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No importa el momento en el que se efectúe una oración, sino que lo que más debe primar es la bondad, según creyentes religiosos. | Foto: Getty Images

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¿Dios tiene favoritos? La inteligencia artificial explora esta duda espiritual

Las nuevas tecnologías ofrecen herramientas para analizar y explorar esta cuestión.

Redacción Tecnología
29 de octubre de 2024

La pregunta de si Dios tiene favoritos ha intrigado a la humanidad a lo largo de los siglos. Esta inquietud espiritual, que se encuentra en el corazón de muchas tradiciones religiosas, ha sido objeto de debates filosóficos y teológicos. Sin embargo, con el auge de la inteligencia artificial (IA), esta cuestión ha tomado un nuevo giro.

Por ello, con los avances tecnológicos ha ofrecido respuestas en estos ámbitos. SEMANA consultó a ChatGPT sobre si Dios tiene favoritos y estos fueron los resultados.

A lo largo de la historia, diversas culturas y religiones han abordado la idea de que Dios pueda tener favoritos. En la tradición judeocristiana, por ejemplo, hay relatos de personajes bíblicos como Moisés y David, quienes fueron elegidos por Dios para cumplir misiones especiales.

Esta selección ha llevado a algunos a interpretar que Dios, en su soberanía, muestra preferencia hacia ciertas personas o grupos. Por otro lado, muchas religiones orientales promueven la idea de que el universo opera bajo principios de justicia y equidad, sugiriendo que todas las almas son valoradas por igual.

La confianza en Dios es primordial en la tierra.
La confianza en Dios es primordial en la tierra. | Foto: Getty Images/iStockphoto

La ciencia también ha intentado desentrañar este misterio. La asegura que hay investigaciones sobre la psicología humana que demostraron que la percepción de favoritismo puede estar relacionada con la necesidad de los individuos de encontrar sentido y propósito en sus vidas.

La idea de que Dios tiene favoritos podría ser un reflejo de la propia experiencia humana de ser valorado o menospreciado en diferentes contextos sociales y personales. Sin embargo, estas respuestas no satisfacen a todos, y la búsqueda de respuestas continúa.

Con la llegada de la inteligencia artificial, el análisis de preguntas teológicas se ha transformado radicalmente. Modelos avanzados, como GPT-4, son capaces de analizar textos sagrados, obras filosóficas y la literatura religiosa desde diversas perspectivas. La IA puede identificar patrones, similitudes y diferencias en cómo las diferentes culturas y religiones han abordado el concepto de favoritismo divino.

Una de las aplicaciones más interesantes de la IA en este contexto es su capacidad para analizar los comentarios y las interpretaciones teológicas a lo largo de la historia. Al ingresar una serie de textos sagrados y documentos teológicos, los algoritmos pueden destacar cómo la idea de favoritismo ha sido interpretada de maneras diferentes en diferentes épocas y culturas.

Sin embargo, la utilización de la inteligencia artificial para explorar cuestiones teológicas también plantea desafíos éticos y filosóficos. Uno de los principales dilemas es la interpretación. La IA, aunque avanzada, carece de la experiencia y la comprensión humana profunda que subyace en las preguntas sobre la divinidad. Las respuestas que genera pueden ser exactas desde un punto de vista lingüístico, pero carecen del contexto emocional y espiritual que los seres humanos aportan a estas discusiones.

La oración es una manera de mostrarle fidelidad a Dios.
La oración es una manera de mostrarle fidelidad a Dios. | Foto: Getty Images

Además, existe el riesgo de que la inteligencia artificial refuerce estereotipos o creencias erróneas sobre la naturaleza de Dios y el favoritismo. Si la IA se basa en datos sesgados o limitados, podría presentar un análisis que no refleja la realidad de las experiencias de fe de las personas. Por lo tanto, es esencial que los estudios sobre la teología asistida por IA sean revisados y contextualizados por expertos en la materia.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de SEMANA.