Tecolología

3I/ATLAS: qué pasó con el cometa durante su aproximación al Sol

Ese cometa es el tercer objetivo interestelar detectado con tecnología moderna.

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Danna Valeria Figueroa Rueda

Danna Valeria Figueroa Rueda

Comunicadora social y periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana, seccional Bucaramanga. Con experiencia en temas de país, particularmente política, judicial, orden público y justicia.

1 de noviembre de 2025, 12:28 p. m.
El cometa 3I/ATLAS es un objeto interestelar que no pertenece al sistema solar.
El cometa 3I/ATLAS es un objeto interestelar, es decir, que no pertenece al sistema solar. | Foto: Getty Images

El cometa interestelar 3I/ATLAS pasó a finales de octubre por su punto más cercano al Sol, un evento que reunió observatorios terrestres, telescopios espaciales y sondas, en una rara oportunidad para estudiar un visitante nacido fuera del sistema solar.

Aunque su paso no representó riesgo para la Tierra, sí abrió dudas y expectativas sobre su origen y química.

3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar detectado con tecnología moderna, después de 1I/ʻOumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).

Su trayectoria hiperbólica y su elevada velocidad indican que no está ligado gravitacionalmente al Sol y que solo lo visitará una vez antes de seguir su viaje por la Vía Láctea.

Esa condición convierte cada observación en una pieza única para atender materiales y procesos que no se formaron en nuestro vecindario estelar.

Fecha y distancia

Las determinaciones orbitales sitúan el perihelio de 3I/ATLAS entre el 29 y el 30 de octubre; el punto de máxima aproximación se registró a una distancia del orden de 1,36-1,4 unidades astronómicas (UA), es decir, entre las órbitas de la Tierra y Marte.

En ese instante, el cometa alcanzó velocidades relativas al Sol próximas a los 68 kilómetros por segundo, un ritmo que explica la rapidez con que cambian sus condiciones físicas cuando recibe el calor estelar.

Desde el lado terrestre, el cometa fue prácticamente invisible durante el perihelio porque quedó en conjunción con el Sol: se “escondió” detrás del resplandor solar.

Esa circunstancia obligó a confiar en observaciones realizadas por naves y satélites, y abrió la posibilidad a que sondas en vecindad marciana y otras misiones con línea de visión favorable registraran datos que los telescopios terrestres no pudieron obtener en ese momento.

Los equipos científicos han evaluado llevar a cabo observaciones con telescopios espaciales (Hubble, James Webb) y con misiones que podrían obtener vistas desde posiciones menos afectadas por la cercanía angular al Sol.

Composición y anomalías

Los estudios preliminares señalan características poco comunes: un contenido relativo de dióxido de carbono mayor al habitual en cometas del Sistema Solar y detecciones que sugieren abundancias inusuales de níquel.

Esas observaciones han despertado interés porque la mezcla química aporta pistas sobre el entorno donde se formó el objeto y su historia térmica.

Es importante subrayar que la caracterización precisa de su composición requiere análisis detallados y revisión por partes.

El perihelio expone el material volátil del cometa al incremento de calor solar, lo que provoca la sublimación de hielos y amplía la coma y las colas.

Esa “ventana térmica” permite detectar molécula que, en frío profundo, permanecen adheridas al núcleo.