Este es el videojuego con el que los jóvenes en Venezuela protestan contra el régimen de Nicolás Maduro

En medio de la crisis poselectoral en Venezuela, las protestas contra el cuestionado triunfo de Nicolás Maduro han encontrado ahora un nuevo escenario: los videojuegos en línea. Ante la represión en las calles, que ha dejado más de 2.400 detenidos y al menos 25 muertos, según cifras de la Fiscalía venezolana, los jóvenes venezolanos han recurrido al universo digital para expresar su descontento.

Roblox, una popular plataforma en la que los usuarios, en su mayoría niños y adolescentes, pueden crear y compartir mundos virtuales, se ha convertido en un espacio para la protesta. Los jugadores, a través de esta plataforma, han recreado manifestaciones similares a las que ocurren en las calles de Venezuela, pero en un entorno virtual y seguro. Las protestas, que son convocadas a través de la red social X, reúnen a jóvenes avatares que portan banderas de Venezuela y pancartas con mensajes contra el régimen socialista de Nicolás Maduro.

Este fenómeno ha llamado la atención de expertos en el país, quienes advierten sobre la creciente participación de menores en estas dinámicas de protesta. Según Mireya Lozada, coordinadora de la Unidad de Psicología Política del Instituto de Psicología de la Universidad Central de Venezuela, los niños y adolescentes son uno de los sectores más afectados por la crisis sociopolítica en el país.

“Los menores han visto violentados sus derechos en áreas fundamentales como la salud, la educación y la seguridad. La crisis humanitaria y el éxodo masivo han impactado severamente a esta población, que en muchos casos ha perdido a sus padres y familiares”, explicó Lozada al diario del país vecino, El Nacional.

La especialista señala que esta es una de las razones por las cuales los menores se han involucrado en las protestas virtuales. “Los niños y jóvenes viven y sufren las consecuencias de la crisis, y es natural que participen en la dinámica de protestas, adaptándolas a los medios digitales que forman parte de su vida cotidiana”, puntualizó.

Además de la represión en las calles, los menores no escapan de la persecución del régimen. Según la ONG Foro Penal, de los 1.503 detenidos confirmados por la organización, 129 son adolescentes, algunos de los cuales presentan condiciones como autismo. De acuerdo con El Nacional, uno de los casos más alarmantes es el de Edixson Arévalo, un joven detenido en el estado Barinas que sufrió una parálisis facial durante su detención.

La participación de los menores en las protestas virtuales refleja no solo su descontento con la situación en el país, sino también su creatividad y adaptabilidad ante la adversidad. A pesar de que el gobierno de Maduro ha bloqueado el acceso a la red social X durante 13 días consecutivos, los jóvenes han encontrado maneras de eludir estas restricciones utilizando VPN, herramientas que se han vuelto familiares para muchos venezolanos desde que comenzaron los bloqueos a sitios web hace más de una década.

“Hoy se hará una protesta a las 8:00 p. m.” , “todos a conectarse y protestar”, “hasta en Roblox están marchando para liberar a Venezuela de Maduro”, son algunos de los mensajes que lanzan los usuarios en X.

Este movimiento de protesta en línea no solo subraya el ingenio de los jóvenes venezolanos, sino también la creciente importancia de los medios digitales como herramientas de resistencia en un país donde las libertades fundamentales están cada vez más restringidas. En un contexto donde las manifestaciones físicas son peligrosas, los videojuegos y las redes sociales se han convertido en espacios donde los menores pueden expresar su descontento y conectarse con otros que comparten sus preocupaciones.

Así las cosas, las protestas virtuales en plataformas como Roblox no son solo una muestra de disconformidad juvenil, sino una poderosa señal de cómo las nuevas generaciones están adaptando sus formas de resistencia en un entorno cada vez más digitalizado. Los niños y adolescentes venezolanos, al trasladar su lucha al universo virtual, están demostrando que, a pesar de las restricciones y la represión, su voz sigue siendo escuchada, incluso en los espacios más inesperados.