En distintos escenarios internacionales, Elon Musk ha señalado una visión que despierta inquietud, al plantear un futuro en el que el valor del dinero podría llegar a ser irrelevante.
Sus palabras, difundidas recientemente en la red social X y reforzadas en foros y encuentros globales, abren un debate profundo sobre cómo se organizará la sociedad en las próximas décadas.
Un futuro sin ahorro y con ingresos garantizados
El empresario sudafricano sostiene que la combinación de la inteligencia artificial y la robótica podrá avanzar a niveles increíbles, al punto de que la producción de bienes y servicios dejaría de ser un problema.
Durante el Viva Technology en París, realizado en 2019, señaló que las necesidades básicas de la población estarían cubiertas por la robótica, lo que haría innecesario acumular dinero para el futuro. Según Musk, con una renta elevada asegurada para todos, el concepto tradicional de ahorro perdería sentido.

Desde su perspectiva, el trabajo, tal como se conoce hoy, cambiaría radicalmente: muchas tareas humanas serían asumidas por máquinas —en referencia a su robot Optimus— y por algoritmos capaces de operar sin descanso.
En un tono positivo, indicó que “probablemente ninguno de nosotros tendrá trabajo”.
En un escenario optimista, afirmó que la mayoría de las personas no necesitarían un empleo para sobrevivir, ya que contarían con recursos suficientes para vivir con comodidad.

¿Por qué el dinero podría perder su importancia?
Durante el Foro de Inversión de Estados Unidos–Arabia Saudita, Elon Musk fue más allá y sugirió que, si el progreso tecnológico continúa de manera sostenida, el dinero podría dejar de ser un factor central en la vida cotidiana.
Su argumento parte de una premisa clave: cuando la abundancia reemplaza a la escasez, el valor del intercambio monetario se debilita.
“Mi hipótesis es que, si se espera lo suficiente, el dinero dejará de ser relevante”, indicó el magnate.

Musk insiste en que no se trata de una predicción inmediata, sino de una posibilidad a largo plazo. Aun así, su planteamiento invita a reflexionar sobre un cambio profundo: un mundo en el que la riqueza no se mida en billetes o cuentas bancarias, sino en el acceso garantizado a todo lo necesario para vivir.










