Ciencia
El asombroso récord de velocidad humana que ningún avance ha podido romper y sigue imbatible desde 1969
Ni los avances aeroespaciales más recientes han igualado la marca lograda en 1969.

Aunque algunos dispositivos fabricados por el ser humano han alcanzado hitos, la velocidad máxima experimentada por una persona sigue detenida en el tiempo.
Mientras sondas espaciales surcan el cosmos a cientos de miles de kilómetros por hora, el récord humano continúa anclado en una misión ocurrida hace más de medio siglo.
En contraste con la velocidad de un automóvil de Fórmula 1 o incluso de un avión supersónico, las cifras alcanzadas por ciertos objetos espaciales parecen sacadas de otro mundo.
Un ejemplo reciente lo ofrece la Parker Solar Probe, una nave de la Nasa que el 24 de diciembre de 2024 logró viajar a 692.000 kilómetros por hora en su aproximación al Sol. Para dimensionarlo: este aparato podría cruzar Europa entera en apenas 30 segundos o conectar Fráncfort y Ciudad de México en 49 segundos.
Apolo 10: la marca humana que sigue vigente
Lejos de la ficción y muy cerca del coraje humano, el récord de velocidad alcanzado por una persona se mantiene sin cambios desde el 26 de mayo de 1969, cuando el módulo de mando del Apolo 10 alcanzó los 39.937,7 km/h en su retorno a la Tierra.
Fue durante esta maniobra crítica que los astronautas Thomas Stafford, Eugene Cernan y John Young entraron a la historia. A una altitud de 121,9 kilómetros sobre el planeta, el vehículo surcó la atmósfera a una velocidad sin precedentes.

El astronauta Eugene Cernan no dudó en describir la escena con una imagen impactante: “una bola de llamas blancas y violetas”. Y es que la velocidad, aunque invisible a simple vista, se hizo tangible en forma de calor, luz y peligro.
Lo paradójico es que esta proeza no ocurrió durante la célebre misión del Apolo 11, que llevó al ser humano a la Luna por primera vez, sino en una suerte de ensayo general.
Durante el Apolo 10, el módulo lunar Snoopy descendió hasta 14,4 km de la superficie lunar, mientras el módulo de mando Charlie Brown permanecía en órbita.
El contexto cósmico: ¿realmente ese es el límite?
Si bien el récord del Apolo 10 es absoluto en términos humanos, algunos argumentan que toda velocidad es relativa. La rotación de la Tierra, por ejemplo, hace que nos movamos constantemente a unos 1.600 km/h, mientras que el planeta orbita al Sol a 173.000 km/h, y el sistema solar se desplaza a más de 700.000 km/h en su órbita galáctica.
Aun así, cuando se trata de velocidades experimentadas físicamente por un cuerpo humano respecto al planeta Tierra, el récord de 1969 permanece inigualado.
Did you know? 🤔 The Parker Solar Probe moves at speeds up to 430,000 mph—fast enough to travel from New York to Tokyo in under a minute. 🚀 On Dec 24, the spacecraft will make its closest flyby of the Sun, taking its boldest plunge yet!
— ARCHIVED - Dr. Nicky Fox (@NASAScienceAA) December 15, 2024
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Incluso los artefactos más veloces han tenido que competir por ese título. Antes de la Parker Solar Probe, lo ostentaban las sondas Helios, con velocidades de hasta 252.792 km/h. Sin embargo, ninguno de estos ingenios ha transportado personas.
Para ponerlo en otra escala: el cohete Falcon 9 de SpaceX llega a 33.519 km/h y la Estación Espacial Internacional se desplaza a unos 27.359 km/h. Cifras imponentes, sí, pero aún por debajo del hito alcanzado hace más de cinco décadas.
Un récord con futuro incierto
Mientras la tecnología avanza y las ambiciones espaciales se renuevan, el récord del Apolo 10 sigue ahí: un testimonio de ingeniería, audacia y límites humanos superados. Tal vez sea necesario esperar una nueva era de misiones a Marte o a regiones más profundas del espacio para que ese número deje de ser insuperable.
Por ahora, la cifra de 39.937,7 km/h permanece como el pináculo de la velocidad humana, un legado de 1969 que ni la ciencia ni la tecnología han logrado quebrar.
*Con información de DW.