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Él es el estafador que sedujo a más de 40 víctimas por Grindr; los drogaba para robarlos
Durante meses, un hombre atrajo visitantes por Grindr, los drogaba para realizar millonarios robos.

En las calles de Bogotá se desenvolvía una sofisticada operación criminal que combinaba la seducción virtual con métodos tradicionales de robo, pues un hombre de nacionalidad venezolana logró engañar durante meses tanto a víctimas extranjeras como a las autoridades, utilizando una popular aplicación de citas como su principal herramienta de cacería.
El perfil perfecto para el engaño
Mario Antonio Modesti Cañizalez, de 37 años, había perfeccionado un método que le permitió robar aproximadamente 500 millones de pesos en apenas un mes.
El método para robar consistía en crear diferentes perfiles falsos en Grindr, donde se presentaba como un hombre gay interesado en conocer visitantes extranjeros.
“Grindr es la aplicación de citas gratuita al servicio de la comunidad LGBTQ líder en el mundo”, resalta Play Store.

Las víctimas preferidas del venezolano eran turistas que tuvieran una alta capacidad económica, especialmente estadounidenses y franceses que llegaban a Bogotá por asuntos comerciales.
Una vez que lograba captar su atención mediante conversaciones seductoras, bajo la idea de tener encuentros íntimos, los citaba en un lugar privado.
La forma en que lograba robar era a drogar hasta dejar sin conocimiento a las víctimas, quienes quedaban en estado de vulnerabilidad total, la cual, aprovechando esta situación, Modesti y su organización procedían a despojarlos de dinero, tarjetas de crédito, dispositivos y documentos de identidad.
Documentos falsos y una huida que duró años
La investigación reveló que el criminal ya había conformado en Venezuela junto a su pareja sentimental, una estructura delictiva similar que se dedicaba a drogar y robar visitantes extranjeros. Cuando las autoridades venezolanas desarticularon su primera red, logró escapar antes de ser detenido.
Su llegada a Colombia marcó el inicio de una nueva etapa criminal, en donde logró establecer sus operaciones entre Bogotá y Villavicencio, en donde además de invertir el dinero sustraído en bienes y negocios, también refinaba sus técnicas de falsificación.

Una de sus estrategias se basaba en tomarle fotos a los pasaportes legítimos de las víctimas, las cuales Modesti utilizaba para ponerlos de manera artesanal en sus propios papeles de identidad.
Aunque el método es fácil y posiblemente sencillo de descubrir, resultó efectivo durante meses, lo cual permitió a Modesti evadir controles migratorios y policiales.
Las autoridades capitalinas, con apoyo de organismos internacionales, dedicaron un mes completo a seguir su rastro, la colaboración transnacional se activó cuando las víctimas, al retornar a sus países de origen, reportaron ante sus autoridades locales la pérdida de documentos y dinero, lo que permitió coordinar esfuerzos judiciales entre naciones hasta lograr finalmente su detención.
Actualmente, Modesti Cañizalez permanece recluido en la cárcel La Modelo mientras la justicia adelanta el proceso judicial.