han hecho de los últimos años una prolífera época para el teatro independiente. El surgimiento de nuevos espacios para la presentación de obras; la aparición de nuevos programas universitarios especializados en arte dramático, el apoyo público y privado y los festivales de teatro.

Si se hace un recorrido rápido por Bogotá la centralización de espacios para las artes es evidente. En localidades como Kennedy, Bosa, Suba, Fontibón y Tunjuelito aún son muy escasos los espacios para la creación y difusión de las artes. A excepción de algunos casos aislados en estas zonas como el Teatro Villamayor al sur de la ciudad, el Teatro Experimental de Fontibón, el Teatro La Montaña, el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo y la agrupación El Contrabajo, en Bosa La Despensa.“Estamos trabajando en acercarnos a esas localidades, por ahora no tenemos un plan de acción claro, pero sabemos que es un punto importante y que para lograrlo es necesario establecer alianzas directamente con las localidades”, responde Nathalia Contreras sobre este tema.

En 2009 al actor, director y dramaturgo Jorge Hugo Marín le surgió la idea de hacer una obra de teatro y presentarla en su casa. Bajo este concepto “hogareño” nace La Maldita Vanidad. Hoy en día la casa ya no es la de su director, después de un tiempo se ubicaron en el barrio Palermo y este espacio hace parte del programa de Salas Concertadas de Idartes. En la intimidad que encierra este espacio con capacidad para 50 personas han desarrollado una buena cantidad de obras de teatro, coproducido otras y participado en festivales nacionales e internacionales.

Foto: Maria Camila Salamanca Diciembre 20 de 2015


Foto: Cortesía La Maldita Vanidad/ Obra: La Bailarina y la escopeta

Sobre el apoyo estatal y privado, Jorge Hugo Marin cuenta que muchas veces no es fácil conseguirlo, ya que algunas empresas “buscan invertir a una escala mayor, es decir, en espacios que cuenten con más cantidad de espectadores. Sin embargo, con La Maldita Vanidad siempre buscamos la forma de financiar nuestros proyectos, manteniendo la independencia. Nunca nos hemos dejado meter mano en los contenidos. Hoy en día, tenemos un proyecto artístico muy sólido y hemos venido entendiendo que éste tiene una administración y que se debe pensar como una empresa cultural, es decir, debemos trabajar en pro del bienestar de todo el grupo”.

Como La Maldita Vanidad existen ahora muchos grupos que buscan diferentes formas de lograr que sus proyectos lleguen al escenario. Por poner unos ejemplos,-y disculpándome antes por dejar tantas obras por fuera- en el 2015 el espacio Odeón albergó una buena cantidad de obras como La Secreta Obscenidad y Rebú de la agrupación Teatro del Embuste; también la dramaturga Verónica Ochoa recorrió la ciudad con el Corruptour, obra ganadora de dos becas del Ministerio de Cultura en 2014 y en 2015. Además, dos hermanos en compañía de un grupo de trabajo, y gracias a una campaña de crowdfunding, presentaron su primera obra Las siete vidas de Belgrado.

Si bien es cierto que el teatro ha representado momentos dramáticos para el país, esto va desde Umbral Teatro, con Gallina y el otro, una reflexión sobre la realidad del campo colombiano que ha sido azotado por la violencia; y la obra del Teatro Petra, Labio de Liebre, donde los fantasmas de una familia asesinada se le presentan al hombre que les quitó la vida; también hay obras que representan la diversidad de temáticas posibles en la dramaturgia. La agrupación Mapa Teatro es un ejemplo porque bajo el concepto de las “artes vivas” han generado un espacio para la diversificación de relatos a través del teatro, la ópera, el video y el sonido.

Estos grupos han encontrado difusión en los medios alternativos de comunicación como el portal Kiosko Teatro, creado por William Guevara en el 2011 y que está inspirado en un kiosko de París que reúne todas las obras de la capital francesa. En este caso, fue adaptado a las necesidades de Bogotá: difusión y cubrimiento de los proyectos teatrales. En el 2012 empezó a tener apoyo económico del Estado y según su director, espera llegar a otras partes del país. En relación con los medios de comunicación Nathalia Contreras considera que éstos “no tienen un espacio para la cartelera teatral, ni tampoco para la crítica, lo que hace más complicada la difusión para los grupos. Aunque por redes sociales han encontrado una nueva forma de hacerse ver. Es importante entender que el teatro es un espacio íntimo, pequeño y que es apoyado en mayor medida por medios alternativos”.


Foto: Maria Camila Salamanca Diciembre 20 de 2015

Finalmente, en palabras de Carlos Reyes “el público ha crecido mucho, no importa si la sala es pequeña o grande, ha crecido, tal vez como nunca en la historia de Colombia. Además hay dramaturgias propias, creación colectiva y experimentación. Es un teatro que no se limita a las técnicas tradicionales, sino que exploran diferentes formas de contar la realidad”. Y esto se refleja en la presencia de grupos de teatro colombianos en festivales.

Por primera vez la cuota nacional para Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá (FITB) es bastante amplía, 90 obras colombianas llegarán a los escenarios del Festival. Entre danza, espectáculos de circo, cabaret, conciertos y charlas. La presentación de obras colombianas como Donde se descomponen las colas de los burros de Umbral Teatro, el Corruptour de Veronica Ochoa o Buenas noches madre del Teatro Libre, además de obras conmemorativas del cuadrigentésimo aniversario de William Shakespeare.

Al mismo tiempo, y cruzándose por las mismas calles de la ciudad, la Corporación Colombiana de Teatro trae su Festival Alternativo de Teatro de Bogotá (FESTA) en cabeza de la dramaturga Patricia Ariza. Así, otras agrupaciones de teatro, que suman más de 60, presentarán sus obras. Además de esto habrá un espacio para encuentros latinoamericanos con diferentes artistas, talleres de formación y algo de poesía.

Aunque pareciera que estos dos festivales compiten entre sí, existe con ellos un complemento en las formas de trabajar sobre las tablas, es más bien una ratificación de la proliferación de contenidos artísticos propios del oficio. Como lo mencionó Carlos Reyes frente a esta situación: “el teatro colombiano es el que gana”.

Encuentre aquí más información del FITB

Y aquí, más información del FESTA

*Arcadia agradece la orientación recibida para el abordaje de este tema a Mauricio Árevalo, Marevalo53