El cometa 3I/ATLAS alcanzó este 19 de diciembre su punto de mayor cercanía con la Tierra, una cita que concentró miradas, debates y diferentes teorías.
Ahora, mientras para la humanidad se aleja lentamente, la atención se centra en lo que viene, su destino, su comportamiento y las preguntas que aún despierta su naturaleza.
Un encuentro que abrió más preguntas que respuestas
El perigeo de 3I/ATLAS, además de permitir observarlo con mayor detalle, también reavivó el contraste de posturas entre la comunidad científica.
Para algunos investigadores, se trató de una oportunidad única para estudiar un cuerpo proveniente de otra región de la galaxia; para otros, fue la confirmación de que, pese a su origen lejano, su comportamiento encaja dentro de lo esperable para un cometa.

Tras este episodio, el objeto inició un lento retiro hacia las zonas externas del sistema solar, según reportes especializados en astronomía, el plan natural de este viajero es abandonar el vecindario planetario y continuar su trayecto por la Vía Láctea, como ya lo hicieron otros visitantes interestelares antes que él. En medio de la expectativa, surgieron especulaciones de todo tipo.
Desde la NASA se insistió en que aunque la búsqueda de vida fuera de la Tierra es una prioridad científica, no hay indicios que vinculen a 3I/ATLAS con algo distinto a un cometa.
“Tenemos muchas ganas de encontrar señales de vida en el universo, pero 3I/ATLAS es un cometa”, mantuvo la NASA.

El futuro del viajero interestelar y la mirada puesta en Júpiter
El interés ahora se trasladó a la trayectoria que seguirá el cometa en los próximos años, uno de los planteamientos más comentados es el que apunta a un cambio sutil en su recorrido, una desviación que podría llevarlo a interactuar con la influencia gravitacional de Júpiter.
Una hipótesis que sostiene el profesor Avi Loeb es que el gigante gaseoso, por su enorme masa, sería el candidato natural a captar la atención del objeto errante.

De hecho, las proyecciones actuales indican que en marzo de 2026 se produciría un acercamiento clave entre 3I/ATLAS y el planeta más grande del sistema solar, un evento que podría aportar nuevas pistas sobre su origen y comportamiento.
Mientras tanto, el cometa continúa su viaje, dejando atrás a la Tierra y sumando capítulos a una historia que, aunque breve en nuestra cercanía, seguirá desarrollándose a millones de kilómetros. Para la ciencia, el adiós no es un cierre, sino el inicio de una nueva etapa de observación a la distancia.










