Tecnología
Esta es la palabra que, según Steve Jobs, revela una inteligencia emocional superior a la media
Distintos análisis han puesto sobre la mesa la duda de si su repetición constante logra realmente el efecto positivo que se espera en cada contexto.
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Steve Jobs, cofundador de Apple y uno de los líderes más influyentes del sector tecnológico, fue una figura clave en la revolución de la industria de los teléfonos móviles y de múltiples ámbitos de la tecnología. En un mundo marcado por el creciente dominio de lo digital en los procesos humanos, el empresario estadounidense habría aplicado una de las expresiones cotidianas que suelen utilizar las personas casi de forma automática.
Entre las expresiones más frecuentes aparece “lo siento”, una frase habitual que muchas personas emplean para admitir fallos, calmar un ambiente tenso o esquivar situaciones incómodas. No obstante, distintos análisis han puesto sobre la mesa la duda de si su repetición constante logra realmente el efecto positivo que se espera en cada contexto.
La discusión no cuestiona el valor de disculparse cuando es necesario, sino el hábito de hacerlo de manera automática aun cuando no existe una falta real. Según expertos en inteligencia emocional, este uso reiterado del lenguaje puede comunicar, de forma indirecta, señales sobre la autoestima, la seguridad personal y el control de una situación, más allá del significado literal de las palabras.
Una disculpa adquiere verdadero sentido cuando responde a una falta específica y es percibida como genuina por quienes participan en la conversación. Sin embargo, cuando se usa de forma repetitiva para iniciar frases o justificar acciones rutinarias, tiende a perder impacto. Estudios señalan que el exceso de disculpas suele relacionarse con la necesidad de agradar o de esquivar cualquier roce, incluso en situaciones donde el desacuerdo resulta natural.

De acuerdo con la científica del comportamiento, formada en Harvard, Shadé Zahrai, advierte que este hábito puede proyectar una imagen de inseguridad y afectar la credibilidad personal. En lugar de generar cercanía, disculparse en exceso puede transmitir dudas sobre las propias decisiones o una falta de firmeza al expresar ideas.
Ante ese uso automático del “lo siento”, algunos expertos sugieren reemplazarlo por “gracias” en contextos donde no existe un perjuicio real, pero sí cierta sensibilidad social. Por ejemplo, decir “gracias por tu paciencia” en lugar de “lo siento por llegar tarde” no elimina la responsabilidad, pero modifica el tono del intercambio.
Esta forma de comunicación reconoce al interlocutor y favorece un diálogo más equilibrado. De hecho, Steve Jobs usó este enfoque de manera consciente, entendiendo el poder del lenguaje para influir en las relaciones y en la dinámica profesional.
El empresario estadounidense solía evitar las disculpas públicas cuando consideraba que estas podían restar fuerza al mensaje o comprometer la visión estratégica de largo plazo. En situaciones complejas, optaba por redefinir el escenario y recurrir al agradecimiento como un recurso para encauzar el diálogo y mantener el foco en los objetivos principales.

Un caso ampliamente recordado se dio en 1997, cuando Apple enfrentaba una profunda crisis financiera y requirió el respaldo de Microsoft. Lejos de presentar ese acuerdo como una señal de debilidad, Jobs reformuló el relato y destacó la colaboración, al señalar que Apple no necesitaba que Microsoft fracasara para triunfar, y que era momento de agradecer a Bill Gates y a su equipo por el apoyo brindado.
“Tenemos que abandonar la idea de que para que Apple gane, Microsoft tiene que perder (...) Tenemos que agradecer a Bill y a su equipo por su ayuda”, señaló en su discurso.


