Ciencia

Científicos han determinado cuál es el idioma más rápido del planeta: no, no es el español

Un reciente estudio determinó cuál es la lengua más rápida del planeta, y no es la que muchos imaginaban.

10 de junio de 2025, 10:16 p. m.
Contrario a lo que se cree, la lengua más rápida no es la que se habla en gran parte del mundo.
Un análisis lingüístico reveló que la lengua más veloz no es la que suele considerarse como tal. | Foto: Getty Images

La percepción de que algunas personas hablan “a mil por hora” no es solo una impresión subjetiva: estudios científicos han demostrado que ciertos idiomas se pronuncian más rápido que otros. De hecho, el español ocupa una de las posiciones más altas en este ranking. Sin embargo, los resultados muestran que la rapidez no implica necesariamente mayor eficiencia comunicativa.

¿Hablar más rápido significa decir más? La ciencia dice que no necesariamente

Según una investigación liderada por el lingüista François Pellegrino de la Universidad de Lyon y publicada en Science Advances, el idioma más rápido del planeta tiene un promedio de 7,84 sílabas por segundo.

Este hallazgo fue respaldado por estudios previos y ampliado en 2019 con un análisis de 17 lenguas, que también situó al euskera, al finés y al italiano en los primeros puestos.

El trabajo en grupo es determinante.
La ciencia ha desmentido una creencia común sobre cuál es el idioma que se habla más rápido. | Foto: Getty Images

Ranking de velocidad verbal: ¿quién habla más rápido?

El estudio elaborado por Pellegrino y su equipo no solo confirmó el liderazgo del japonés y el español, sino que estableció un listado de las lenguas más rápidas del mundo en función de las sílabas pronunciadas por segundo. Este es el top 10 según sus hallazgos:

  1. Japonés
  2. Español
  3. Euskera
  4. Finés
  5. Italiano
  6. Serbio
  7. Coreano
  8. Catalán
  9. Turco
  10. Francés

Por el contrario, los idiomas que ocupan los últimos lugares del estudio, como el cantonés, el vietnamita y el tailandés, presentan velocidades mucho más bajas. Esto no significa que sean menos complejos o menos eficientes, sino todo lo contrario: introducen una dimensión clave que revoluciona la forma en que entendemos la comunicación humana.

Más sílabas, menos información: la paradoja lingüística

Uno de los descubrimientos más reveladores del estudio fue la existencia de una compensación natural entre la rapidez del habla y la densidad informativa.

Es decir, los idiomas que se pronuncian más rápido tienden a transmitir menos información por sílaba. Esto se conoce como una “correlación inversa” entre velocidad y contenido informativo.

Su capacidad para combinar con casi cualquier prenda la convierte en una elección segura para una velada informal.
Investigadores descubrieron que la velocidad verbal no siempre coincide con la percepción popular. | Foto: Getty Images
  • Por ejemplo, el japonés, aunque rápido, utiliza una estructura silábica simple y un número reducido de vocales.
  • En contraste, el inglés, con una velocidad promedio de solo 6,19 sílabas por segundo, tiene una estructura fonética mucho más compleja. “Strength”, por ejemplo, es una sola sílaba que agrupa múltiples sonidos. Esto permite que el idioma inglés transmita más información con menos sílabas.

Es como las alas de los pájaros”, explicó Christophe Coupé, uno de los coautores del estudio, en entrevista con The Economist. “Puedes tener unas grandes que necesiten pocos aleteos por segundo o tienes que batir realmente las pequeñas que tienes, pero el resultado es prácticamente el mismo en términos de volar”.

La respuesta depende de cómo midamos la velocidad

Entonces, ¿cuál es el idioma más rápido? La respuesta varía según cómo se defina “rapidez”. Si se mide en términos de sílabas por segundo, el japonés encabeza el listado. Pero si se considera la cantidad de información transmitida, es decir, los bits que el cerebro humano puede procesar en un segundo, todos los idiomas tienden a converger hacia un ritmo de unos 39 bits por segundo. Esa cifra representa el límite universal estimado de procesamiento lingüístico humano.

Esto sugiere que las lenguas han evolucionado hacia un equilibrio funcional: algunos sistemas compensan su baja velocidad silábica con una alta densidad informativa, mientras que otros, como el español o el japonés, optan por la velocidad, pero con unidades menos cargadas de contenido.

En otras palabras, todos los caminos lingüísticos conducen al mismo destino: permitir que los humanos nos comuniquemos de forma eficiente, sin importar si lo hacemos con muchas sílabas simples o con pocas pero cargadas de significado.

El idioma más rápido depende de lo que se entienda por “rápido”

La velocidad del habla no es un fenómeno uniforme. Varía según la lengua, la cultura e incluso el contexto emocional. Además, hay idiomas como el hebreo, que omite ciertas construcciones gramaticales, o el paamesa, de Vanuatu, que incluye significados relacionales complejos en una sola palabra, que desafían las métricas convencionales de velocidad.

Así, cuando alguien hable demasiado rápido o demasiado lento, quizá no sea solo una cuestión de estilo. Puede tratarse de una sofisticada forma de equilibrar ritmo y significado que responde, en última instancia, a la capacidad del cerebro humano para entendernos. Y eso, como demuestra la ciencia, es un logro compartido por todos los idiomas.

*Con información de DW.