Ciencia
Estudio reveló misterio de señal de rayos X, detectada durante más de 40 años y emitida por una estrella moribunda
Los datos del estudio indican que esta enana blanca ha destruido un planeta que orbita muy cerca.

Por primera vez se ha observado un planeta destruido por una enana blanca, en el centro de la nebulosa planetaria de la Hélice, lo que de paso explica una misteriosa señal de rayos X detectada durante más de 40 años en esa región del cielo.
La Hélice es una nebulosa planetaria, una estrella en su última etapa como el Sol que ha perdido sus capas externas, dejando una pequeña estrella tenue en su centro llamada enana blanca.
La imagen compuesta contiene rayos X del observatorio Chandra (magenta), datos de luz óptica del telescopio Hubble (naranja, azul claro), datos infrarrojos del European Southern Observatory (oro, azul oscuro) y datos ultravioleta del instrumento GALEX (violeta) de la Nebulosa de la Hélice. Los datos de Chandra indican que esta enana blanca ha destruido un planeta que orbita muy cerca.
El planeta podría haber estado inicialmente a una distancia considerable de la enana blanca, pero luego migró hacia el interior al interactuar con la gravedad de los otros planetas del sistema hasta su destrucción. Con el tiempo, los restos del planeta formaron un disco alrededor de la enana blanca y cayeron sobre la superficie de la estrella, creando la misteriosa señal en rayos X que los astrónomos han detectado durante décadas.
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Desde 1980, las misiones de rayos X, como el Observatorio Einstein y el telescopio ROSAT, han detectado una lectura inusual del centro de la Nebulosa de la Hélice. Detectaron rayos X altamente energéticos provenientes de la enana blanca en el centro de la Nebulosa de la Hélice llamada WD 2226-210, ubicada a solo 650 años luz de la Tierra. Las enanas blancas como WD 2226-210 no suelen emitir rayos X intensos.
Vinculan la destrucción de un planeta con la misteriosa señal rayos X de una estrella https://t.co/CL9lDCaUw5
— Alberto Ravell (@AlbertoRavell) March 5, 2025
El nuevo estudio que utiliza los datos de Chandra y XMM-Newton puede haber resuelto finalmente la cuestión de qué está causando estos rayos X de WD 2226-210: esta señal de rayos X podría ser los restos de un planeta destruido que son atraídos hacia la enana blanca. Si se confirma, este sería el primer caso de un planeta destruido por la estrella central en una nebulosa planetaria, informó un comunicado la NASA, que opera Chandra.
Las observaciones de ROSAT, Chandra y XMM-Newton entre 1992 y 2002 muestran que la señal de rayos X de la enana blanca ha permanecido aproximadamente constante en brillo durante ese tiempo. Los datos, sin embargo, sugieren que puede haber un cambio sutil y regular en la señal de rayos X cada 2,9 horas, lo que proporciona evidencia de los restos de un planeta excepcionalmente cerca de la enana blanca.

Los científicos habían determinado previamente que un planeta del tamaño de Neptuno se encuentra en una órbita muy cercana alrededor de la enana blanca, completando una revolución en menos de tres días. Los investigadores de este último estudio concluyen que podría haber habido un planeta como Júpiter incluso más cerca de la estrella. El planeta asediado podría haber estado inicialmente a una distancia considerable de la enana blanca, pero luego migró hacia el interior al interactuar con la gravedad de otros planetas del sistema. Una vez que se acercó lo suficiente a la enana blanca, la gravedad de la estrella habría destrozado parcial o completamente el planeta.
WD 2226-210 tiene algunas similitudes en el comportamiento de rayos X con otras dos enanas blancas que no están dentro de nebulosas planetarias. Una posiblemente esté extrayendo material de un planeta compañero, pero de una manera más tranquila sin que el planeta se destruya rápidamente. La otra enana blanca probablemente esté arrastrando material de los vestigios de un planeta hacia su superficie. Estas tres enanas blancas pueden constituir una nueva clase de objeto variable o cambiante.
Un artículo que describe estos resultados aparece en The Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
*Con información de Europa Press