Ciencia
Análisis lingüísticos junto a la IA lograron revelar “firmas ocultas” sobre quién escribió la Biblia
IA y análisis lingüístico revelaron patrones ocultos en la Biblia que apuntan a múltiples autores.

Cada palabra de la Biblia encierra una especie de firma estilística que, aunque imperceptible a simple vista, puede ser detectada con ayuda de herramientas tecnológicas modernas.
Así lo sugiere un reciente estudio publicado en PLOS ONE, donde un grupo interdisciplinario de investigadores utilizó inteligencia artificial (IA) y modelado estadístico para rastrear la autoría de fragmentos del Antiguo Testamento.
La investigación ofrece una mirada renovada sobre la composición del texto sagrado. Mientras que para millones de creyentes la Biblia representa una revelación divina, la ciencia contemporánea la examina como un documento histórico construido a lo largo de siglos. La IA aporta ahora criterios objetivos para distinguir las distintas voces que participaron en su redacción.
El profesor Israel Finkelstein, de la Universidad de Haifa y coautor del estudio, sostiene que “los primeros textos de la Biblia se compusieron en el Reino de Israel en la primera mitad del siglo VIII a.C.”, con un auge significativo durante el reinado del rey Josías en Judá, un siglo más tarde.
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De fragmentos de barro a escrituras bíblicas
La génesis del proyecto se remonta a 2010, cuando la matemática Shira Faigenbaum-Golovin y el arqueólogo Israel Finkelstein analizaron inscripciones en cerámica del siglo VI a.C., logrando identificar autores distintos mediante técnicas estadísticas.
El éxito de ese experimento motivó la pregunta: si estos métodos podían distinguir autores en inscripciones breves, ¿funcionarían con textos complejos como la Biblia?

Con ese objetivo, se conformó un equipo de especialistas en arqueología, lingüística, física, matemáticas e informática. Esta colaboración permitió desarrollar una metodología capaz de identificar estilos autorales mediante el análisis de palabras comunes y estructuras gramaticales, incluso en términos tan cotidianos como “no”, “rey” o “que”.
“El análisis muestra que cada grupo autoral tiene un estilo propio, incluso en el uso de palabras sencillas”, explicó el biblista Thomas Römer, del Collège de France. El equipo adaptó un algoritmo estadístico que mapea la distribución de términos, creando un diccionario con más de 1.400 palabras únicas asociadas a distintas corrientes bíblicas.
Revelaciones sobre la Biblia hebrea y nuevos horizontes
Los investigadores aplicaron su método a 50 capítulos de los nueve primeros libros de la Biblia hebrea, clasificando los textos según tres tradiciones: el Deuteronomio, la Historia Deuteronomista y los Escritos Sacerdotales. Los resultados sorprendieron incluso a los expertos: en el 84 % de los casos, las conclusiones de la IA coincidieron con las atribuciones tradicionales hechas por especialistas.

Además de validar teorías existentes, el análisis arrojó hallazgos inesperados.
- “La mayoría de los eruditos piensan que la narración de I Samuel y la de II Samuel pertenecen a la misma historia, mientras que una minoría considera que la primera es una historia originalmente independiente. Nuestro análisis ha demostrado que la opinión de la minoría es correcta”, explicaron los investigadores.
- También reveló que textos como el Libro de Ester o los pasajes sobre Abraham no encajan con ninguno de los estilos principales, lo que sugiere una autoría más tardía o ajena a las corrientes dominantes.
El método enfrentó obstáculos, sobre todo debido a las múltiples ediciones que sufrió la Biblia a lo largo de los siglos. Para superar la escasez de datos “puros”, el equipo evitó el aprendizaje automático convencional y optó por un análisis directo de frecuencias y patrones fraseológicos.

Más allá de su aplicación a los textos bíblicos, la técnica podría ser útil para autenticar documentos históricos en general. “Si se busca saber si un escrito pertenece a Abraham Lincoln, este método puede ofrecer una respuesta”, apuntó Faigenbaum-Golovin.
Con planes de extender el análisis a los libros proféticos y los Rollos del Mar Muerto, los investigadores ven en esta herramienta una vía para esclarecer interrogantes milenarios con criterios científicos. “Este método será de gran ayuda para obtener resultados más objetivos”, concluyó Römer.
*Con información de DW.